Las chinches de cama son un problema que se puede creer que tiene relación con personas que tal vez descuiden su higiene o que por diferentes circunstancias tengan que tener algún tipo de contacto con objetos o lugares que no pareciesen tan limpios, pero la verdad es que actualmente el problema se pude adquirir en cualquier lado desde un viaje con un estadía en algún hotel de altísima reputación o bien incluso en la oficina o en el transporte.
Las chinches de cama se pueden contagiar de persona a persona debido a que pueden desplazarse muy fácilmente, por ejemplo en un viaje en avión se puede pasar de maleta a maleta o incluso estar cerca de alguien que las porte incluso sin saberlo puede ser una oportunidad para ellas ya que se pueden desplazar a una gran distancia en pocas horas.
Sabemos actualmente que las chinches es de alguna manera un "problema doble" ya que las que ya nacieron pueden estar caminando y desplazándose, pero otro asunto es el de los huvecellos, por eso algunas empresas especializadas en la fumigación de chinches recomiendan que al tratar de eliminarlas no sólo se tenga el enfoque común de combatir a las que ya pueden caminar sino que debe dársele el enfoque adecuado también a los huevecillos y a los lugares donde son depositados como las maderas de los muebles.
En el caso de los huevecillos en una amplia cantidad de situaciones se requerirá el uso de equipos y fórmulas especiales, pero en caso de querer evitar este problema lo mejor es prevenir.
Para prevenir un problema de chinches o para que se ahorre costos por fumigaciones de chinches lo mejor es evitar el contacto con ellas y si acaso observamos una incluso en nuestra ropa o maletas durante un viaje, todavía tenemos una muy buena posibilidad de evitar un problema mayor siempre y cuando nos aseguremos de que no traemos ninguna antes de entrar a nuestro domicilio.
Por eso en sus próximas vacaciones o si acaso sospecha que hay chinches en su ambiente laboral o bien en alguna situación que lo ponga en la cercanía de mucha gente siempre tómese unos minutos para revisar la ropa antes de ponerla en la cama o antes de separarla para lavarla, sobre todo después de un viaje, usar medios de transporte o visitar lugares muy concurridos. Este pequeño hábito podrá ahorrarle futuras molestias, o la necesidad de un fumigador.