Las subsidiarias en Brasil de las operadoras América Móvil, Telefónica y Telecom Italia (TIM) adquirieron este lunes la red móvil de la brasileña Oi, la mayor operadora de telefonía fija del país sudamericano que puso en venta varios de sus activos como parte de su proceso de recuperación judicial.
El consorcio integrado por las tres empresas, mayores operadoras de telefonía móvil en Brasil y que operan las marcas Vivo, Claro y TIM respectivamente, pagará 16 mil 563 millones de reales (unos 3 mil 247.6 millones de dólares) por los activos móviles y las licencias de Oi tras vencer una subasta virtual organizada por el Administrador Judicial de la compañía, que se acogió a la ley de quiebras en 2016.
El consorcio vencedor, que en su condición de "primer licitador" podía presentar una contraoferta a cualquier propuesta, fue el único que pujó en la subasta relámpago de este lunes, concluida en menos de 30 minutos, y, sin ningún competidor, pagará el valor que había ofrecido inicialmente.
Pese a que la compañía Highline Brasil, controlada por el fondo estadounidense Digital Colony, llegó a manifestar interés en quedarse con las operaciones móviles de Oi y hasta presentó una oferta de 15 mil millones de reales (unos 2 mil 941.2 millones de dólares), finalmente desistió de la subasta.
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Sin ningún otro interesado, el juez séptimo empresarial del Tribunal de Justicia de Río de Janeiro, Fernando Viana, responsable por el proceso de recuperación judicial de Oi, aprobó la venta de la red móvil de la compañía a sus competidores, que pretende repartirse los clientes.
La venta ya recibió el respaldo de los acreedores de Oi y del Ministerio Público de Brasil, pero ahora depende de la aprobación de los reguladores, entre los cuales el Consejo Administrativo de Defensa Económica (CADE, órgano antimonopolio), que puede vetar la operación en caso de que considere que atenta contra la libre competición en Brasil.
Esto, debido a que las operadoras que adquirieron la cuarta red móvil de Brasil y que pretenden distribuirse los 36.5 millones de clientes de Oi (16 por ciento del mercado) ya son las tres mayores del país, con una participación en el mercado conjunta de 82 por ciento y que varía del 33 por ciento para Vivo, 26 por ciento para Claro y 23 por ciento para TIM.
Con la repartición de los activos y licencias que adquirieron, la participación de Vivo en el mercado puede subir hasta 37 por ciento, la de TIM a 32 por ciento y la de Claro a 29 por ciento.
TIM recibirá la mayor parte de los clientes de Oi
Debido a que, según analistas, los tres llegaron a un acuerdo para que TIM se quede con la mayor parte de la red de Oi en un intento de impedir que, con un fortalecimiento más expresivo de Vivo o de Claro, el órgano antimonopolio vete la venta.
La venta también depende de la aprobación de la Agencia Nacional de Telecomunicaciones (Anatel).
Oi, cuyos acreedores aprobaron la venta de gran parte de sus activos, pretende quedarse exclusivamente con las operaciones de telefonía fija y con las de fibra óptica para banda ancha residencial, en la que ya cuenta con dos millones de clientes.
Además de la subasta por los activos de la red móvil, la empresa vendió el pasado 26 de noviembre por mil 67 millones de reales (211.7 millones de dólares) sus 637 torres de telefonía móvil, adquiridas por Highline Brasil, y cinco centros de datos, rematados por Piemonte Holdings por 325 millones de reales (64.5 millones de dólares).
La compañía tuvo que acogerse a la ley de quiebras en 2016 para negociar con los acreedores sus deudas, que ascendían en la época a 64 mil millones de reales (unos 12 mil 549 millones de dólares), la mayor parte de la cual ya había sido renegociada antes de la subasta.
Según su balance del tercer trimestre, la deuda de Oi ya había caído a 21 mil 200 millones de reales (unos 4 mil 156.9 millones de dólares), con lo que las subastas de sus activos móviles y de sus torres prácticamente le garantizaron la supervivencia y la posibilidad de que pida el fin del proceso de recuperación judicial.
En medio de la quiebra, la Oi no participó en las última subastas de licencias para operar frecuencias de telefonía móvil en Brasil por lo que quedó desfasada tecnológicamente frente a sus competidores.
Tal desventaja tendería a aumentar significativamente sin su participación en la subasta del próximo año en la que el Gobierno brasileño ofrecerá licencias para operar telefonía móvil en 5G.
Brasil pretende realizar en el primer semestre de 2021 una de las mayores subastas de frecuencias de quinta generación (5G) ya realizadas en el mundo.
La subasta otorgará derechos sobre cuatro diferentes bandas de radiofrecuencia (700 MHz, 2.3 GHz, 3.5 GHZ y 26 GHz), lo que, considerando que se trata de un país con dimensiones continentales y un mercado de 212 millones de habitantes, convierte el concurso en uno de los mayores del mundo en el sector.
AMP