La próxima visita a Cuba del presidente Andrés Manuel López Obrador ha despertado en el territorio caribeño expectativas en cuanto a que el mandatario mexicano pueda contribuir a acercar a La Habana y a Washington, especialmente en la solución del creciente flujo de migrantes ilegales de la isla hacia la frontera sur de Estados Unidos.
Al anunciar su viaje a El Salvador, Honduras, Guatemala, Belice y Cuba, López Obrador precisó que el tema migratorio es el asunto básico de su agenda y poco después el secretario de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Alejandro Mayorkas, confirmó que se trasladaría a México para abordar el mismo asunto.
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Ambos anuncios casi coincidieron con el plantón de más de un centenar de cubanos ante la embajada de Panamá en La Habana. A gritos de “¡Queremos viajar!”, los allí reunidos condenaron la decisión del gobierno del país istmeño de cambiar sus reglas migratorias. La situación se volvió tan explosiva que la policía acordonó el lugar
Washington lleva unos tres años sin entregar las más 20 mil visas anuales pactadas con La Habana, factor que unido a la aguda crisis económica que vive el país caribeño ha disparado la migración ilegal. México es la principal vía de acceso a Estados Unidos y los indocumentados cubanos tienen como aliciente adicional una ley estadunidense que les garantiza asentarse automáticamente en la Unión Americana.
“La realidad es que el gobierno de Estados Unidos ha incumplido con los acuerdos migratorios firmados con Cuba y en su lugar ha adoptado un grupo de medidas que obstaculizan los viajes entre ambos países. Esta situación y el reforzamiento del bloqueo, constituye un incentivo a la migración irregular, que no solo afecta a Cuba y a EU, sino también a terceros países”, considera Ernesto Soberón Guzmán, director de asuntos consulares de la cancillería isleña.
De Cancún al llamado “sueño americano”
Roberto Gutiérrez viaja asiduamente a Cancún para importar y comercializar después a título personal algunos de los muchísimos alimentos que faltan en Cuba y en su último viaje quedó asombrado por lo visto, según cuenta a MILENIO.
“Para allá el avión viajó repleto, no cabía un alfiler, y para acá regresamos unas 30 personas, el resto siguió camino a la frontera con los yumas”, asegura, y a la pregunta de que quizá los que se quedaron lo hicieron por turismo, responde: “¡Qué va!, si yo, cuando desembarcamos, hasta tuve que auxiliar a un muchacho que no llegaría a los 18 años que me dijo, de aquí sigo para la frontera, que del otro lado me esperan mis padres”.
Estos cubanos entran en México con visa y por Cancún porque el pasaje de avión les sale más barato, pero otros escogen a Nicaragua, país al que tienen libre acceso desde 2021 y siguen camino hacia el mismo objetivo.
De ahí el plantón frente a la embajada panameña el miércoles pasado por la decisión del gobierno de ese país de solicitarle visas de tránsito a los cubanos para continuar a Nicaragua. Similar posición adoptaron antes Colombia y Costa Rica,
AMLO y Mayorkas, dos negociadores experimentados
El único canal de comunicación sostenido entre La Habana y Washington se circunscribe al tema migratorio, por ello entre diplomáticos y politólogos hay coincidencia en que la visita de López Obrador a Cuba y el viaje a México del secretario Mayorkas “podrían despejar el camino en un asunto que interesa a los tres gobiernos”.
Washington hizo esta semana un pequeño movimiento hacia la normalidad al anunciar el paulatino reinicio de sus funciones consulares en La Habana, nulas desde 2017, a lo que el canciller cubano, Bruno Rodríguez, respondió que: "la reanudación en una fecha sin precisar de servicios migratorios limitados en la Embajada de Estados Unidos en Cuba será, cuando suceda, un paso en la dirección correcta”.
López Obrador sostuvo su solidaridad con el gobierno cubano cuando Washington intentó forzar en julio pasado un pronunciamiento contra La Habana tras las manifestaciones antigubernamentales en la isla por esa fecha.
Entonces, el presidente mexicano llamó a su homólogo Joe Biden a que “tome una decisión sobre el bloqueo” a Cuba y puntualizó que “es un llamado respetuoso, desde ningún punto de vista injerencista, pero hay que separar lo político de lo humanitario”.
En tanto, Mayorkas, quien salió de la isla con sus padres hace más de 60 años “para huir del comunismo”, según ha dicho, fue uno de los gestores en secreto del llamado deshielo a partir de 2014 entre Washington y La Habana. Ese acercamiento lo anuló el presidente Donald Trump y no ha sido reactivado por la administración Biden, en cuyo seno hay sectores a favor de retomar el diálogo con los cubanos.
OMZI