Juan Pineda es un veterinario que anda en una 4x4 por ranchos michoacanos. Un día necesitó un cochecito para su hijo, encontró una concesionaria MG en Morelia y decidió probar su sedán de 300 mil pesos. “Eran 120 mil menos comparados con Toyota o Nissan”. Pero a los dos meses escuchó un ‘cascabeleo’. “Lo llevé a la agencia, lo revisaron y sin costo me lo entregaron”. Corre bien en carretera, sin embargo es gastalón: “recomendaron ponerle gasolina Premium”. Siente que el precio de su auto chino es apenas justo.
El desembarco de los coches chinos
Oportunistas, la verdad, arribaron durante la pandemia cuando los demás batallaban con cadenas de suministro y escasez de microchips –los de las consolas de videojuegos–. Marcas chinas desembarcaron con sus coches de grandes pantallas, económicos y, lo mejor, disponibles. Ya se suman nuevos modelos de exóticos nombres sin esconder su intención: seducir a los compradores ‘mexas’, sacudir y ganar participación de mercado.
Tú vende y luego averiguamos…
Christian Alva está en la trinchera y palpa el pulso del mercado. “El estrato económico medio-alto, al que se le complicó comprar marcas tradicionales, aunque tenía dudas de las chinas decidió darles una oportunidad”, confirma el director regional de Dalton Automotriz. El precio accesible y las garantías de hasta 10 años fueron ganchos a favor de los chinos pero ahora “los compradores empiezan a verles los detallitos con el tema de las refacciones”, advierte. Viene la prueba del ácido: la durabilidad y el servicio posventa.
Aprenden rápido
Los japoneses perfeccionaron sus coches luego de 70 años; a los coreanos les tomó 40; “pero los chinos lo están logrando en veintipocos”, dice el experto en la industria Víctor Ortiz. Sus empresas son parte de conglomerados de electrónicos, maquinaria, motos, herramientas. “Es imposible que ya dominen todo, les fallan algunas cosas, no tienen los más de 100 años de Ford, pero ahí vienen, sobre todo en gama alta y en eléctricos”. En los últimos dos años han arribado Chirey, Bestune, Dongfeng, JIM,o Zeekr, entre otras.
Oigan, ahí les hablan
Ante la avalancha china, Víctor Ortiz prevé una reacción en precio y servicio por parte de las europeas, japonesas, coreanas y gringas, que estarán adaptando estrategias para retener a los consumidores que todavía confían en ellas. Deben apurarse porque “los coches chinos baratos no tienen tanto nivel de refinamiento, pero los más costosos ya traen mejor software, cajas, transmisiones, equipo de seguridad, sistemas de infoentretenimiento”.
Anímese, se lo damos fiado
Los orientales tienen aliados. BBVA es, por ejemplo, el que más presta en México para comprar coches y trabaja con muchas marcas chinas otorgando miles de millones de pesos en créditos. A los chinos “México les parece un país relevante –dicen en el banco–, por su consumo local y para la exportación a Estados Unidos y salida a los dos océanos”. Christian Alva, de Dalton, ve que ante la enorme oferta “las financieras andan en una batalla brutal”.
¡Pongan más enchufes!
Hay marcas chinas electrizantes. En la revolución que desplazará a los motores de combustión interna, en este 2024 la marca BYD volverá a rebasar por segundo año consecutivo –en ventas mundiales– a Tesla, la de Elon Musk, empresa que para colmo confesó pecados, tuvo inconsistencias en el software de 1.84 millones de sus modelos Y, 3, S, y X. Entre BYD (con 22.1 por ciento) y Tesla (13.4 por ciento) tienen más de un tercio del pastel mundial de vehículos eléctricos.
GSC/AMP