La intensificación del conflicto económico entre Estados Unidos (EU) y China, ¿en qué situación deja al resto del mundo, en especial a los aliados históricos de los estadounidenses?
En circunstancias normales, estos últimos estarían de su lado. La Unión Europea (UE), después de todo, comparte muchas de las preocupaciones sobre el comportamiento de los chinos. Sin embargo, las circunstancias actuales no son normales.
Bajo el mandato de Donald Trump, EU se convirtió en una superpotencia solitaria y hostil hacia las normas fundamentales de un sistema de comercio basado en acuerdos multilaterales y reglas vinculantes.
De hecho, incluso los aliados de EU han sido el blanco de una ola de hostigamiento bilateral. Entonces, ¿qué deben hacer los aliados de EU mientras ese país pelea con China? No se trata solo de Trump.
Su interés por los balances comerciales bilaterales puede ser relativamente controlable. Lo peor es que un gran porcentaje de estadounidenses es cada vez más hostil no solo hacia el comportamiento de China, sino hacia el hecho de que esté en ascenso.
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Cambio en el pensamiento conservador
En 2005, Robert Zoellick, entonces subsecretario de Estado en EU, argumentó que China debería “convertirse en una parte interesada responsable” del sistema internacional.
Recientemente, Mike Pompeo, secretario de Estado actual, expresó una perspectiva diferente sobre este asunto.
El especialista en asuntos exteriores, Walter Russell Mead, señala que la idea de Pompeo es la siguiente: “Mientras que los internacionalistas liberales creen que el objetivo de la participación estadounidense global debería ser promover la creación de un orden mundial, en el que las instituciones internacionales sustituyan cada vez más a los Estados nacionales como principales actores de la política global, los conservadores internacionales opinan que EU debería prestar más atención a sus propios intereses”.
En resumen, EU ya no ve motivos por los que deba ser una parte responsable del sistema internacional, sino que su idea es aplicar la política del poder del siglo XIX, según la cual los fuertes dominan a los débiles.
Esto también influye en el comercio. Es una idea errónea que el sistema comercial se base en la idea de que las instituciones internacionales deban suplantar a los Estados nacionales.
El sistema se basa en que los Estados deben firmar acuerdos multilaterales entre sí y en que la confianza, en esos acuerdos, debe reforzarse mediante un sistema vinculante de resolución de disputas. Esto da una estabilidad a las condiciones del comercio que es esencial para las empresas internacionales.
El Dato.25%
es el arancel que paga China para exportar sus productos a EU
El peligro en puerta
El recrudecimiento de la guerra sobre los aranceles y la decisión de limitar el acceso de Huawei a la tecnología estadounidense parecen tener como objetivo mantener a China en un estado de inferioridad permanente. Esa es sin duda la forma como lo consideran los chinos.
La guerra comercial también convierte a EU en un país muy proteccionista: sus aranceles ponderados posiblemente pronto serán más altos que los de India.
Según un artículo del Instituto Peterson de Economía Internacional, “Trump está amenazando con imponer aranceles a China que no están lejos del nivel promedio de los que impuso EU con la Ley de Aranceles Smoot-Hawley de 1930”. Los impuestos podrían seguir siendo tan altos porque las exigencias de EU en las negociaciones son demasiado humillantes para que China las acepte.
Como consecuencia, las empresas recurrirán a otros proveedores, a los que también se les podrían imponer aranceles después. El bilateralismo es una enfermedad contagiosa.
Contrario a lo que reclama Trump, los costos también los asumen los ciudadanos estadounidenses, especialmente los consumidores y los exportadores de productos agrícolas. Irónicamente, muchos de los condados más afectados están bajo el control de los republicanos.
Algunos podrían pensar que debido a los elevados costos, el conflicto no podrá durar mucho tiempo, especialmente si las bolsas se ven muy afectadas. Pero un resultado más posible es que como Trump y Xi Jinping son líderes fuertes, que no están dispuestos a ceder, el conflicto se mantenga o, más probablemente, empeore a medida que sus relaciones se envenenen cada vez más.
El Dato.325,000 mdd
es el valor de los productos adicionales de origen chino que actualmente no tienen impuestos, pronto tendrán aranceles de 25%.
Por un comercio multilateral
¿Y los aliados de EU? No deberían apoyar los intentos estadounidenses de frustrar el ascenso de China: eso sería inadmisible. Deberían decir si están de acuerdo con los objetivos de EU en materia de comercio y tecnología y, si es posible, tener una opinión común sobre estos asuntos, notablemente entre la UE y Japón.
Deberían defender los principios de un sistema comercial multilateral bajo los auspicios de la Organización Mundial de Comercio (OMC). Si EU tiene éxito en no celebrar el sistema de disputas, los otros miembros podrían acordar un mecanismo informal en su lugar. Y lo que es más importante, debería ser posible mantener el comercio liberal a expensas de EU y China.
Anne Krueger, la exsubdirectora general del Fondo Monetario Internacional, señala que, por su decisión de rechazar el Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP, por sus siglas en inglés), EU sufre una discriminación legal de la OMC contra sus exportaciones a los miembros del Acuerdo Integral y Progresivo de la Asociación Transpacífico, que reemplazó al TPP.
Por su parte, la UE tiene acuerdos de libre comercio con Canadá y Japón. Esto es bueno, pero pueden ir más lejos.
Los países que son conscientes de los beneficios de un orden comercial fuerte deberían generar un “acuerdo de libre comercio global” del que pudiera formar parte cualquier país que acepte los compromisos.
Incluso uno podría imaginar que en el futuro, los países pertenecientes a este acuerdo de libre comercio global podrían defender a sus miembros contra los ataques comerciales ilegales de los países no miembros, mediante represalias coordinadas.
La hostilidad entre EU y China amenaza la paz y la prosperidad. Los demás países no pueden detener este conflicto, pero no están indefensos. Si ambas potencias salen del sistema multilateral, otros países pueden intervenir. En conjunto ellos son también grandes participantes. Deberían atreverse a actuar como tales.