El mundo de la aviación arrancó el 2024 con la noticia de que el pasado 2 de enero un avión de Japan Airlines chocó en tierra con otro más pequeño perteneciente a la Guardia Costera nipona, quedando envueltos en una bola de fuego. El saldo: cinco personas muertas y una gravemente herida.
Tres días más tarde, el 5 de enero, un Boeing 737 MAX 9 de Alaska Airlines con destino a Ontario, California, perdió parte de su fuselaje a 16 mil pies de altura, obligando al piloto a aterrizar en una maniobra de emergencia. Pese a lo aparatoso del incidente ningún pasajero ni tripulante resultó herido.
Ese mismo día, en México, una avioneta que viajaba de Matamoros, Tamaulipas, con destino a Coahuila, cayó en el Aeropuerto Internacional de Ramos Arizpe. El accidente dejó cuatro personas muertas, entre ellas la mamá y tías del ex alcalde tamaulipeco Alfonso Sánchez Garza.
Exceptuando el último caso —debido a que se trata de una aeronave ligera—, en lo que va del presente año suman dos accidentes aéreos de grandes aviones de pasajeros propulsados por motores turbofán en servicio comercial, uno de ellos con consecuencias fatales. De mantenerse esta cifra se estarían igualando todos los siniestros registrados en 2023, algo que desde ya parece poco probable.
Un año histórico
De acuerdo con un estudio realizado por la consultora holandesa de aviación To70, en 2023 no se registraron accidentes fatales de grandes aviones de pasajeros propulsados por turboventiladores (también conocidos como turbofán).
Sin embargo, advierte la consultora, hubo una serie de incidentes y accidentes no mortales que requieren que la industria permanezca alerta. “Las lesiones graves debidas a las turbulencias siguen siendo un factor siempre presente en los accidentes del año”, destacó Adrian Young, senior aviation consultant de To70.
Fuera de esta clasificación, el número de accidentes aéreos mortales de aviones de pasajeros en servicio comercial ocurridos el año pasado fue sólo de dos, excluyendo un caso en el que un asistente en tierra murió al ser ingerido por el motor de una aeronave.
El primero aconteció el 15 de enero del 2023, en Nepal, cuando un turbohélice ATR-72 de Yeti Airlines que cubría una ruta regional se estrelló en un desfiladero acabando con la vida de las 72 personas que iban a bordo, en uno de los acontecimiento más oscuros del país asiático.
Mientras que el 16 de septiembre un bimotor turbohélice Embraer 110 de Manaus Airlines cayó en medio de la selva amazónica, al noroeste de Brasil, cobrando la vida de sus 14 pasajeros.
Así, de manera general en 2023 de los 50 accidentes que se produjeron, sólo dos fueron mortales, con un saldo de 86 personas fallecidas. “Tanto el número de accidentes como el de víctimas mortales se encuentran en un mínimo histórico”, agregó To70.
Esta cifra contrasta con los accidentes acaecidos en 2022, año en que se produjeron 33 siniestros, seis de los cuales fueron mortales, con un total de 178 víctimas.
“Como siempre, la revisión de seguridad de la aviación civil To70 examina los accidentes sólo en aviones de pasajeros más grandes utilizados por la mayoría de los viajeros”, precisó la consultora.
Y entonces, ¿qué tan probable es que mi vuelo sufra un accidente?
Por lo anterior, el año pasado la tasa de accidentes mortales en el caso de grandes aviones en el transporte aéreo comercial (incluida la muerte del personal de asistencia en tierra) fue de 0.09 por cada millón de vuelos, mientras que en 2022 fue de 0.10 por cada millón.
“Se trata de una tasa de menos de un accidente mortal cada quince millones vuelos y es significativamente menor que el promedio de diez años de 0.20 accidentes fatales por millón de vuelos que observamos en los datos”, apuntó Young.
Pero, independientemente de lo baja que haya sido la tasa de accidentes en 2023, no hay motivo para la complacencia, señaló el senior aviation consultant de To70.
Sin embargo, 2023 no fue el año más seguro en la historia de la aviación, ya que hasta ahora la tasa de accidentes mortales registrada en 2017 sigue siendo la más baja, 0.06 por cada millón de vuelos o un accidente fatal cada 16 millones de vuelos.
“La aviación sigue siendo una industria cargada de riesgos y, mientras los aeropuertos de todo el mundo informan que los movimientos están alcanzando el mismo nivel que en 2019, antes de la crisis de la covid-19, varios problemas no han desaparecido”, agregó.
AMP