En Puebla, un grupo de empresarios apuesta por impulsar la economía circular en el corazón del Centro Histórico de Puebla, con un jardín y un huerto de árboles frutales a partir del rescate de un inmueble histórico donde se guardaba el diezmo que entregaban los fieles en la época del Virreinato al Obispado.
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El proyecto se denomina "La Colecturía", espacio ubicado en la Calle 3 Sur 1108, cuyo rescate inició hace nueve años y actualmente se encuentra abierto al público como un concepto para promover la cultura de inclusión, el respeto y equilibrio con la naturaleza.
Blas Cernicchiaro, curador del proyecto, comentó que, en el pasado, la Colecturía se usó como un lugar de almacenamiento de granos, principalmente trigo y maíz; sin embargo, a partir de las Leyes de Reforma que impulsó el presidente Benito Juárez, la propiedad se volvió privada.
En lo que hace tres siglos era el centro colector más importante en América Latina, actualmente se encuentra un espacio dedicado a generar experiencias, visuales y gastronómicas.
La restauración del inmueble llevó casi un década. Durante la primera mitad del siglo XX, parte de las arcadas de las trojes del inmueble fueron destruidas, pero gracias a diferentes intervenciones hoy se ofrece a los poblanos y turistas un espacio diferente en el corazón de la ciudad.
"En el Centro Histórico se pueden hacer muchas cosas más, no sólo una casa para hacer un hotel boutique o un restaurante. Creo que esto es un proyecto arriesgado".
"Lo más importante de este proyecto es el edificio, que tiene un valor importantísimo. Son unas bodegas de siglo XVIII, funcionaba como un SAT como un captador de impuestos y un regulador de precios de trigo y maíz para cuidar que los señores feudales no elevaran el precio y evitar que eso afectara la economía de la gente", comentó el creador del proyecto.
Al interior de este espacio se encuentra un jardín y un huerto con árboles de frutas de la región, manzana, pera, higo, durazno, limón, aguacate, ciruela santa rosa con la intervención del artista Raymundo Sesma.
El creador del proyecto destacó que este espacio cuenta con una cocina que impulsa el principio Slow Food que se basa en que los alimentos preparados se produzcan lo más cercano al lugar en donde se consumen.
“En La Colecturía estamos trabajando para convertirnos en un comedor kilómetro cero, es decir, que todos los insumos que adquirimos son producidos en un radio no mayor a 100 kilómetros, de forma sostenible y libres de transgénicos, ofreciendo a nuestros comensales productos locales y de temporada, para así fomentar una economía circular y un equilibrio en la naturaleza”, expresó.
Los visitante encontrarán en La Colecturía distintas actividades que alimentarán su cuerpo y espíritu como talleres formativos para todos los públicos, un comedor y café con propuestas vanguardistas, así como un bar generador de experiencias sensoriales.
CHM