Entre las estrategias para disminuir el déficit fiscal, una reforma fiscal sería una opción; sin embargo, de implementarse, no recibiría tal nombre debido al alto costo político que tendría, estimó Gabriela Siller, directora de Análisis Económico en Banco BASE.
La experta comentó:
“Sí pueden disminuir impuestos en una parte, lo menos malo sería que los recortaran en lo que no es tan eficiente del gasto corriente. Lo que ha ocurrido en el pasado es que los recortan en rubros como salud y educación, que obviamente tienen un costo-oportunidad muy elevado”.
Reforma fiscal con otro nombre
En el marco de su participación en la conferencia Retos de la transición, organizado por el Instituto Mexicano de Ejecutivos de Finanzas (IMEF), la ejecutiva de Banco BASE agregó:
"También deben poner en cintura a Petróleos Mexicanos (Pemex). Hay muchos recursos que se fueron y que en el futuro se puede ahorrar el gobierno de México y, con esto, lograr una consolidación fiscal".
En cuanto a impuestos, señaló posible que próxima administración si vaya a querer incrementarlos:
“O poner nuevos, porque no dan las matemáticas con crecimiento o envejecimiento de la población con pensiones no contributivas. Están haciendo una bola de nieve y no les alcanzará el dinero, entonces creo que si realmente están comprometidos con hacer una consolidación fiscal, y lo quieren hacer de la mejor forma, es tratar de arreglar un poco el modelo de Pemex, recortando gasto corriente, y no creo que empiecen con incrementos en los impuestos pero que eventualmente lo van a tener que hacer”.
Crecimiento económico estancado
La directiva de Banco BASE refirió que, al ser año electoral, los analistas esperaban que hubiera un crecimiento alto, ya que México muestra tasas de crecimiento medianamente altas, como efecto rebote después de la caída de la pandemia.
Además del dinamismo que daba el consumo, las transferencias que otorga el Producto Interno Bruto (PIB) crecerán alrededor de 1.6 por ciento, “que es bastante menor de lo que creció el año pasado”.
Recordó que, siempre en año de elecciones, la economía mexicana crece mucho más en el primer semestre y luego en el segundo tiende a estancarse. Explicó sobre este contexto de reforma fiscal:
“Si los indicadores Global de la Actividad Económica (IGAE) y Oportuno de la Actividad Económica (IOAE) se materializan, veremos un crecimiento trimestral de apenas 0.3 por ciento, y entonces en todo el primer semestre un crecimiento alrededor de 1.6 por ciento”.
Explicó que este estancamiento se debe a que las remesas pierden poder adquisitivo por la apreciación que mostró el peso hasta mayo, así como de la elevada inflación que todavía no regresa al objetivo del Banco de México (Banxico), que merma el poder adquisitivo de consumidores, reflejándose en el consumo. Dijo:
“Hay incremento en la cartera vencida, no como para que se haga una crisis financiera, no un punto de preocupación para el sector bancario, pero sí algo que llama la atención. Esta gente que deja de pagar sus tarjetas de crédito o sus créditos al consumo ya no tiene acceso a un financiamiento para seguir comprando y, entonces, todo termina afectando al consumo”.
Sobre sus expectativas en relación al crecimiento económico en 2025, advirtió que al ser el primer año de administración, es probable que recorten el gasto público para disminuir el déficit y que no vengan recortes en la calificación crediticia de la deuda soberana de México.
EDD