En la mitología griega se cuenta que la ninfa Calipso ofrece el regalo de la inmortalidad al héroe Ulises; ahora, el biohacking presenta una oferta similar: envejecer lo menos posible. Se trata de la última tendencia del mercado de los suplementos alimenticios, el cual alcanzará un valor de 92 mil millones de pesos en el país, para 2028.
Esta cifra es reportada por la Asociación Nacional de la Industria de Suplementos Alimenticios (Anaisa), la cual precisa que en México 25 por ciento de la población económicamente activa consume suplementos alimenticios, lo que representa más de 15 millones de consumidores, quienes buscan activamente optimizar la salud y retrasar el proceso natural de envejecimiento o, dicho de otra manera, influir en el reloj biológico para que tarde mucho en marcar el último minuto.
Anaisa también señala que debido al alto interés de la población mexicana por cuidar su salud, a partir de la nutrición, el mercado de suplementos alimenticios se encuentra en ascenso: mientras que en el periodo comprendido entre 2022 y 2023 creció a un ritmo de alrededor de 7.3 por ciento, se espera que en los próximos cinco años su desarrollo alcance una velocidad de 9.5 por ciento.
En otros datos, el tamaño del mercado mundial de suplementos nutricionales se estimó en 485 mil 620 millones de dólares en 2024 y se proyecta que alcance los 704 mil 280 millones de dólares en 2030, con una tasa de crecimiento anual compuesta (TCAC) de 6.42 por ciento entre 2025 y 2030, según la empresa consultora Gran View Research.
“El creciente interés por la salud ha contribuido significativamente al crecimiento del mercado”, afirma la consultora.
¿De qué trata el biohacking?
Así se contextualiza comercialmente el biohacking, vocablo anglosajón que, inspirado en el hacking cibernético, apunta a un significado análogo aplicado no a burlar códigos informáticos, sino biológicos, mediante prescripciones médicas y nutricionales cuyo objetivo es maximizar el periodo de funcionamiento del metabolismo propio de la juventud.
“El biohacking es un enfoque que busca optimizar el cuerpo y la mente mediante intervenciones que van desde cambios en el estilo de vida hasta el uso de tecnología y biología. Puede incluir prácticas como el ayuno intermitente, la suplementación nutricional, el monitoreo de biomarcadores, la exposición controlada al frío o al calor, e incluso técnicas más avanzadas como la edición genética o la implantación de dispositivos”, explicó Coral Moctezuma, gerente de Anaisa, en entrevista con MILENIO.
Opinó también que este hackeo biológico representa una tendencia creciente hacia la autogestión de la salud, con un enfoque en la personalización y la mejora del rendimiento físico y mental, por lo que el concepto se ha popularizado últimamente en redes sociales, volviéndose una tendencia entre usuarios.
“Sin embargo, algunas de sus principales prácticas deben de estar supervisadas por profesionales de la salud y nutrición, ya que cada persona tiene necesidades, hábitos y accesos distintos”, advirtió.
Paola Castillo Juárez, investigadora de la Escuela Nacional de Ciencias Biológicas del Instituto Politécnico Nacional, afirma que, en estudios clínicos, el uso de algunos suplementos se asocia más con riesgos que con beneficios en la salud.
“En cuanto a suplementos como vitaminas y flavonoides la evidencia científica es mínima y tiende más a señalar efectos secundarios como algún daño hepático o renal”, precisó.
Según esta científica, un método más seguro de retrasar el envejecimiento consiste en hacer ejercicio, contar con una dieta baja en grasas y rica en antioxidantes y colágeno, además de no fumar ni ingerir bebidas alcohólicas en exceso.
En este sentido, Armando Anaya Robles, senador por Morena, presentó una iniciativa para actualizar la Ley General de Salud en materia de suplementos alimenticios.
La propuesta, según Anaisa, busca dar claridad a la formulación de suplementos alimenticios mediante un listado de ingredientes permitidos y la prohibición de sustancias con acción farmacológica o riesgo para la salud, como procaína, efedrina, yohimbina, germanio, hormonas y plantas clasificadas como tóxicas por la Farmacopea Herbolaria de México.
Nora Pérez, presidenta de Anaisa, comenta que “la iniciativa también busca prevenir la comercialización de los llamados productos milagro, que suelen atribuir propiedades terapéuticas o curativas sin sustento científico y que representan un riesgo para la salud pública, con lo que se espera que la población pueda recibir información más clara y marcar más las diferencias entre productos farmacológicos, nutricionales y estafas”.
Covid-19 catapultó los suplementos alimenticios
El alto interés de la población por cuidar su salud desde la nutrición, de acuerdo con Moctezuma, fue notorio a raíz de la pandemia por Covid-19.
En ello concuerda Gran View Research, al aseverar que a partir de dicha contingencia la demanda de suplementos para fortalecer el sistema inmune experimentó un enorme aumento a nivel global, a pesar de la falta de evidencia previa de que estos previnieran la infección por el virus.
“Las ventas de suplementos dietéticos y suplementos para fortalecer el sistema inmunitario se dispararon significativamente. Según un artículo publicado por el MDPI (Multidisciplinary Digital Publishing Institute) en diciembre de 2022, los participantes de la encuesta de la región europea utilizaron suplementos dietéticos entre un 21 por ciento y un 80 por ciento durante la pandemia para reducir el riesgo de infección y fortalecer el sistema inmunitario”, asevera la compañía consultora.
Detalla que los multivitamínicos, la vitamina C, la vitamina D y el zinc fueron los suplementos más consumidos.
Por otro lado, el acceso a suplementos se ha vuelto más sencillo a través de plataformas en línea, con lo que el sector ha logrado llegar a un público más amplio de diversos grupos de edad y estratos socioeconómicos.
“Estas plataformas han ganado popularidad en países en desarrollo como India, China y México”, apunta la compañía consultora.
La visión de Coral, Paola, Nora y Ulises
Coral Moctezuma, Paola Castillo y Nora Pérez coinciden en un punto esencial: se puede mejorar la calidad de vida, pero el envejecimiento llega y no se puede frenar completamente con suplementos alimenticios ni mucho menos con los llamados productos “milagro”.
Y el mito helénico gira en torno a este sentido común milenario, porque Ulises finalmente no aceptó la inmortalidad ofrecida por Calipso.
La musa no logró retener con su oferta al héroe, quien, en lugar de la inmortalidad, prefirió seguir viviendo felizmente como un simple mortal al lado de su esposa Penélope e hijo Telémaco.
MRA