A 100 días de que inició la presidencia de Andrés Manuel López Obrador hay claroscuros para la economía mexicana.
Las expectativas de crecimiento van a la baja, la actividad económica muestra desaceleración, la inversión privada profundiza su decadencia y algunas agencias calificadoras han cambiado a negativa la perspectiva de la calificación crediticia del país y de varias empresas, públicas y privadas.
Por el contrario, algunas variables positivas son la inflación, la confianza del consumidor, el paquete económico de 2019, así como el tipo de cambio que ha recuperado parte de lo perdido en 2018 y el mercado accionario, aunque no muestra grandes avances, está prácticamente en el mismo nivel de cierre de año, en un entorno marcado por una alta incertidumbre sobre las políticas públicas, que representan el principal riesgo para el país.
Analistas del mercado coincidieron en que acciones como la cancelación del Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM) provocaron desconfianza en el gobierno y pese a políticas para combatir la corrupción, hay una alta probabilidad de que se presente una salida de capitales.
De acuerdo con las cifras publicadas por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), en diciembre de 2018, primer mes de la administración del Presidente, el Indicador Global de la Actividad Económica (IGAE), que es una especie de producto interno bruto mensual, registró una caída de 0.4 por ciento, con respecto a noviembre, la caída mensual más alta en ocho meses.
El Banco de México (Banxico) señaló en su último informe trimestral de inflación que en el cuarto trimestre del año pasado la economía mexicana mostró una importante desaceleración y se espera que se prolongue en los primeros meses de 2019, derivado de una moderación de la demanda interna, ya que el consumo privado mostró un desempeño más débil en bienes de origen nacional.
Además, agregó, en un entorno de incertidumbre, se acentuó la trayectoria negativa que la inversión fija bruta ha venido presentando desde inicios de 2018, resultado del desempeño desfavorable tanto del gasto en construcción, como de la inversión en maquinaria y equipo.
En este contexto, el Banxico redujo sus expectativas de crecimiento para la economía nacional en 2019, a un rango entre 1.1 y 2.1 por ciento, desde la estimación previa de entre 1.7 y 2.7 por ciento y muy lejos de la primera proyección hecha en el tercer trimestre de 2017, de entre 2.2 y 3.2 por ciento.
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En enero pasado, el Fondo Monetario Internacional revisó a la baja sus proyecciones para el crecimiento de México en 2019, de 2.3 a 2.1 por ciento, debido a una menor inversión privada, mientras que el Banco Mundial ajustó su pronóstico, de 2.5 a 2 por ciento, derivado de la incertidumbre que impera en el país en torno a las políticas; y este mes la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) disminuyó sus proyecciones, de 2.5 a 2 por ciento.
Calificadoras cambian perspectiva de México y empresas públicas y privadas
Tras el resultado de la consulta pública a la que convocó el Presidente antes de asumir el cargo y con base en la que se decidió cancelar el NAIM, la agencia HR Ratings ratificó la calificación de la deuda soberana de México pero modificó la perspectiva de estable a negativa, pues dijo que tal acción se deterioró inmediatamente la percepción de inversión y riesgo del país.
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Asimismo, Fitch Ratings ratificó la calificación de largo plazo de México, pero cambió de estable a negativa su perspectiva, al considerar el deterioro en el balance de riesgos que enfrenta el perfil crediticio del país, asociado con el alcance de la incertidumbre política bajo la administración entrante. Sobre el NAIM, dijo que su cancelación envió una señal negativa a los inversionistas.
Posteriormente, el gobierno federal anunció un plan de apoyo a Petróleos Mexicanos (Pemex) que no convenció a inversionistas, ni al mercado, por el contrario, generó desconfianza por el impacto que tendrá en las cuentas fiscales del sector público. En respuesta, Standard and Poor’s (S&P) Global Ratings cambió a negativa la perspectiva de la nota crediticia de México.
Fitch redujo la calificación de Pemex, HR Ratings la mantuvo, Moody´s Investors Service alertó del impacto que tendrá el apoyo a Pemex en la calidad crediticia del gobierno mexicano y S&P cambió a negativa la perspectiva de empresas como América Móvil, Coca-Cola Femsa, el Puerto de Liverpool y siete aseguradoras, así como acciones de calificación a 77 instituciones financieras.
“En los primeros 100 días de administración hemos visto que la incertidumbre se ha incrementado, pero por el lado favorable sí se han llevado a cabo medidas para disminuir la corrupción; en conjunto, pareciera que está pesando más la desconfianza sobre México y la incertidumbre, pues se habla de la posibilidad de que sea recortada la calificación crediticia, lo que ocasionaría salida de capitales”, dijo a MILENIO la directora de análisis económico-financiero de Banco Base, Gabriela Siller.
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Inflación, confianza del consumidor y tipo de cambio por buen camino
Del lado positivo, la inflación ha regresado al intervalo establecido por el Banxico (3 por ciento, más/menos 1 por ciento), al ubicarse en febrero en 3.94 por ciento y las previsiones del banco central apuntan a que alcance la meta de 3 por ciento en el primer semestre de 2020.
Por su parte, la confianza del consumidor presentó en febrero el nivel más alto desde abril de 2001, que es la primera cifra que se tiene registrada. Al interior, se puede observar que el subíndice que mide las expectativas del país es el que presenta mayores incrementos.
En tanto, el tipo de cambio aún muestra una apreciación, tras las pérdidas registradas en 2018, al ubicarse en niveles de 19.60 pesos por dólar, luego de que en noviembre pasado alcanzó un máximo de 20.63 pesos.
El principal indicador de la Bolsa Mexicana de Valores, el S&P/BMV IPC, está alrededor de los 41 mil 600 puntos, prácticamente el mismo nivel del cierre de 2018, por lo que en el año no acumula pérdidas.
Presupuesto 2019 realista pero difícil de cumplir
El director de análisis y estrategia bursátil de Monex Casa de Bolsa, Carlos González, dijo a MILENIO que si bien el tema del aeropuerto definitivamente afectó la confianza de los inversionistas y no se ha podido mejorar, algo que fue muy afortunado fue el presupuesto de 2019 que consideró variables realistas; sin embargo, considera que sigue habiendo una serie de dudas, como la poca probabilidad de que se logre el superávit primario del 1 por ciento del producto interno bruto (PIB).
“Primero por la expectativa de crecimiento que pinta que será en el rango bajo o, incluso, por debajo de los estimados de Hacienda y la otra es que no se ven muy claros factores que pudieran apoyar la inversión, porque en el sector público los pocos recursos que se pueden destinar a inversiones se dedican más a programas que son de tipo asistencialista y no se ven proyectos productivos que puedan atraer mayor inversión; y en el lado privado sigue habiendo muchas dudas”, señaló.
lvm