Hasta antes del siglo XX la posibilidad de volar solo tenía cabida en las novelas de ciencia ficción futuristas y en los cuadernos de ensayos de físicos visionarios, algo que cambió el 17 de diciembre de 1903, cuando después de varios intentos fallidos los hermanos Orville y Wilbur Wright lograron, aunque por solo 12 segundos, realizar el primer vuelo controlado y tripulado de la historia.
La posibilidad de desplazarse por los cielos de un punto A a un punto B marcó un antes y un después para la humanidad, permitiendo que personas de todas partes del mundo pudieran viajar de forma rápida y sin los inconvenientes de las carreteras y vías marítimas, sin dejar de lado el envío de mercancías y materiales bajo condiciones adversas y en tiempo récord.
Por desgracia, en los poco más de 120 años que comprende la historia de la aviación, los accidentes también se han hecho presentes, cobrando la vida de miles de personas en algunos de los acontecimientos más trágicos jamás concebidos. Lo que a su vez obligó a los países a establecer estrictas normas para garantizar la seguridad de los pasajeros y las tripulaciones de los aviones.
Aunque ningún país ha sido más riguroso en este aspecto como Estados Unidos, luego de que la mañana del 11 de septiembre de 2001 dos aviones secuestrados por terroristas de Al Qaeda se estrellaron y derribaron las torres gemelas del World Trade Center, en la ciudad de Nueva York. A raíz de este atentado, las autoridades aeronáuticas de ese país aumentaron sus controles y medidas de seguridad, cambiando para siempre la forma de viajar en avión.
Empero, aún con todas estas medidas de seguridad los errores mecánicos y de software y, más aún, humanos, siguen estando presentes, desembocando en múltiples tragedias. Por las más de 300 vidas humanas que se cobraron y por todos los estragos ocasionados en la industria, los accidentes aéreos de Lion Air y Ethiopian Airlines acontecidos entre 2018 y 2019 son algunos de los eventos de mayor envergadura a los que se han enfrentado las autoridades aeronáuticas en años recientes, ambos tuvieron como común denominador a un solo protagonista: el Boeing 737 MAX.
¡Un pájaro! No… un 737 MAX
Parte de un ambicioso programa de modernización de Boeing comenzado en 2011 para competir con su rival francés Airbus, el 737 MAX es un avión de pasajeros desarrollado a partir de la familia 737 Next Generation que incorpora tecnología avanzada y es propulsado por motores tipo turbofán LEAP-1B de CFM International.
El 737 MAX, comercializado como una aeronave de mayor eficiencia, mejor desempeño medioambiental y mayor comodidad para los pasajeros en el mercado de pasillo único, ofrece costes de mantenimiento de fuselaje hasta 14 por ciento más bajos que la competencia y se vende en cuatro versiones (dependiendo su longitud): el MAX 7, el MAX 8, el MAX 9 y el MAX 10, con capacidad para hasta 204 pasajeros.
Pero lo que comenzó siendo una maravilla de la aviación terminó convirtiéndose en un dolor de cabeza para aerolíneas, autoridades aeronáuticas y pasajeros de todas partes, sobre todo de Estados Unidos.
Luego de los accidentes de los vuelos de Lion Air y Ethiopian Airlines, en marzo de 2019 la Administración Federal de la Aviación (FAA, por sus siglas en inglés) ordenó suspender "de manera inmediata" el uso de los modelos 737 MAX 8 y MAX 9 de Boeing, quedando varadas en tierra cerca de 400 aeronaves; veto que se prolongó durante casi dos años hasta noviembre de 2020.
Una investigación del Comité de Transporte e Infraestructura de la Cámara de Representantes de Estados Unidos concluyó que los accidentes del MAX “no fueron el resultado de una única falla, un error técnico o un hecho mal gestionado", sino "la horrible culminación de una serie de presunciones técnicas fallidas de los ingenieros de Boeing, una falta de transparencia por parte de la gerencia de Boeing y una muy insuficiente supervisión de la FAA".
La pesquisa dio cuenta de "reiteradas e importantes fallas", incluyendo presiones de Boeing sobre la FAA para aprobar el modelo MAX en el marco de su competencia con Airbus, pasando por alto la correcta revisión del sistema de estabilización (MCAS), involucrado en ambos accidentes debido a que se activó de manera incorrecta, dejando a los pilotos sin control de las aeronaves.
En mayo de 2021, Boeing acordó con la FAA el pago de al menos 17 millones de dólares en multas y la realización de múltiples acciones correctivas con su producción, luego de comprobarse que instaló equipos en 759 aviones que contenían sensores que no estaban aprobados, entre otras irregularidades.
Incidente vuelve a encender las alarmas
A comienzos del 2024 un nuevo incidente, afortunadamente sin consecuencias fatales, volvió a encender las alarmas de autoridades y reguladores de la aviación en diversas partes del mundo.
La noche del viernes 5 de enero un Boeing 737 MAX 9 de Alaska Airlines perdió una ventana y un trozo del fuselaje en pleno vuelo, lo que obligó a realizar un aterrizaje de emergencia en Portland, Oregon. Esto obligó a la FAA a ordenar la inmovilización temporal de algunos aviones de este modelo operados por aerolíneas estadunidenses o en su territorio.
"La FAA exige inspecciones inmediatas de ciertos aviones Boeing 737 MAX 9 antes de que puedan volver a volar", dijo el administrador de la FAA, Mike Whitaker, citado en un comunicado.
De esta forma, los aviones Boeing 737 MAX 9 permanecerán en tierra hasta que los operadores completen “inspecciones mejoradas que incluyen los tapones de salida de las puertas de cabina izquierda y derecha, los componentes de las puertas y los sujetadores”. Además, deben completar los requisitos de acciones correctivas basados en los hallazgos de las inspecciones antes de volver a poner cualquier aeronave en servicio.
“Apoyamos plenamente la decisión de la FAA de exigir inspecciones inmediatas de los aviones 737 MAX 9 con la misma configuración que el avión afectado. Además, un equipo técnico de Boeing está apoyando la investigación de la Junta Nacional de Seguridad en el Transporte (NTSB, por su sigla en inglés) sobre el accidente”, señaló por su parte Boeing en un breve comunicado.
Esta medida obligó a aerolíneas como United Airlines, Alaska Airlines, Turkish Airlines, Copa Airlines y Aeroméxico a mantener en tierra sus aviones 737 MAX 9 hasta que pasen por el debido proceso de revisión, lo que a su vez causó la cancelación de cientos de vuelos.
Para las 20:30 horas del domingo 7 de enero, dos días después del incidente, la aerolínea Alaska Airlines ya había cancelado 170 vuelos y preveía 60 más para este lunes. “Y se esperan más. Las cancelaciones continuarán durante la primera mitad de la semana”, advirtió a los pasajeros.
En una medida similar, United Airlines suspendió temporalmente el servicio en aviones selectos de dicho modelo para realizar una inspección requerida por la FAA. “Estas inspecciones se han ampliado para incluir todos los aviones 737 MAX 9. Los vuelos operados por un 737 MAX 8 no se ven afectados”, añadió.
Mientras que la panameña Copa Airlines bajó temporalmente 21 aeronaves 737 MAX 9 para su revisión, advirtiendo atrasos y cancelaciones por esta situación. “Los tiempos de espera en nuestros centros de atención telefónica son prolongados pues estamos sirviendo a pasajeros con itinerarios afectados en los próximos dos días”, apuntó.
En México, la única aerolínea afectada fue Aeroméxico, que optó por mantener en tierra sus aviones 737 MAX-9 hasta que pasen por el debido proceso de revisión. ”La inspección de nuestra flota concluirá a la mayor brevedad para continuar con las operaciones programadas y seguiremos trabajando coordinados con Boeing, así como con las autoridades competentes”, aseguró.
Hasta la publicación de esta nota la puesta en tierra de sus 737 Max 9 continuaba ocasionando estragos a la aerolínea mexicana, que en su último corte sumaba 83 vuelos afectados para revisar sus aviones.
Algunas de las operaciones hacia destinos internacionales que se han visto perjudicadas son Tapachula, Chiapas; Ciudad Juárez, Chihuahua; Guadalajara, Jalisco; y Los Cabos, Baja California Sur. Fuera del país, hacia Vancouver, Canadá, y San Antonio Texas, en Estados Unidos.
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Con información de: Roberto Valadez
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