La declaración de este jueves del presidente ucraniano Volodimir Zelensky, de que su ejército necesita más tiempo para lanzar la gran ofensiva militar contra las tropas rusas sobre la que tanto se ha debatido en las semanas recientes, sólo confirmó el secreto a voces de que esa campaña ha sido ya planeada y está próxima, no si efectivamente aún demorará. En Moscú, sospechan que puede ser un intento de sorprenderlos.
Rusia se ha estancado en los territorios que ya ocupa. Después de que las contraofensivas ucranianas del segundo semestre de 2022 le arrebataron alrededor de la mitad de los territorios que había conquistado al inicio del conflicto, los generales del presidente Vladimir Putin han sido incapaces de entregarle alguna victoria a la que se le pueda atribuir valor simbólico para marcar un nuevo punto de inflexión, que fortalezca la moral y dé pie a futuras conquistas.
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En lugar de eso, la muy anticipada toma de la población de Bajmut, en la región oriental del Donbás, no se ha consumado y es motivo de virulentas disputas entre Yevgeny Prigozhin, el dueño del grupo de mercenarios Wagner, que lleva el peso de las operaciones en esa zona y ha pagado un alto costo en vidas humanas, y los jefes militares rusos a los que acusa de negarle municiones y otros avituallamientos que precisan sus hombres.
Por su lado, los países de la OTAN están acelerando los envíos de armamento para el ejército de Ucrania, lo que incluye el entrenamiento de sus soldados para operar sistemas de tecnología avanzada. Algunos de estos elementos deberían ser de gran utilidad en la ofensiva, particularmente batallones de tanques Leopard alemanes, y otros para tareas de defensa, como baterías antimisiles.
Ahorrando granadas
Rusia, que cuando inició la invasión el 24 de febrero de 2022 ya controlaba la península de Crimea y una parte de las provincias de Luhansk y Donetsk, en el Donbás, perdió entre agosto y enero cerca de la mitad de los nuevos territorios que había logrado capturar. Este año, las líneas del frente han permanecido relativamente estables y las acciones se han concentrado en la ciudad de Bajmut. Tanto Prigozhin como los militares rusos han anunciado varias veces la inminencia de su conquista total, que en su estrategia debería ser la primera de una cadena de victorias hasta la derrota del enemigo.
El portavoz del Kremlin, Dimitri Peskov, volvió a insistir en ese objetivo, este jueves en una entrevista con el canal ATV de la televisión serbo-bosnia: finalmente “la capturaremos y la retendremos”, aseguró.
Sin embargo, unidades ucranianas han logrado resistir e incluso, el 9 y 10 de mayo, lanzaron contraataques que, según informaron, lograron destruir dos compañías de la 72ª Brigada Motorizada del ejército ruso.
Esas fechas eran importantes porque Prigozhin había amenazado con retirar de Bajmut (que ellos llaman Artemovsk) a su grupo Wagner, en protesta porque el ejército ruso no había cumplido con proveer de municiones suficientes. Aunque no dio la orden de marcharse, Prigozhin elevó este jueves el tono de sus denuncias en su canal de la red de mensajería Telegram, asegurando que una brigada rusa había “huido” de Bajmut, por lo que “he perdido a 500 hombres” y muchos más quedaron expuestos a ser rodeados por los ucranianos: “La situación de los flancos del lado oeste se está desarrollando como en los peores escenarios previstos”, sostuvo en una grabación de audio, “esos territorios que fueron liberados con la sangre y las vidas de nuestros camaradas han sido abandonados casi sin luchar por aquellos que se supone que deben proteger nuestros flancos”.
“Las granadas están guardadas en almacenes. ¿Por qué están ahí?”, continuó. “Hay gente que combate y hay gente que alguna vez en su vida aprendió que hay que ahorrar, así que ahorran, ahorran y ahorran… nadie sabe para qué. En lugar de emplear una granada para matar al enemigo, matan a nuestros soldados”.
Esperar, la estrategia de Ucrania
Aunque la decisión del gobierno ucraniano de defender Bajmut ha sido criticada por analistas occidentales, con el argumento de que las grandes cantidades de tropas involucradas podrían ser más útiles en otros puntos de combate, un probable éxito en retener esa población no solo le negaría a Moscú la victoria moral que necesita, sino que también podría servir como base de lanzamiento de la tan discutida ofensiva, si el objetivo fuera penetrar en las provincias de Donetsk y Luhansk que Rusia controla desde 2014.
Otra versión que maneja la prensa de la región es que el ataque principal podría iniciar no en el Este sino en el Sur, en los alrededores de la recuperada ciudad de Kherson y dirigirse a Crimea, igualmente en manos rusas desde ese año; o de la zona de Zaporizhzhia para avanzar a Melitopol y el Mar de Azov, partiendo por la mitad el territorio controlado por Rusia.
La operación será ejecutada por un ejército de Ucrania que se parecerá poco al de antes de la guerra, cuyo armamento era heredado de la Unión Soviética. El flujo de ayuda occidental, que sólo en el caso de Estados Unidos alcanza ya los 8 mil millones de dólares, lo ha transformado al grado de que actualmente un 40 por ciento del equipo ya tiene el estándar de la OTAN.
En distintas declaraciones a medios, el presidente Zelensky confirmó el secreto a voces de que una ofensiva está en preparación, pero no es inmediata porque “perderíamos mucha gente, creo que eso es inaceptable. Así que tenemos que esperar”. Los analistas han señalado que si el avance ucraniano es modesto, los aliados occidentales de Ucrania presionarían para aceptar un acuerdo de paz desfavorable con Moscú, algo que el mandatario volvió a rechazar: “No pueden presionar a Ucrania para que ceda territorio. ¿Por qué debería algún gobierno del mundo darle a Putin su territorio?”.
DMZ