Ante la entrada de mayor acero de China y el conflicto que esto puede generar bajo el Tratado de Libre Comercio entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), los productores nacionales están “sacando las uñas” para evitar que esto afecte sus exportaciones con certificaciones y transparencia del origen del material que se exporta, reveló Pablo Treviño Sepúlveda, director de operaciones de Trebotti.
El directivo de la empresa que pertenece al Grupo Ittob, conglomerado que participa tanto en sectores como construcción industrial y producción de acero estructural con la marca Temsa, destacó que las firmas nacionales se defienden ante la amenaza de Washington de poner aranceles por presunta triangulación.
“Sí hay una entrada de acero chino en México fuerte. Pero también hay muchas cosas que la controlan y detienen, los mismos productores ya están sacando las uñas”, dijo. Aunque reconoce que “también directamente en Estados Unidos están dejando entrar mucho a los chinos”.
De acuerdo con Treviño, la industria mexicana del acero tiene cómo demostrar que el acero que mandan al país vecino es legal. “En teoría sí, porque nosotros al hacer un producto certificado, tenemos que demostrar dónde lo compramos, el número de colada y todo eso. Hay ciertos procesos y lineamientos donde tenemos que ir dejando claro esa trazabilidad y no se puede perder”.
Pero deja claro que es posible que haya jugadores que se prestan a malas prácticas.
Aprendizaje por las malas
En la visión de Treviño Sepúlveda, volverse expertos en procesos de trazabilidad de sus materias primas fue complicado.
“Hace años con Trump nos cayó una demanda y a otros cinco o seis fabricantes por un tema de dumping. Nos pusieron un arancel a toda la industria para seguir exportando”, contó.
Tras meses de litigio en los circuitos de controversia del Tratado lograron librar la acusación. “Se atendió la demanda, la ganamos y se nos regresaron todas las retenciones que nos había hecho Estados Unidos”, destacó.
Hoy Temsa, fundada en 2013, es la segunda mayor compañía de Grupo Ittob, con sede en Torreón, Coahuila, dedicado a la prestación de servicios y materiales para la construcción, con la constructora Trebotti como la empresa emblema del conglomerado industrial que también renta grúas, maquinaria pesada, transportes y equipos de construcción.
La acerera, dedicada a vender y exportar acero a través de perfiles metálicos, produce al año alrededor de 30 mil toneladas y alrededor de 550 colaboradores, entre empleados de confianza (unas 60) y de 480 a 490 operativos que están en las líneas de producción, “tenemos dos fábricas y hacemos todo tipo de estructuras”.
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Superpeso afectó competitividad
Transparentar el origen del acero quizá no sea el mayor dolor de cabeza de Pablo Treviño, sino mantener a flote la exportación acerera debido a la fortaleza del peso frente a otras monedas, encareciendo sus productos.
“Se está encareciendo el país pero por segundo. Nosotros veníamos de años sin parar exportando 50 por ciento de la producción de nuestra fábrica de estructuras metálicas a Estados Unidos y ahorita, si estamos exportando 10 por ciento doy de brincos”.
Según sus cálculos “se nos ha caído toda la exportación, perdimos en un año de 21 a 22 por ciento de competitividad”.
Las empresas en Estados Unidos y Canadá comparan las tarifas del acero mexicano contra las de otras partes del mundo y “ya no hay manera que nos compren los americanos en nuestro sector”.
Nearshoring y consumo, motor de la construcción
Lo que en acero son preocupaciones, se convierte en buenas noticias para la construcción. Actualmente Grupo Trebotti está ahora mismo involucrado en 18 proyectos de edificación industrial para clientes triple A.
“Todos nuestros clientes son Triple A o están en la bolsa de México o están en la bolsa de Estados Unidos o en la de Japón o en la de Alemania o en la de Francia y ya traen unos estándares ambientales y energéticos muy definidos”, refirió.
Están construyendo una planta automotriz de 185 mil metros cuadrados en Coahuila, también una fábrica de ultra alta tecnología con una producción muy robotizada para hacer tarjetas electrónicas y semiconductores en Jalisco, y una factoría de alimentos en Guanajuato. Todas ellas con distintos avances de construcción
Trebotti fue fundada en 1980 por Fernando Treviño Botti, padre de Pablo, en lo que empezó como una fábrica de estructuras metálicas para hacer tejabanes para las vacas de la industria lechera y también de casetas para criar pollos en la industria avícola de la región, “le fueron pidiendo más, más y más cosas a mi papá y se fue convirtiendo en una constructora”.
“Actualmente traemos obras en Jalisco, Querétaro, Guanajuato, en Nuevo León, Chihuahua, Sonora, normalmente manejamos entre 15 y 25 proyectos simultáneamente”, explica Treviño. La compañía tiene 60 empleados de base en oficinas y se expande a 400 o 420 según las necesidades.
Para Pablo Treviño Torreón podría ser un enclave automotriz que se sume a lo que ya se desarrolla en Nuevo Léon y en Saltillo. “Traemos también varios proyectos automotrices de Tier 1, Tier 2”.
Pues al estar en medio podría ser un buen punto de referencia para ambos polos y en una de estas incluso traer una armadora a la ciudad.
“Hay muchos factores a favor, desde el tema de la calidad de vida. A las empresas les importa mucho que haya agua, que haya parques, que haya una seguridad y que la gente pueda salir libremente, eso les importa”, refirió.
Para él la construcción que hoy en día se hace en el país es motivada por dos factores: el nearshoring y el consumo.
“Hay una mezcla de de crecimiento también en el país mucha gente habla del nearshoring, pero también el consumo dentro del país está creciendo abismal. Pero definitivamente (el motor) es el Tratado de Libre Comercio que tenemos con Estados Unidos”
Desde su perspectiva hay dos factores que mèxico debe arreglar para aprovechar el nearshoring. “Un reto grandísimo en cuanto a la disponibilidad eléctrica y la disponibilidad de agua”.
“El nearshoring se pudiera aprovechar más, yo creo que el tema más complicado hoy en día en México para la industria es el estado de derecho y el suministro eléctrico”, destacó.
Sobre la posibilidad de que vuelva Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos se encoge de hombros y dice ”al final de cuentas, en 2026 pase lo que pase, gane o no gane Trump, se va a renegociar el T-MEC, y yo creo que así como se negoció hace cuatro años se logrará un acuerdo de nuevo”.