Antes de la crisis derivada de la pandemia del coronavirus SARS-CoV-2, que causa la enfermedad covid-19, pertenecer a una cadena global de valor era visto como un plus, ahora se ve como una debilidad y eso llevará a que los participantes de éstas tengan que repensar y transformar su participación, pero esto también requiere soluciones del lado de políticas públicas, advirtió el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
En un documento explicó que la paralización de la economía china causada por la pandemia ha afectado directamente a las cadenas de valor globales y regionales, y China es un jugador crucial en la economía global, no solo por su estatus como productor y exportador de productos de consumo, sino como el principal proveedor de insumos intermedios para la industria.
En consecuencia, abundó, las reacciones de las empresas no se han hecho esperar, pues muchas de ellas comenzaron a dar batalla en el corto plazo a la falta de suministros, modificando órdenes de compra a proveedores de segunda o tercera línea o moviendo algunas prioridades del negocio principal —core business— a sus fábricas.
También fueron ajustándose para fabricar productos totalmente diferentes (como el caso de Tesla y la fabricación de respiradores) e implementaron nuevas estrategias ante la escasez de mano de obra, como recurrir a la automatización de procesos.
Ante esta situación, el BID considera que existen dos campos de posible intervención desde las políticas públicas. Una primera área clave es la reconfiguración de la cadena y el desarrollo de nuevos proveedores.
Aquí se incluyen, entre otras medidas, la atracción de inversiones para que proveedores se instalen en el país o región, la mejora de la circulación de la información intracadenas y el desarrollo de protocolos comunes para actuar durante la vigencia de la pandemia y sus efectos principales.
Asimismo, abundó el banco, el apoyo a través de incentivos para que nuevos proveedores se embarquen en el proceso de actualización tecnológica, así como asegurar que existan y funcionen “insumos públicos” (como laboratorios, centros tecnológicos e institutos de formación de capital humano avanzado) con miras a la actualización tecnológica.
Por otra parte, el nuevo escenario se ve propicio para aceleración de los procesos de transformación digital, tales como la automatización, el uso de robótica y de nuevos algoritmos de inteligencia artificial.
Algunas intervenciones para considerar son la coinversión (entre inversores privados y fondos públicos) para la aceleración de nuevos desarrollos en estos campos, el desarrollo de modelos de análisis de riesgo y de predicción de la demanda bajo el supuesto de la “nueva normalidad”, y el aseguramiento de la interoperabilidad de los sistemas entre empresas de la cadena para su integración tanto local como con los eslabones globales.
Igualmente, promover la creación de ámbitos seguros para probar nuevas tecnologías adaptadas a las cadenas y la inversión en infraestructura habilitante que garantice el acceso a la conectividad adecuada, concluyó el BID.
MRA