Tras Brexit, UE y Reino Unido buscan definir nueva relación comercial

Prevén dificultades relacionadas con el acuerdo pesquero, pues diversos países europeos son dependientes de las aguas británicas.

Londres es el primer país en salir del bloque. (Archivo)
AFP
Bruselas /

La pesca y el evitar la competencia desleal se alistaron como los principales escollos de la negociación sobre la futura relación comercial tras el Brexit, que el Reino Unido y la Unión Europea (UE) esperan ultimar para finales de año.

Tres días después del histórico divorcio, el primer ministro británico, Boris Johnson, y el negociador europeo Michel Barnier revelaron sus planes y sus líneas rojas para la futura negociación, que podría empezar en marzo.

"Estamos dispuestos a ofrecer un acuerdo comercial muy ambicioso como pilar central de esta asociación, que incluye aranceles cero", dijo en rueda de prensa en Bruselas Barnier, quien reiteró la necesidad de un acceso de los pesqueros a aguas británicas.

El bloque quiere evitar además la aparición de una economía desregulada a sus puertas que goce de "ventajas competitivas injustas", por lo que propone crear un "mecanismo para mantener los altos niveles" laborales, fiscales, ambientales y de ayudas de estado.

El 'premier' británico aseguró desde Londres que su país no hará "competencia desleal", comprometiéndose a no revisar a la baja las normas europeas, aunque rechazó el pleno alineamiento como un "precio" a pagar por el "libre comercio".

Los 27 países europeos no lo ven así. "Nada es gratis", si se quiere acceder al mercado único europeo, "el más grande del mundo", aseguró la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, abogando por unas reglas del juego "justas".

Ante una negociación que se anuncia ya tensa, el plazo previsto para cerrarla no ayuda. Ambas partes quieren un acuerdo para fines de año lo que, en la práctica, supone contar con ocho meses para unas discusiones que suelen tomar años.

Aunque no parten de cero. En paralelo al acuerdo de divorcio, el Reino Unido y los 27 países del bloque rubricaron una declaración política sobre la futura relación, que fija el nivel de ambición, pero que ya es objeto de roces entre ambos.

La declaración vincula por ejemplo los compromisos sobre una competencia leal a la "profundidad de las relaciones futuras" y fija el 1 de julio como plazo máximo para ratificar un acuerdo pesquero, otro posible escollo de la negociación.

El negociador europeo consideró así "indisociable" de la negociación comercial un acuerdo sobre la pesca. El sector pesquero de ocho países de la Unión Europea es de hecho muy dependiente de las aguas británicas ricas en peces.

Sin embargo, pese a que la pesca representa menos del 0.1 por ciento del PIB del Reino Unido, la cuestión pesó mucho a favor del Brexit en el referéndum de 2016. Johnson ya subrayó que "retomar el control" de sus aguas era prioritario.

La pesca podría constituir de hecho una moneda de cambio en las negociaciones para Londres, que podría buscar a cambio el acceso al continente para los servicios financieros británicos, cruciales para la City de Londres.

Respecto al alcance de un eventual acuerdo, la Unión Europea reiteró que este no incluirá Gibraltar y que cualquier aplicación del mismo a este territorio británico cuya soberanía reclama España necesitará el visto bueno "previo" de Madrid.

GGA

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