Leo un libro cada dos semanas y hago mucho deporte para trabajar bien: Sebastián Mejía

Entrevista

El fundador de Rappi medita, juega futbol, corre y va al gimnasio para estar a altura de las exigencias que le demanda su compañía de entrega de productos, la cual promedia ventas de 4 millones de dólares al mes.

“Emprender es sacrificio y tienes que cargar parte de tu vida a tu negocio”. (Ariana Pérez)
Cristina Ochoa
Ciudad de México /

Hay sueños que se hacen realidad, sobre todo si se lucha por ellos. Tal es el caso del colombiano Sebastián Mejía (Cali, 1985), quien desde niño quiso convertirse en empresario, incluso en el colegio buscó hacer cosas diferentes que le proporcionaran una sensación de autorreflexión y conocimiento de sí mismo.

Vestido con jeans y sudadera, Mejía, de 34 años, arquetipo del empresario tradicional, fundó Rappi, una de las compañías de entrega de productos con el más rápido crecimiento en los últimos años, por lo que ya es considerada como una startup unicornio que, dentro de la jerga del ecosistema emprendedor, quiere decir que es una compañía que alcanzó un valor por mil millones de dólares. Actualmente, Rappi tiene en promedio ventas de 4 millones de dólares mensuales.

¿Cuándo surgió tu vocación empresarial?

Me di cuenta que podía hacer cosas diferentes, que podía liderar y cambiar un poco el mundo; a medida que fui creciendo, para mí siempre fue muy claro que quería emprender. Me gusta crear impacto, hacer cosas diferentes, me gusta ir contra el camino tradicional que se traza cuando sale un producto. Creo que una de las grandes lecciones de mi vida fue que me tocó vivir muchas dificultades tanto personales como económicas desde muy joven, eso me ayudó a ser perseverante, una parte fundamental para emprender.

¿Cómo empiezas tu día?

Una vez que me despierto, trato de tener una hora y media de tiempo para mí. Trato de ser muy disciplinado en ese sentido. Hago meditación por unos 20 minutos, algo de deporte y trato de no tocar mi teléfono en ese lapso, porque lo checo constantemente, incluso cuando voy en el avión, porque tengo una empresa con la que debo estar conectado todo el tiempo y la comunicación es vital, sobre todo los fines de semana, que son días clave para nosotros.

¿Cuáles es tu pasatiempo favorito?

Me gusta leer mucho sobre negocios e historia. Leo al menos un libro cada dos semanas y hago mucho deporte para trabajar bien y a la altura de tantas exigencias y responsabilidades. Juego futbol, corro, y cuando no puedo salir, voy al gimnasio. Para mí, eso es vital en mi día a día. Soy mucho mejor cuando tengo ese espacio en la mañana para dedicarme a lo mío. Pienso mejor, soy más tolerante, más paciente, más creativo. Eso es parte clave. Si no tienes el cuerpo y la mente sanos, es muy difícil poder superar esos obstáculos y estar a la altura de lo que representa todo lo que estamos construyendo.

¿Has sacrificado algo para convertirte en empresario?

Emprender es sacrificio. Para emprender tienes que cargar parte de tu vida a tu negocio. Es hacer sacrificios personales, con tu familia, con tu pareja; también es fundamental poder compartir este sueño con otras personas, yo he tenido mucha suerte de poder trabajar con socios que son personas que me han hecho mucho mejor y, gracias a ellos, también he podido superar muchos de esos obstáculos.

Es importante enfrentar esos retos con una misión muy clara, estamos en una época fundamental de cambio; no es algo corto plazo y mucho menos solo un tema económico. 

¿Qué representa para ti tener una vida viajando?

Ya se volvió algo muy natural. Es mucho y lo llevo haciendo desde que comencé a estudiar y después cuando empecé a trabajar. Me ha ayudado a entender culturas, diferentes formas de trabajo y cómo funcionan las empresas de cada país.

Me gusta, porque no soy muy bueno con las rutinas. Eso te permite cambiar de perspectiva, aunque es un ritmo duro y agotador, por lo que hay que saber cuidarse, no puedes permitir que eso te queme. Me ha pasado que he tenido viajes tan pesados que me he desmayado, esos extremos son peligrosos.

¿Qué extrañas de Colombia?

A mi familia. Colombia son mis raíces, ahí tengo a mi familia, estoy muy conectado con el país por temas personales y del negocio, pero me gusta viajar y vivir en otros lugares. México me encanta. Ciudad de México es una de las mejores del mundo. Me encanta su cultura, el estilo de vida, su gente, su comida, las personas. Es una ciudad muy cosmopolita, soy un gran fan del país.

¿Qué queda de aquel joven que salió de Colombia a los 18 años?

Espero no haber cambiado mucho. Los valores son fundamentales, la sencillez, la cercanía con la familia y ser feliz... hacer las cosas con pasión, con propósito, todas esas cosas son fundamentales. Es muy importante estar conectado con eso.

Espero haber cambiado para mejorar, para aprender y ser mejor líder y persona. Busco muchos apoyos, escucho muchos consejos. No me gusta para nada la arrogancia, espero aprender y mejorar siempre.

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