Al confirmarse el triunfo de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) a la presidencia, con 52.9% de los votos, los mercados se mantuvieron en relativa calma, a pesar del temor de algunos actores políticos y económicos. De acuerdo con Philippe Waechter, economista en jefe de Ostrum Asset Management, filial de Natixis IM, la razón fue que “los inversionistas conocían el programa del presidente electo desde antes de las elecciones”.
Santiago Fernández, analista económico de Intercam Banco, agrega que el reconocimiento del triunfo de López Obrador por parte de sus contendientes también dio lugar a una conclusión tranquila y ordenada en el proceso electoral. “Los mercados se mantuvieron estables, con el tipo de cambio registrando una ligera apreciación tras la noticia”. A lo anterior se suma también el reconocimiento y las reuniones que mantuvo con el presidente Enrique Peña Nieto y los representantes del sector empresarial, en días posteriores a las elecciones.
No obstante, persisten algunas inquietudes, pues uno de los pilares más insistentes de su campaña fue derogar la serie de Reformas Constitucionales que aprobó la presente administración, entre ellas, la Reforma Energética.
Todo con moderación
AMLO afirmó en diversos foros que detendría la Reforma en materia energética, y que cancelaría los contratos ya firmados. Estas palabras fueron confirmadas en su momento por Rocío Nahle, asesora del entonces candidato en petroquímica y quien hoy es principal aspirante a la Secretaría de Energía (Sener).
Este discurso se fue moderando a principios de 2018, por Alfonso Romo, asesor de Andrés Manuel, quien anunció que la Reforma se mantendría y solo se revisarán los contratos para asegurarse de su total transparencia al ser otorgados. “En otras palabras, no desea iniciar una revolución espontánea en las instituciones”, afirma Philippe Waechter.
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Santiago Fernández opina que los próximos seis meses serán determinantes para conocer el perfil de la nueva administración y los detalles sobre su plan de gobierno. Sin embargo, “la revisión de contratos asignados durante las rondas de la Reforma Energética para evitar corrupción es un hecho”, afirma.
La meta en energía
“Estamos perdiendo el foco”, dice Ramsés Pech, CEO de Caraiva y Asociados y consultor en temas de energía. Agrega: “la Reforma Energética no son solos los contratos de exploración y extracción, se basa en un mercado de transformación de materia prima en energía, cualquiera que sea”. Según el consultor, la actual discusión sobre perforación y extracción abarca únicamente entre 10 o 15% de todo el mercado energético en el país y hay mucho más por hacer.
La producción de energía en México está en declive. Actualmente el país vende 9,800 millones de dólares (mdd) a Estados Unidos (EU) de crudo y compra 23 mdd en petrolíferos. “El problema es que se entienda que los próximos 20 años serán clave para convertirnos en un país autosuficiente para 2040; de otro modo, dependeremos casi por completo de países como EU y la vida de los mexicanos se podría encarecer mucho”, dice Pech.
De acuerdo con el reporte El nuevo modelo energético mundial, elaborado por Caraiva y Asociados, el mundo se aproxima a una guerra comercial de grandes dimensiones, donde el sector energético desempeñará un papel central. Esta conflagración se centrará en la venta de productos terminados, listos para el consumo humano. No obstante, para dicha producción se necesita energía que alimente a las máquinas y materias primas para su creación. Esto aumentará la demanda mundial de energía con China, uno de los principales manufactureros en el mundo, y EU y Rusia como principales vendedores.
“Se está hablando mucho de los 107 contratos que se van a revisar. Jurídicamente y en la parte legal de esos contratos hay una clara transparencia. Son de las licitaciones más transparentes en los últimos 60 o 70 años en materia de energía . Lo que sí debería revisarse por la parte contractual es cómo pueden las compañías acelerar su actividad e incrementar la producción, ya sea de crudo o de gas”, agrega Pech.
A la fecha, las compañías privadas no han llegado ni a los 10,000 barriles de petróleo diarios en dos años y en gas no pasan de los 20,000 o 30,000 pies cúbicos. En suma, la producción actual está por debajo de los 1.9 millones de barriles diarios (mdbd). La primera pregunta que hay que hacerse, de acuerdo con Pech, es cómo vamos a incrementar la producción de hidrocarburos en México, es decir, la primera parte de la cadena: la materia prima.
El objetivo es incrementar nuestra producción cuando menos a 2.2 mdbd para 2025.
En mayo, Moody’s publicó un anuncio en el que afirmaba que se espera un aumento en las inversiones para Exploración y Perforación (E&A) para los próximos 12 o 18 meses y que provendrá en su mayoría de compañías privadas. Sin embargo, Pech explica que para cumplir dicho objetivo se necesitará capital que provenga tanto del presupuesto de egresos, como de las inversiones para incrementar la producción de hidrocarburos.
“La reforma energética no es solo los contratos de exploración y extracción, se basa en un mercado de transformación de materia prima en energía”.
Ramsés Pech, CEO de Caraiva y Asociados.
Apostar por nuevas refinerías
Unas de las propuestas dentro del plan energético de Andrés Manuel es la construcción de nuevas refinerías en el país. En entrevistas para diversos medios la semana pasada, AMLO prometió presentar en un mes un plan para modernizar las seis refinerías que ya existen en México y construir dos más. Pero para Pech, este proyecto por sí solo no será suficiente para resolver el problema energético del país.
“Una refinería no se construye en función de sentimientos”, expresa, “sino de un estudio de factibilidad”. Es indudable que la demanda de más petrolíferos existe, las dudas se concentran en si existen ductos para transportar dicha materia prima, lo mismo que centros de almacenamiento para guardarla. “Todo el sur, Tabasco, Campeche, Chiapas y Veracruz, se maneja por carros-tanque. No puedes producir demasiado, porque necesitas un mayor número de unidades para transportar el producto, o un centro de almacenamiento muy grande. Tienes que construir ductos”, explica Ramsés Pech.
De acuerdo con el Sistema de Información Energética de la Sener, las refinerías procesaron 768.9 mdbd en 2017. Esto representa más o menos 50% de la capacidad. Si esta cantidad se incrementa al 80% por medio de modificaciones e inversiones, se necesitarían 1.2 mdbd para alimentar a estas instalaciones. La construcción de dos más, con capacidad para 600 mdbd, requeriría que el país produzca alrededor de 2.5 mdbd en 2025.
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Lo más viable, dice Pech, es construir lo que se conoce como “refinerías modulares”, que manejan de 20,000 a 100,000 barriles. Para esta capacidad, México sí tendría la materia prima disponible. Se espera que para el año 2035, la demanda mundial de crudo se estabilice, y para 2040 comience a declinar, porque existirán otras fuentes de energía, por lo cual, la vida útil de estas refinerías será únicamente de 20 años. Además, los hidrocarburos no son la única fuente hacia la que México debe mirar.
¿Y el dinero?
De acuerdo con la Sener, en los últimos años, la iniciativa privada es quien más invirtió en pozos, terminales de almacenamiento, ductos, centros de operaciones portuarios y estaciones de servicio. El dato exacto: 160 compañías han invertido 77,000 mdd desde que se implementó la Reforma Energética.
“La inversión en infraestructura es privada porque permite que el riesgo del capital (que proviene de créditos bancarios, bonos y certificados de deuda) no lo absorba el gobierno, sino los privados”, explica Pech. A lo anterior se añade la necesidad del gobierno de que los privados produzcan más: entre más volúmen extraigan, más impuestos y derechos pagarán al gobierno. Por este motivo, no se espera que con el nuevo gobierno cambie esta situación.
Sin embargo, todavía no hay claridad sobre cómo se implementarán las nuevas políticas. Como Santiago Fernández, de Intercam Banco, advierte, “queda pendiente saber sobre el futuro de las nuevas rondas y el futuro de la Reforma en su conjunto. Los mercados permanecerán sensibles a estos temas”.
La esperanza es que se mantenga el mercado mixto (público y privado) que existe actualmente. De acuerdo con Pech, hoy en día cuesta más caro el dinero y esto afecta las posibilidades de invertir en infraestructura, tanto para el gobierno, como para los privados. La tasa de interés del Banco de México ya está en 7.75% y en diciembre podría subir hasta 8%. Por su parte, la Fed de EU también está subiendo su tasa de interés. A eso hay que agregarle la incertidumbre ocasionada por la geopolítica.
El dato.77,000 mdd se han invertido en México
desde que se implementó la Reforma Energética.
Por este motivo, para el analista de Intercam, lo más urgente es la certeza jurídica. “Lo que tenemos que esperar la industria, y sobre todo la gente que vendría a invertir, es el soporte jurídico, la protección de la inversión y la facilitación para hacer las inversiones en el país.”
Con respecto a la conformación de los equipos de trabajo en PEMEX y la Sener, Pech opina que no importa las personas que lleguen, sino su disponibilidad para facilitar que el mercado continúe: “No importa a quiénes vayan a poner, porque el presidente en turno puede cambiarlos cuando quiera. Lo importante es que el nuevo gobierno procure que México sea autosuficiente en materia de energía para no depender de los mercados externos”, puntualiza.
¿Y las verdes?
Pareciera que las propuestas del nuevo gobierno de AMLO con respecto a energía se han centrado casi exclusivamente en hidrocarburos. Sin embargo, la plataforma Proyecto 18, coordinada por Alfonso Romo, incluye la generación de energías limpias a partir de los siguientes ejes:Aumentar la generación hidroeléctrica. A partir de las centrales actuales y de la construcción de nuevas para reducir el uso del gas natural.Acelerar transición a energías renovables. Incentivando vehículos eléctricos, desarrollando una industria de partes e insumos fotovoltaicos, eólicos y de autos eléctricos. Llevando energías renovables a 45,000 comunidades marginadas y por medio de estímulos fiscales y crédito a empresas que instalen energías renovables.Rehabilitación de centrales termoeléctricas. Mejorando la eficiencia mediante la modernización de sistemas de uso dual.