El tirón de los autos eléctricos y de la electricidad fotovoltaica hace que el ritmo de despliegue de estos dos sectores sea ahora compatible con los objetivos que les ha marcado la Agencia Internacional de la Energía (AIE) para alcanzar el objetivo climático de cero emisiones netas de CO2 en 2050.
En su informe anual de evaluación de los progresos en la energía limpia, la AIE señala al mismo tiempo que hay otros múltiples sectores que no están para nada en línea para llegar a la neutralidad en carbono que permita limitar el calentamiento global a menos de dos grados.
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Entre esas actividades cuya evolución amenaza los objetivos del Acuerdo de París sobre el clima de diciembre de 2015 o que se encuentran en un estadio de madurez muy verde, destaca el carbón (el combustible fósil que más emisiones de dióxido de carbono genera) pero también las tecnologías de captura y almacenamiento de CO2.
En esa misma línea, los expertos de la agencia consideran insuficientes los cambios en el comportamiento de los consumidores para reducir sus emisiones y disminuir el crecimiento de la demanda de energía; pero también la captura de las emisiones de metano por la industria de hidrocarburos; o la producción de biocarburantes, que tendría que crecer a un ritmo del 11 por ciento anual de aquí a 2030.
La situación es muy diferente con los vehículos eléctricos, de los que el pasado año se vendieron una cifra récord de más de 10 millones de unidades, lo que significa que el número se ha multiplicado casi por diez en sólo cinco años.
Sobre todo, por primera vez las capacidades de fabricación de baterías que se han anunciado se consideran suficientes para cumplir con las expectativas de demanda en 2030 que permiten alcanzar el escenario de la AIE de cero emisiones a mediados de siglo.
Lo mismo ocurre con la energía solar fotovoltaica si se construyen efectivamente todos los proyectos de factorías para fabricar placas solares fotovoltaicas, y que supondrían duplicar en dos años las existentes.
El pasado año, la solar fotovoltaica generó un techo histórico de mil 300 teravatios hora en el mundo, lo que supuso un crecimiento del 26 por ciento respecto a 2021.
En 2022 se añadieron 340 gigavatios de potencia de generación eléctrica renovable, la mayor cifra en un año. El resultado es que ahora las renovables representan 30 por ciento de la generación de electricidad.
Para la AIE, los 1.6 billones de dólares que el pasado año se invirtieron en energías limpias, un crecimiento de casi 15 por ciento respecto a 2021, es una prueba de la confianza en la transición energética, y eso en un contexto económico plagado de incertidumbre.
Su director ejecutivo, Fatih Birol, señaló que "la economía de la energía limpia esta tomando forma rápidamente, pero necesita progresar aún más rápido en la mayoría de las áreas para alcanzar los objetivos internacionales en materia de clima".
Para Birol, "el extraordinario crecimiento de tecnologías clave como la solar y los coches eléctricos demuestra lo que es posible".
srgs