El acuerdo de Argentina con el Fondo Monetario Internacional (FMI) para refinanciar la deuda de 44 mil 500 millones de dólares se ve amenazado por una ruptura dentro de las propias filas del gobierno a pocas semanas de que se cumpla el plazo para finalizar el pacto.
El presidente Alberto Fernández presiona a los legisladores de su propia coalición de izquierda para tratar de conseguir el apoyo a un acuerdo preliminar, que requiere la aprobación del Congreso. Pero conseguir una mayoría simple está resultando un reto antes de que se levante la sesión el 1 de marzo.
“Fernández trata de mantener unidas las piezas del rompecabezas de su coalición”, dijo a Financial Times un asesor cercano al presidente. “Hay piezas que no quieren ser parte del rompecabezas y se están separando”, señaló.
La sorpresiva renuncia el 31 de enero de Máximo Kirchner como líder del bloque peronista en la cámara baja del Congreso en protesta por el acuerdo con el FMI puso de manifiesto las profundas fisuras dentro de la coalición de gobierno, una mezcla de moderados alineados con el presidente y un ala radical liderada por Kirchner y su madre, Cristina Fernández de Kirchner, la vicepresidenta del país.
Los legisladores de la coalición gobernante alineados con los Kirchner pueden votar en contra o abstenerse, lo que complicará aún más el quorum para garantizar la aprobación del acuerdo. Argumentan que el acuerdo original con el FMI infringió las reglas del fondo —algo que el organismo niega— y que la institución debe conceder a Argentina un trato favorable en cualquier nuevo acuerdo.
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Germán Martínez, quien sustituyó a Kirchner como líder del bloque peronista, dijo al Financial Times que hasta ahora el número de votos que respaldan el acuerdo con el FMI es “poco claro”.
“Estamos digiriendo lo que pasó en enero”, dijo Martínez, en referencia a la renuncia de Kirchner, y “despejando cualquier duda” entre los diputados que están indecisos, e indicó que trabaja para “cerrar la brecha” en las próximas semanas llamando o reuniéndose con los representantes uno por uno para asegurarles que el acuerdo es la mejor opción para Argentina.
Cualquier retraso en el Congreso pondrá en peligro el acuerdo anunciado en enero, que se produjo tras meses de discusiones entre Argentina y el FMI para reestructurar la deuda del rescate récord de 57 mil mdd en 2018 negociado por el anterior gobierno de centro-derecha de Mauricio Macri.
El acuerdo aún debe cerrarse también en el FMI. Argentina debe al fondo 19 mil millones de dólares en pagos este año derivados del rescate, que incluye una cuota considerable de 2 mil 800 mdd que vence el 22 de marzo, lo que los analistas consideran como una fecha límite de facto para aprobar el acuerdo a medida que las reservas internacionales del país disminuyen.
Fernanda Vallejos, diputada peronista por la provincia de Buenos Aires, se encuentra entre los que piensan votar contra el acuerdo. “Dejando de lado la política, es una cuestión de matemáticas”, dijo. “Para una deuda que es impagable… no se puede refinanciar, hay que reestructurarla”.
El actual esquema de acuerdo, que contempla que Argentina reduzca su déficit fiscal primario gradualmente de 2.5 por ciento del producto interno bruto este año a 0.9 por ciento en 2024, no cambia los términos del préstamo original de 2018, dijo Vallejos, y se corre el riesgo de “un largo ciclo de deuda”, que Argentina ha visto antes.
Las reservas netas del banco central cayeron en territorio negativo, de acuerdo con algunos cálculos, después de que el gobierno pagó al fondo en febrero poco más de mil millones de dólares por concepto de capital e intereses. La inflación supera 50 por ciento anual y el tipo de cambio paralelo es más del doble del nivel oficialmente controlado.
Si se aprueba este acuerdo, será el vigésimo segundo en la historia del país con el fondo, desde su ingreso en 1956. Los economistas expresaron su escepticismo sobre si un gobierno dividido e impopular que se enfrenta a las elecciones del próximo año será capaz de cumplir sus compromisos.
“Cada tres meses nos vamos a enfrentar a la incertidumbre sobre nuestra capacidad de pago y eso no es ninguna solución”, dijo Vallejos, quien describió el debate en el Congreso como muy poco homogéneo.
Al no haber consenso entre la coalición peronista gobernante sobre los términos del acuerdo, los legisladores más moderados de la oposición dijeron públicamente que pueden votar en contra, o se abstendrán. Los líderes de la oposición arremetieron contra la “irresponsabilidad” del partido gobernante por no presentar un frente unido en un asunto de tanta importancia durante una rueda de prensa la semana pasada.
Kristalina Georgieva, directora gerente del FMI, reconoció “las limitaciones” de lo que se puede hacer en Argentina en los próximos años, citando la oposición política.
El FMI en sí no requiere ninguna aprobación del Congreso para finalizar el acuerdo, aunque el fondo destacó la necesidad de un amplio apoyo político para un pacto. Carlos Melconian, ex director del Banco de Argentina, dijo que Fernández, en teoría, puede negociar sin el pleno apoyo del Congreso, aunque hacerlo puede ser políticamente costoso de cara a las elecciones de 2023.