La Reserva Federal (Fed) de Estados Unidos amplió hasta finales de año los mecanismos de préstamos de emergencia que estableció para apuntalar los mercados financieros durante la pandemia, en la señal más reciente de su preocupación de que la crisis del coronavirus continuará pesando en la economía de EU.
El consejo directivo del banco central estadunidense anunció ayer la decisión mientras sus responsables de las políticas monetarias comenzaron una reunión de dos días. Los mecanismos de crédito, que se diseñaron para apoyar el financiamiento a corto plazo y los mercados de deuda corporativa y para ofrecer préstamos a medianas empresas en dificultades, vencerían a finales de septiembre y ahora será el 31 de diciembre.
“La ampliación de tres meses va a facilitar la planeación de los posibles participantes de las líneas de crédito y ofrecerá certidumbre de que los mecanismos van a seguir disponibles para ayudar a la economía a recuperarse de la pandemia de covid-19”, indicó la Fed.
Los mecanismos “proporcionaron un soporte crítico, estabilizando y mejorando sustancialmente el funcionamiento del mercado y mejorando el flujo de crédito para los hogares, las empresas, y los gobiernos estatales y locales”, agregó.
Funcionarios de la Fed habían señalado que los mecanismos de crédito se iban a mantener mientras fueran necesarios y que no se iba a permitir que expiraran prematuramente.
En una entrevista con Financial Times este mes, Eric Rosengren, presidente de la Fed de Boston, dijo que el Main Street Lending Program, programa que él supervisa y que apenas hasta hace poco entró en pleno funcionamiento, se iba a ampliar a medida que más empresas necesitaran ayuda para permanecer a flote. “Yo creo que si hay necesidad —y mi expectativa es que probablemente existirá la necesidad— eso se va a ampliar”, dijo.
El uso de muchos de los 11 mecanismos de emergencia, que operan bajo poderes que permiten al banco central realizar compras de activos en “circunstancias inusuales y apremiantes”, se mantuvo modesto desde que comenzó a funcionar en los últimos meses. La recuperación financiera que desarrolló la Fed desde marzo ya demostró ser lo suficientemente sólida como para permitir a las empresas y otros participantes del mercado tener acceso al financiamiento que tanto necesitan a través de los mercados privados.
Desde entonces, los estrategas de Wall Street redujeron sus pronósticos sobre el tamaño del balance de la Reserva Federal de fin de año para reflejar esta modesta demanda, incluso cuando esperaban que el banco central mantuviera los mecanismos como respaldo en caso de que los mercados financieros se volvieran a hundir.
En un consenso actualizado de las previsiones de los analistas que recopiló Financial Times se muestra que se esperaba que el balance subiera a 8.5 billones de dólares para finales de 2020, cerca de un billón de dólares menos que el nivel de fin de año previsto en mayo.
Los programas de préstamos de emergencia de la Fed se establecieron con el consentimiento del Departamento del Tesoro y se utiliza capital del gobierno de EU, que es el que está soportando la mayor parte del riesgo de crédito. Su extensión recibió la aprobación de Steven Mnuchin, secretario del Tesoro.
“La extraordinaria respuesta de la Reserva Federal a la pandemia de covid-19, apoyada por el capital social del Tesoro, desempeñó un papel vital en la mejora de la liquidez y el restablecimiento del funcionamiento del mercado”, dijo Mnuchin. “A través de esta extensión, vamos a continuar apoyando el flujo de crédito a los trabajadores, las empresas y los municipios estadunidenses”.
Aún lejos, segundo plan de estímulos
Congresistas republicanos de Estados Unidos, con mayoría en el Senado, presentaron ayer una propuesta de estímulos fiscales para enfrentar el coronavirus, y sus consecuencias económicas, valorada en un billón de dólares, muy por debajo del plan demócrata, quienes controlan la Cámara de Representantes, estimado en 3 billones de dólares y ya rechazado por los conservadores. Los legisladores negocian un segundo paquete de apoyo tras el aprobado en marzo, que se ha mostrado insuficiente ante la gravedad de la crisis económica desatada por la emergencia sanitaria.