“Dos son mejor que uno, porque si cayeran el otro levantará a su compañero. Y si alguno prevalece contra uno, dos le resistirán; una cuerda doble no se rompe con facilidad", escribió John Steinbeck en su novela ganadora del premio Nobel de Literatura en 1962, Uvas de ira.
La jornada de la familia Velazco Ruíz empieza a las 4:00 horas del día. Aún con el sereno de la madrugada, Mario Velazco sale todas las mañanas al ejido Independencia, en el municipio de Tapachula, Chiapas, a trabajar los cafetales. A la misma hora, Dora Ruíz, su esposa, se ocupa del proceso de secado del café, el rayado y meneado del producto en el patio de su casa.
Desde los 16 años él se dedica a la producción de café, luego de que su padre lo involucrara en el negocio familiar. Su progenitor, relata, aún continúa trabajando a sus 91 años de edad.
Ella comenzó a trabajar en la industria a los 18 años, cuando su madre le heredó parte de su terreno para el cultivo. A sus 58 y 51 años de edad, la pareja juntó sus propiedades y ahora cuentan con cinco hectáreas para trabajar el café, que ha sido la historia de su vida juntos.
“Producíamos muy poco, entre cinco y seis toneladas cada año”, dijo Mario. Luego de su entrada al Plan Nescafé, auspiciado por Nestlé, su productividad se duplicó, menciona. El año pasado alcanzó las 20 toneladas y su meta es alcanzar las 30 toneladas.
“Antes me iba a pie y gracias al crecimiento que hemos tenido ya contamos con dos vehículos para movernos para cargar el café. Ya no lo traigo en la espalda”, menciona el hombre quien en la charla es fluido, pero ante la cámara acepta un porte más serio.
En tiempo de cosecha (de noviembre a febrero), Mario sale con 18 trabajadores rumbo al campo, algunos de ellos, guatemaltecos; el resto del año el chiapaneco tiene a su cargo a 20 personas. Su misión en campo es hacer producir bien la parcela y tenerla bien ordenada.
Trabajo en equipo
Mientras él sale a trabajar los cafetales (variedad robusta) para la cosecha, ella trabaja en el secado del producto usando únicamente las 70 cajas que caben en su patio. Además se encarga del cuidado de sus tres hijas, de 12, 13 y 14 años.
“Nuestras hijas estudian, pero nos apoyan en sus ratos libres. Les hemos inculcado ser un equipo de trabajo”, dicen orgullosos.
Este matrimonio sabe que el desempeño profesional en todos los niveles es complicado y que sin trabajo duro difícilmente se logra un fin, algo que tratan de enseñar a sus hijas.
“El empleo lo van a tener en casa, si siguen trabajando en equipo y nunca les va a faltar nada, porque las parcelas producen y mucho, pero hay que saber. Eso es lo que yo les inyecto a mis hijas, que les gusta el campo”, dicen.
Luego de acudir a la presentación de la campaña Tributo, de la marca de café, en donde ambos aparecerán en algunos frascos del producto, la pareja debe volver a casa con sus hijas a prepararse para una nueva temporada de cosecha.
CPR