Mónica Flores Barragán: Soy doctora en filosofía... pero me fascina Campanita

Día Internacional de la Mujer

Mónica Flores Barragán, presidenta de ManpowerGroup Latinoamérica confiesa que si pudiera pedir un talento, escogería el de cantar.

Es una de las mujeres más reconocidas dentro del ámbito de recursos humanos. (Ariana Pérez)
Frida Lara
Ciudad de México /

Mónica Flores Barragán, presidenta desde hace más de 16 años de ManpowerGroup Latinoamérica, empresa líder global en servicios y soluciones innovadoras de capital humano, reconoce que siempre le ha gustado el personaje de Campanita, la idea de que pueda volar y pertenecer a un mundo de hadas; sin embargo, si pudiera pedir un talento, sería el de cantar.

La de Flores Barragán es una vida de éxitos. Es considerada una de las mujeres más reconocidas dentro del sector de recursos humanos y en 2011 fue distinguida por el Senado como Mujer del Año; más adelante, en 2016 la Universidad Autónoma de Nuevo León le otorgó el premio Flama, Vida y Mujer en el ámbito empresarial y el Instituto Mexicano de Contadores Públicos le dio el reconocimiento de Mujer Destacada del Año de México y Latinoamérica en los Negocios.

Estudió actuaría en la Facultad de Ciencias de la Universidad Nacional Autónoma de México; sin embargo, debido a su fascinación por la filosofía, tiene una maestría y un doctorado en esa área; también es una lectora empedernida que pasa su tiempo libre entre textos.

“Es la forma más linda de pasar el tiempo y vivir mil vidas. En la preparatoria tuve una maestra, la miss Chelo, enseñaba literatura y desde el primer día de clases llegó con una grabadora y empezó a actuar como Sor Juana Inés de la Cruz, eso me impactó, porque fue como si nos llevara a otra época y a otro mundo”, recordó en entrevista para MILENIO con motivo del Día Internacional de la Mujer.

¿A quién admira una de las mujeres más exitosas de México?

En principio, además de mi maestra, a mi mamá y mis tías, considero que han sido mujeres avanzadas a su época.

Hay muchas mujeres admirables, no porque sean heroínas, famosas, ricas o hayan descubierto algo que cambió la humanidad, sino porque son luchadoras en su vida cotidiana: trabajan de ocho a 10 horas en una oficina y después van a ocuparse de las tareas domésticas; además de eso, son buenas amigas, hacen ejercicio y siempre tienen amor para dar. Todo eso me parece admirable.

¿Qué significa triunfar en los negocios, un mundo controlado por hombres?

Implica luchar contra una cultura masculina. Muchas debemos hacer lo que tradicionalmente hacemos, que no solo es ir a la oficina, sino también cuidar a los hijos, a los papás, la casa... Tenemos ese doble y hasta triple rol que, a veces, llega a ser estresante y cansado. Me parece que las chicas jóvenes tienen otra visión del mundo, deciden casarse más grandes o incluso rompen el estereotipo de hacerlo y tener hijos, hay muchos más caminos que en mi generación.

En ese sentido, ¿cuáles son los beneficios de la diversidad en una empresa?

Es muy importante, no solo hablando de género, sino de la sexual y de personas con capacidades diferentes porque, a fin de cuentas, es talento. Una empresa que apuesta por eso va a apostar por la innovación y eso, de entrada, lo hace mucho más competitiva. Siempre hay que apostar por la inclusión y por la diversidad en todas las esferas.

¿Qué se debe hacer para que una empresa apueste por la inclusión?

Hace falta cambiar la cultura desde casa para que no llevemos a las mujeres del mañana a reproducir los estereotipos y se queden calladas. Deben arriesgarse, cuidarse, son campeonas, no importa si se equivocan y si no se casan.

En el lado masculino, a los niños hay que hacerlos más participativos en el trabajo doméstico y que vean que no son menos hombres si apoyan el talento femenino. Los medios de comunicación tienen una participación fundamental para evitar que esos modelos se repitan. Más que de género, debemos hablar de talento, competencia y capacidad.

¿Todo inicia en casa?

Por supuesto, de acuerdo con un estudio de la universidad de negocios de Harvard, los hijos de mujeres que trabajan cooperan en las labores domésticas hasta siete horas más que los hijos que no tienen un empleo. Las hijas de mujeres que trabajan ganan hasta 23 por ciento más que las hijas de las que no; en general, los hijos de mujeres que trabajan estudian más años.

Todo inicia en la casa, tenemos que crear muchos más modelos femeninos a seguir que enseñen a las niñas que no tienen que ser amargadas para llegar a puestos directivos; también modelos masculinos a seguir que enseñen que si un hombre se sale de la junta para ir por su hijo a la escuela, no es menos hombre.

¿Qué está leyendo?

El hombre que perseguía su sombra, de David Lagercrantz.

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