El 22 de mayo de 2010 Laszlo Hanyecz ordenó dos pizzas de Papa John’s por 10 mil bitcoines, lo que en ese momento equivalían a 41 dólares y hoy casi a 500 mil millones. A 11 años de esta compra con criptomonedas -monedas digitales sin respaldo de un banco central-, la relevancia de estos activos es tal que hasta hace unos días era posible adquirir un auto eléctrico de Tesla con ellos y analistas no ven muy lejos la posibilidad de contar con monedas digitales respaldadas por bancos centrales.
Las criptomonedas no solo han logrado captar la atención de prácticamente todos los mercados financieros y crecer a un sinnúmero de tipos, sino que incluso el pasado 15 de abril debutó en Wall Street Coinbase, la primera compañía de intercambio de criptomonedas.
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Su capitalización de mercado inicial fue de 85.8 mil millones de dólares (mdd), poniéndola por encima de General Motors (84 mil mdd) y Twitter (56 mil mdd).
Expertos aseguran que la pandemia fue lo que elevó el precio del bitcóin, la criptomoneda más conocida, en más de 300 por ciento el año pasado. Este año los planes y las declaraciones de empresas como Tesla, Mastercard, BlackRock y Mercado Libre --que revelaron abiertamente su respaldo (aunque sea momentáneo)-- también lo han hecho ganar.
La volatilidad en el precio de estos activos es una de sus principales características y razón de que los bancos centrales guarden distancia.
Natalia Español, economista de BBVA España, explica que “desde un punto de vista económico las criptomonedas nativas de redes descentralizadas no están ancladas al valor de una moneda de curso legal, sino que están sujetas al precio que marquen la oferta y la demanda. Además, hay que tener en cuenta que no están respaldadas por una entidad legal que responda en caso de darse problemas técnicos”.
Recientemente el gobernador del Banco de México (Banxico), Alejandro Díaz de León, reconoció que si bien los criptoactivos pueden tener “algún uso o utilidad”, consideró que “debe haber una sana distancia entre la intermediación financiera y los colaterales asociados a este tipo de activos con el de los propios intermediarios financieros”.
Mención aparte merecen los proyectos de monedas digitales no respaldadas por bancos centrales, pero sí por corporaciones sujetas a regulación, como puede ser Libra, ahora Diem, la criptomoneda respaldada por Facebook. Este tipo de monedas están respaldadas por una reserva de activos de la propia corporación que las emite y pueden resultar menos arriesgadas que las criptomonedas nativas.
Divisas digitales públicas
Sumado al elevado crecimiento de estas divisas tecnológicas, las monedas digitales con respaldo de los bancos centrales están en vísperas de ser una realidad en los próximos años, según afirman algunos analistas.
A diferencia de las criptomonedas como el bitcóin y el ethereum, las divisas digitales prometen menor volatilidad y mayor seguridad. Además de contar con algo que hasta hoy no existe: el apoyo de las respectivas instituciones monetarias, encargadas de velar por la estabilidad financiera de cada país.
El Banco de Pagos Internacionales (BIS, por su sigla en inglés) confía en que los bancos centrales procederán con cautela en los ensayos que ya se realizan para operar monedas digitales, antes de dar el paso para formalizar su manejo, tarea en la que Europa y China tomaron la delantera.
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El gerente general del BIS, Agustín Carstens, dijo que “como guardianes de la estabilidad del sistema financiero, los institutos centrales no pueden subestimar la necesidad de la coordinación internacional en temas tecnológicos, legales y económicos”.
De acuerdo con el BIS, una divisa digital pública (CBDC,por su sigla en inglés) debe reunir 14 características para alinearse con los objetivos de estabilidad financiera que rigen las instituciones monetarias internacionales, entre las que destacan: que la conversión y el valor sea el mismo que el del dinero físico para evitar volatilidad, además de ser aceptadas y estar disponibles para todo tipo de transacciones online y offline, todo el día, todos los días.
Su costo debe ser bajo y casi nulo en los momentos de creación y distribución final del dinero y finalmente, constituir en todo momento un sistema seguro y resiliente ante posibles ciberataques, caídas de los sistemas o disrupciones.
Uno de los pilotos que corren exitosamente es el del Banco Central de Bahamas, que puso en circulación su CBDC llamada sand dollar o dólar de arena. El banco explicó que la divisa nació como resultado de una creciente competencia digital en los medios de pago, así como de la dificultad para llevar cajeros y oficinas a todas las islas.
“Sand dollar es una CBDC, esto significa que es una unidad de cuenta y medio de cambio centralizada, regulada, estable, privada y segura”, explicó el banco.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) se refirió a las razones detrás de esta moneda digital. "El territorio de las Bahamas se extiende a lo largo de 700 islas, lo que hace que no sea rentable para los bancos privados tener cajeros automáticos o sucursales físicas en islas más remotas y escasamente pobladas. Los fenómenos meteorológicos extremos hacen que el costo de mantenimiento de la infraestructura sea mayor. Como resultado, los más vulnerables a menudo carecen de acceso a los servicios financieros".
Camino por recorrer
Pablo González, cofundador y director de Bitso, una empresa mexicana dedicada al trading de criptomonedas, aseguró que en México, a pesar de que aún queda camino por recorrer, se puede ver entusiasmo en los mercados por la tecnología cripto que cada vez es más reconocida.
“Las criptomonedas vinieron para cambiar y revolucionar la concepción y relación que cada persona tiene con su dinero, y creo que realmente hemos sido testigos de una mayor apertura, tanto de las personas como del gobierno y los reguladores, que cada vez están más a favor de incluir estas nuevas tecnologías para revolucionar los productos financieros, y nos sentimos muy orgullosos de continuar siendo promotores de esto en todo el país y en América Latina”.
En este sentido, Carlos Valderrama, socio administrador de la firma de abogados fitech Legal Paradox, explicó que a pesar de que las criptomonedas no son de curso legal, su uso no es ilegal, según los avisos emitidos por la Condusef y el Banco de México con respecto a esta tecnología.
Es por esto que a pesar de que los usuarios pueden realizar transacciones con los equivalentes en cripto a dinero fiduciario, las empresas financieras que quieran operar con activos virtuales solo lo pueden hacerlo siempre y cuando la operación sea ofrecida de manera indirecta en servicios y productos a los clientes de las entidades, o bien se usen de manera interna para ofrecer el servicio al público sin que se traslade el riesgo a los clientes, como lo señala la ley fintech y el Banco de México.
Desde hace siete años Bitso se convirtió en la primera plataforma de criptomonedas en México con 2 millones de usuarios, mientras que en Argentina, ya suma 375 mil. A lo largo de este recorrido han recaudado poco más de 82 millones de dólares en inversiones para empujar su crecimiento.
A pesar de que el Banco de México ha sido claro en cuanto a mantenerse a raya con las criptos, Bitso es la única plataforma en su tipo en América Latina regulada por la Comisión de Servicios Financieros de Gibraltar (GFSC). Esta licencia ofrece y comprueba transparencia y seguridad a todas las operaciones transaccionadas en la plataforma.
“Bitso fue la primera fintech en entablar conversación con los reguladores del país. Fuimos impulsores en la creación de la Ley para Regular las Instituciones de Tecnología Financiera (Ley Fintech) y hemos participado activamente en foros nacionales e internacionales, compartiendo todas las posibilidades que nos ofrece esta tecnología y los casos de uso que tiene, pues creemos firmemente en su potencial”, aseguró González, director de Bitso.
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Además, en estos años se ha logrado adaptar a las necesidades de cada usuario y ha encontrado un nicho importante en las remesas. De acuerdo con Bitso, en 2020 hubo meses en los que 7.5 de cada 100 dólares que llegaron al país por concepto de remesas fueron operados por esta plataforma.
Los expertos coincidieron en que entre las ventajas que tienen las monedas digitales y las criptomonedas es que los bancos pueden aprovechar esta tecnología para poder rastrear el dinero, desde su creación hasta su uso y así reducir los índices delictivos recurrentes en dinero en efectivo a través de monedas “transparentes”.
“Los bancos centrales ya se están haciendo preguntas sobre los activos virtuales y tratando de vislumbrar el impacto en este tipo de tecnologías, que minimice la interacción, generar una nueva forma de dinero capaz de aprovechar las nuevas formas de tecnologías que permitan crear mecanismos de control de política monetaria cuya actualización sea inmediata, a la par de una infraestructura que permita rastrear el curso del dinero desde su origen hasta su destino”, indicó Valderrama.
lvm