El banco central de Japón aumentó este martes su tasa principal de interés por primera vez en 17 años, dejando de lado su política de intereses negativos.
El Banco de Japón había promovido esta política monetaria ultraflexible para incentivar el crecimiento económico y el aumento de precios después de "décadas pérdidas" de estancamiento y deflación.
Pero este día, después de meses de especulaciones, la institución anunció en un comunicado que su tasa de interés de corto plazo pasaría de -0.1 por ciento en la actualidad a entre 0 y 0.1 por ciento.
El banco "evaluó el ciclo virtuoso entre salarios y precios" y concluyó que "la meta de estabilidad (en el aumento, ndlr) de precios del 2 por ciento se alcanzaría de manera sustentable y estable", agregó.
Esta decisión encarecerá los créditos para consumidores y empresas, pero permitirá a los bancos ganar más dinero de sus préstamos.
También aumentará la factura de la deuda nacional de Japón, calculada en un 260 por ciento de su PIB, uno de los niveles más altos del mundo.
Taro Saito, economista del NLI Research Institute, explicó a la AFP que esta decisión era "un gran paso para el Banco de Japón para la normalización de la política monetaria que tanto ansía".
En los últimos dos años, los bancos centrales de grandes economías, empezando por la Reserva Federal de Estados Unidos, aumentaron sus tasas para contener la inflación desencadenada por la invasión rusa de Ucrania en 2022.
Pero aunque el aumento de precios en Japón llegó al 4 por ciento, el banco central decidió mantener sus tasas en terreno negativo como están desde 2016 para intentar incentivar los préstamos.
Consecuencias de la decisión
Esta política a contracorriente provocó también una depreciación del yen respecto al dólar, una buena noticia para los exportadores pero no tanto para los consumidores, ya que encarece los productos importados.
Esta caída del yen también provocó que, al cambio en dólares, Japón perdiera el título simbólico de tercera economía mundial en beneficio de Alemania.
Para el economista Saito, el Banco de Japón no adoptará un aumento mayor de tipos hasta que no tenga "señales más claras de que la economía está mejorando".
De hecho, ya hace casi dos años que la inflación se sitúa alrededor del objetivo del 2 por ciento esgrimido por el Banco de Japón. Pero la entidad reclamaba más evidencias de que los salarios también subían y de que el incremento de precios estaba impulsado por la demanda y no por factores temporales.
Para Stefan Angrick, de la agencia de calificación Moody's, el banco "se está precipitando" porque no hay certezas de que vayan a producirse más aumentos salariales o una demanda interna más fuerte.
"En el pasado, cuando el Banco de Japón se precipitó a endurecer su política, hubo pronto una contracción", advirtió.
PML