Banorte revisó a la baja su pronósticos de crecimiento para la economía mexicana de 2019 a 0.8 por ciento de 1.5 por ciento, mientras que para 2020 de 2.1 por ciento a 1.4 por ciento, esto a consecuencia de la desaceleración económica mayor a la anticipada.
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En un documento elaborado por el centro de análisis, el banco señaló que la economía mexicana enfrenta dos grandes desafíos, por una parte la suspensión de obras en Ciudad de México; y la lenta reactivación de proyectos de inversión del sector privado, impactados por la falta de generación de confianza con efectos adicionales en la demanda agregada y el consumo.
Agregó que el ajuste también responde a los desafíos adicionales observados durante el primer trimestre de este año, es decir, los retrasos en la distribución de combustibles; huelgas en maquiladoras de Matamoros, Tamaulipas; y bloqueos a vías férreas en Michoacán.
Señaló que el menor gasto público está afectando al crecimiento desde el año pasado, en particular en inversión pública, en su mayoría las obras de ingeniería civil, que han sido un viento en contra mayor en comparación con administraciones previas.
“Como hemos comentado con anterioridad, se ha observado una desaceleración económica significativa en los primeros años de los últimos sexenios. Por un lado, los empresarios posponen proyectos de inversión ante la incertidumbre electoral. Por otro lado, los nuevos gobiernos han tendido a cambiar el personal que lleva a cabo la ejecución del gasto e inversión pública, lo que retrasa esta dinámica durante los primeros años de cada sexenio”, explicó.
Aunado a esto, Banorte consideró negativas la cancelación de las subastas para las asociaciones de Petróleos Mexicanos (Pemex) con el sector privado (farmouts), así como el reciente arbitraje de los contratos de Comisión Federal de Electricidad (CFE) con distintas empresas privadas respecto a varios ductos de gas natural; la reciente renuncia de Carlos Urzúa al frente de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), algunas iniciativas de legisladores que podrían afectar ciertas industrias.
Finalmente, consideró que con el entorno actual y el desempeño reciente resultarán en una mayor debilidad de la demanda doméstica relativo a la demanda externa; la inversión permanecería débil mientras que el consumo privado se desacelerará más de lo anticipado anteriormente.
“Continuamos esperando una contracción del gasto gubernamental durante el primer año de la administración. En contraste, su pronóstico mencionó que para 2020, el gasto gubernamental podría normalizarse y que los programas sociales de la administración proveerán impulso al consumo”.
MRA