El gobierno neerlandés puso en marcha un intento de última hora para mantener a Shell en los Países Bajos, tratando de abolir un controvertido impuesto sobre los dividendos citado por el grupo de energía como razón para unificar su estructura accionaria y trasladar su sede a Reino Unido.
Funcionarios neerlandeses dijeron a Financial Times que el gobierno interino de Mark Rutte trata de encontrar una mayoría parlamentaria de último minuto para eliminar un impuesto de retención de 15 por ciento que desde hace mucho tiempo es una fuente de quejas de Shell y su compañera multinacional anglo-holandesa Unilever.
Las maquinaciones políticas se producen horas después del anuncio de Shell de que pondrá fin a su estructura doble de acciones y trasladará toda su sede fiscal a Reino Unido. El gobierno neerlandés afirmó que el anuncio fue una “sorpresa desagradable” y ahora lucha para evitar que Shell se vaya.
A principios de este año, el director ejecutivo de Shell, Ben van Beurden, citó el hecho de que los Países Bajos no abolieron el impuesto sobre los dividendos como una posible razón para abandonar el país. Reino Unido es una excepción entre la mayoría de los países europeos al no tener un impuesto sobre los dividendos.
El impuesto de 15 por ciento sobre las acciones tipo A holandesas de Shell restringe, en efecto, la recompra de acciones a sus acciones tipo B de Reino Unido, que no están sujetas a dicho gravamen, pero las compras de acciones B de Shell cada trimestre están limitadas por los reguladores a 25 por ciento del volumen promedio de operaciones diarias, o sea, 2 mil 500 millones de dólares.
Según los planes, Shell seguirá cotizando en Ámsterdam, Londres y Nueva York, pero con una sola línea de acciones, ampliando el grupo al que se aplica el límite de 25 por ciento y permitiéndole así aumentar sus recompras.
El gobierno de coalición de Rutte prometió en 2017 eliminar la retención de 15 por ciento para que el país fuera más amigable con las empresas, y alentó tanto a Unilever como a Shell a trasladarse por completo a los Países Bajos.
Sin embargo, se archivó la propuesta tras desatar el revuelo político entre los partidos verdes y de izquierda, que se opusieron a que el gobierno ofreciera favores fiscales a multinacionales por valor de alrededor de mil 900 millones de euros al año. Unilever anunció el año pasado el traslado de su sede de Rotterdam a Londres.
El ministro de Economía neerlandés, Stef Blok, y el ministro de Hacienda, Hans Vijlbrief, se dirigirán a los diputados en el Parlamento hoy para hablar de sus planes de eliminar el impuesto.
Shell ha enfrentado otros problemas en Países Bajos este año. En mayo, un tribunal de La Haya ordenó a la empresa reducir sus emisiones de carbono con más rapidez y en mayor tamaño de lo planeado, una sentencia que Shell está apelando.
El grupo de energía también está bajo el ataque del fondo de cobertura activista estadunidense Third Point, que después de construir una gran participación pide la división de la empresa, a la que acusa de estar empantanada por una estrategia incoherente.
Los accionistas de Shell votarán sobre los cambios previstos por la empresa en una asamblea general el 10 de diciembre. La firma no respondió de inmediato a una solicitud de comentarios.
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