Los daños de los ataques cometidos el pasado 7 de octubre en el kibutz de Kfar Aza siguen intactos. En este lugar, donde fallecieron 62 personas, las casas siguen con las paredes quemadas y el desorden que dejaron los integrantes de Hamás; sin embargo, los habitantes extrañan su hogar y piden regresar poco a poco.
Martín Filguenstein es un judió argentino que sobrevivió a los ataques al esconderse junto con su esposa y dos hijos en un apartado secreto que tiene el kibutz, donde fueron rescatados 48 horas después por elementos del Ejército de Israel.
“Hay gente que quiere regresar, hay gente a la que le es importante regresar, reconstruir este lugar y rearmar la comunidad de este lugar. Hay gente que tiene miedo y malos recuerdos de ese día. Va a ser difícil rearmar una comunidad aquí, pero es la intención y lo vamos a lograr”, aseguró el sobreviviente a MILENIO durante un recorrido hecho en el kibutz.
El hombre y su familia viven en estos momentos en un departamento de la zona de Yazgad, a 50 minutos de su antigua casa, pero cada día regresa a. su antigüo hogar para trabajar las tierras que ha atendido por más de 10 años.
Así como él se encuentran más de 50 hombres que cada día ingresan kibutz para mantener la siembra de alimentos e insumos y ganarse la vida en el lugar donde estuvieron a punto de perder la vida por los ataques de Hamás.
“No es un lugar donde se pueda estar tranquilo y trabajar tranquilo sin tener miedo a que otra vez caiga un misil o regresen los terroristas, por eso no hemos empezado a trabajar en la remodelación”, declaró Martín.
Tras recorrer la zona dañada, Martín hace el recuento de las historias que cada casa atacada aguardaba antes del 7 de octubre. Al llegar a un hogar consumido por el fuego, recuerda que ahí vivía Mikai, un hombre de 72 años que perdió la vida en el ataque, mientras que su cuidador de 42 años fue secuestrado por 43 días en la Franja de Gaza.
En el camino el portavoz de la Defensa de Israel, Roni Kaplan, señaló que el Kibutz se encuentra a 1.6 kilómetros de la Franja de Gaza y recordó que antes de los ataques terroristas, la mayoría de sus habitantes tenían la ilusión de poder vivir en armonía con los vecinos palestinos.
“Gran parte de la población israelí que vivía aquí eran las personas que pensaban que podían vivir en coexistencia con las personas del otro lado. Sin embargo, este tipo de personas que pensaban así fueron las primeras en ser secuestradas por Hamás”.
Pese a la sensación de traición, Martín confía en que la mayoría de los terroristas fueron obligados a participar en los ataques, por lo que tarde o temprano, los habitantes de Israel dejarán atrás el mal recuerdo en incluso señala que las víctimas llegarán a perdonar algún día los agravios ocurridos el 7 de octubre pasado
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