Después de cuatro años y medio de dolor, llegamos al final del principio del brexit. Tenemos un acuerdo. Es un acuerdo perjudicial para la economía británica en comparación con permanecer dentro de la Unión Europea (UE). Pero es mucho mejor que la estupidez de no tener un acuerdo. Sobre todo, mantiene una relación de trabajo con los vecinos cercanos y principales socios económicos de Reino Unido.
Ningún gobierno responsable dejaría unos cuantos días para que las empresas se adapten a las complejidades de esta nueva situación. Mucho menos lo haría en medio de una pandemia. Este seguirá siendo un divorcio tonto e innecesario. Pero la realidad del brexit tal vez incluso traiga algunos beneficios.
La UE ya debería haber visto algunos. Es casi seguro de que no podría haber acordado su fondo de recuperación de la pandemia de 750 mil millones de euros si el Reino Unido siguiera en la mesa de negociación. A partir de ahora, la UE podrá avanzar más rápido hacia sus objetivos compartidos.
Para el Reino Unido también, el Brexit traerá el gran beneficio de separar la realidad de las ilusiones.
Algunas ilusiones ya desaparecieron. Los brexiters (los partidarios del brexit) le dijeron al país que sería fácil asegurar un excelente acuerdo de libre comercio con la UE. De hecho, resultó bastante difícil, y el Reino Unido tuvo que hacer concesiones desde 2016, sobre todo en cuanto al dinero que le debe a la UE, la frontera irlandesa y las demandas de la UE para un “campo de juego equilibrado”.
Estas ilusiones se vieron reforzadas por otras. Entre ellas estaba la idea de que el Reino Unido y la UE negociarían como “soberanos iguales”. Sí, la UE y el Reino Unido son igualmente soberanos, pero no igualmente poderosos. La economía del Reino Unido es menos de 20 por ciento de la del bloque; 46 por ciento de las exportaciones de mercancías del Reino Unido se dirigieron a la UE en 2019, mientras que solamente 15 por ciento de las exportaciones de mercancías de la UE (excluyendo su comercio interno) fueron al Reino Unido.
La relación económica entre la UE y el Reino Unido es más parecida a la de Canadá con Estados Unidos. Como señala Jonathan Portes del King’s College of London, el acuerdo comercial que impuso EU a Canadá y México es bastante intrusivo.
Al tener en cuenta este desequilibrio, y el fetiche que hay con la soberanía del Reino Unido, éste obtuvo un buen acuerdo. El texto de mil 246 páginas del acuerdo contiene menciones escasas e insignificantes del Tribunal de Justicia de la UE. El acuerdo detallado sobre la controvertida cuestión del “campo de juego equilibrado” es simétrico. Pero cualquier acción que tome la UE para “reequilibrar” sus políticas, en respuesta a una acción del Reino Unido a la que se oponga con éxito, tendrá un impacto mucho mayor en el Reino Unido que viceversa.
La realidad no es simétrica. Ese seguirá siendo el caso en muchas de las negociaciones que todavía están por venir con la UE. Cuando uno negocia con potencias extranjeras, y especialmente cuando son más poderosas, “recuperar el control” de cierta manera es algo teórico.
Sin embargo, ese lema también es un engaño en otros aspectos. En defensa, educación, vivienda, salud, desarrollo regional, inversión pública y bienestar social, el Reino Unido ya tenía en gran medida el control. Pero el pueblo británico está a punto de perder valiosas oportunidades para hacer negocios o vivir, o estudiar y trabajar en la UE. Ellos no van a “recuperar el control” de sus vidas, sino que lo van a perder.
Incluso en donde se recuperó el control, en teoría, la realidad puede sorprender a los partidarios de abandonar el bloque. Consideremos la inmigración. En los doce meses que terminaron en junio de 2016 (el mes del referéndum), la inmigración neta de la UE sumada a la de personas que no pertenecen al bloque fue de 355 mil (ignorando la emigración neta de los británicos). En los 12 meses que terminaron en marzo de 2020, la inmigración neta fue de 374 mil. La inmigración neta de la UE se desplomó de 189 mil a 58 mil. Pero la del resto del mundo —en teoría bajo el control del Reino Unido— se disparó de 166 mil a 316 mil.
De hecho, el Reino Unido logró mantener un acceso relativamente favorable (aunque notablemente peor) para las fábricas, en las que tiene una desventaja comparativa, mientras que aceptó un trato sustancialmente peor para los servicios, en los que tiene una ventaja comparativa. De hecho, luchó más fuerte por el control de la pesca, que genera 0.04 por ciento del producto interno bruto del Reino Unido, que por los servicios, que generan la mayor parte del PIB.
Johnson prometió que el Reino Unido va a “prosperar enormemente” incluso sin un acuerdo. Pero prácticamente todos los economistas están de acuerdo en que el Reino Unido será significativamente más pobre en el largo plazo, incluso bajo este tipo de acuerdo, de lo que sería si hubiera seguido siendo miembro.
Incluso la supervivencia del Reino Unido está en duda. Escocia e Irlanda del Norte podrían abandonar la Unión, el primero para unirse a la UE, argumentando que, también, quiere “recuperar el control”, y el segundo para unirse a Irlanda y de esta manera también a la UE. Entonces, Inglaterra tal vez tenga frontera con la UE en el Mar de Irlanda y en el río Tweed. Observemos y aprendamos.
Es un acuerdo para siempre
El autor considera que el Brexit es en muchos sentidos el equivalente inglés de la promesa de Donald Trump de “hacer a EU grande de nuevo”. Pero algo que lo hace muy diferente es que, a diferencia del tiempo de Trump como presidente estadunidense, el brexit es para siempre.