El Banco de México (Banxico) mejoró el escenario económico para el país y estima que en 2021 el Producto Interno Bruto (PIB) crecerá, en un escenario central, 6.2 por ciento, por arriba de la previsión anterior, de 6 por ciento. Para 2022 la expectativa se mantuvo en 3 por ciento.
De acuerdo con el Informe Trimestral abril-junio 2021, debido a la incertidumbre que persiste alrededor de la dinámica prevista para la actividad económica, se considera que el crecimiento económico podría ubicarse en un rango entre 5.7 y 6.7 por ciento en 2021 y entre 2 y 4 por ciento en 2022.
El banco central explicó que la revisión del intervalo para 2021 se explica, principalmente, por un crecimiento mayor al anticipado durante el segundo trimestre del año, a lo que se suma que ante el avance en el proceso de vacunación y un contexto de mayor movilidad y apertura de diversas actividades, principalmente en el sector servicios, se mantiene la expectativa de que la reactivación gradual de la actividad económica continúe en el segundo semestre del año y en 2022, apoyada tanto por la demanda interna, como externa.
No obstante, considerando la persistencia de algunas disrupciones en las cadenas globales de suministro y el reciente aumento en el número de contagios de covid-19, se mantiene una elevada incertidumbre sobre el ritmo de recuperación de la actividad económica.
El Banxico apuntó que de materializarse un crecimiento en 2021 cercano a la parte superior del intervalo señalado, la actividad económica recuperaría en el cuarto trimestre del año el nivel observado al cierre de 2019. Con un crecimiento cercano al punto intermedio de los intervalos, dicha recuperación ocurriría hacia el primer trimestre de 2022.
Con un crecimiento cercano a la parte inferior de ambos intervalos, el nivel observado al cierre de 2019 se alcanzaría en el cuarto trimestre de 2022.
Inflación
El instituto central estima que la inflación general se ubicará en niveles mayores a 5 por ciento en lo que resta del año y principios de 2022, pero prevé que disminuya especialmente a partir de horizontes mayores a un año y que converja a la meta de 3 por ciento en el primer trimestre de 2023.
Los principales riesgos que podrían incidir en una inflación más alta se relacionan con presiones inflacionarias externas que pudieran implicar presiones en la inflación en México, que podría originarse ante mayores presiones de costos relacionadas con materias primas, incluyendo los energéticos, de insumos en general, o de costos de transporte, así como por problemas logísticos en las cadenas globales de producción.
También podría presionar a la inflación una reactivación global más vigorosa, en parte por los estímulos implementados; y presiones de costos por la implementación de medidas sanitarias adicionales en el país, por disrupciones en las cadenas de distribución, o por mayores costos asociados a las condiciones de contratación o salarios que se traspasen a los precios al consumidor.
Otros riesgos se relacionan con la persistencia de la inflación subyacente; con episodios de depreciación cambiaria, posiblemente ante eventos de volatilidad en los mercados financieros internacionales; y con aumentos en los precios agropecuarios, por ejemplo, debido a condiciones de producción nacional o por la sequía que enfrentan varias regiones de Estados Unidos.
MRA