Cuando Nir Barzilai se especializó en ciencia antienvejecimiento hace 30 años, fue un acto de esperanza. Ahora, el científico israelí-estadounidense cree que el mundo está a punto de convertir la esperanza en realidad, encontrando fármacos revolucionarios que prevengan los efectos del envejecimiento antes considerados inevitables.
Luego de un prometedor estudio realizado en el Reino Unido con pacientes reales, el director del Instituto de Investigación sobre el Envejecimiento de la Facultad de Medicina Albert Einstein de Nueva York planea llevar a cabo un enorme ensayo clínico para comprobar si la metformina, un medicamento genérico barato contra la diabetes, puede extender la vida útil por varios años.
Si los reguladores aprueban la metformina para combatir el envejecimiento, Barzilai cree que las grandes compañías farmacéuticas y de biotecnología se lanzarán sin duda al campo de la longevidad.
La fantasía de vivir para siempre ha perdurado por siglos. Aunque seguimos sin poder eludir la muerte, ya aprendimos a adelantarnos a ella: la ciencia mejoró notablemente la esperanza de vida, al principio con medidas más mundanas como alcantarillas y vacunas, y después con nuevos fármacos para hacer frente a condiciones crónicas. En el Reino Unido, la esperanza de vida al nacer casi se duplicó entre 1841 y 2011.
Pero ahora que muchas personas pasan sus últimas décadas con mala salud, científicos como Barzilai se esfuerzan no solo por aumentar la esperanza de vida, también el número de años que vivimos sanos.
Sin embargo, Barzilai todavía está en la búsqueda de dinero para financiar el ensayo clínico, que podría durar cuatro o seis años, con un costo entre 50 y 75 millones de dólares (mdd). Hasta la fecha, ya consiguió 22 mdd, 9 de ellos provenientes de los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos.
Encontrar dinero para financiar las investigaciones es difícil. Los inversores del sector salud normalmente quieren retornos a corto plazo, algo muy poco probable en el caso de la metformina, cuya patente caducó hace tiempo. Los gobiernos, por su parte, dan prioridad a la investigación de enfermedades.
En este vacío han entrado multimillonarios del sector de tecnología como el fundador de Amazon, Jeff Bezos, el empresario israelí Yuri Milner y, a través de Alphabet, los cofundadores de Google Larry Page y Sergey Brin, que financian nuevos modelos que tienen el objetivo de combinar lo mejor de la empresa y el mundo académico, sin la presión de los retornos a corto plazo. Barzilai espera presentar el argumento de ventas del proyecto a algunos de estos inversores en una próxima conferencia sobre longevidad.
Los multimillonarios, tentados por la idea de vivir cada vez más años, financian un campo que no prosperaría sin ellos. Pero Christopher Wareham, experto de la Universidad de Utrecht que estudia la ética del envejecimiento, dice que se corre el riesgo de que los avances en la ciencia de la longevidad aumenten las diferencias entre ricos y pobres en cuanto a salud, riqueza y poder.
3,000 millones
de dólares levantó Altos Lab en su primera ronda de financiamiento.
Tac tic: un reloj biológico en reversa
A medida que el campo de la investigación sobre la longevidad se expandía, los científicos se reunieron para plantearse la pregunta más fundamental: ¿Qué es el envejecimiento?
James Peyer, CEO de Cambrian Biopharma, que funciona como incubadora e invierte en empresas dedicadas a la longevidad, afirma que la “estrella del norte” en este campo es la creación de una nueva generación de fármacos preventivos que, en su opinión, tendrán tanta repercusión en la salud humana como las vacunas y los antibióticos.
Antes de desarrollar estos fármacos, los científicos tienen que investigar lo que ocurre a nivel celular. Un descubrimiento importante fue que el reloj biológico de las células puede dar marcha atrás mediante “factores de rejuvenecimiento” que permiten revertir enfermedades. Otro fue que las células senescentes se acumulan en las personas mayores —envejecen, ya no se dividen, pero se niegan a morir— y causan problemas de salud.
Pero la mayoría de estos descubrimientos se han realizado en animales. Hacer ensayos clínicos de estas hipótesis en seres humanos presenta enormes desafíos de tiempo y regulación, pues el envejecimiento no está definido como una enfermedad.
Así, aunque Barzilai cree que la metformina puede alargar la vida, su ensayo clínico tratará de demostrar que el fármaco retrasa una serie de enfermedades, como la apoplejía, la insuficiencia cardiaca, el cáncer y la demencia, además de la muerte.
Pero el mayor obstáculo, por mucho, es conseguir dinero suficiente para financiar los grandes ensayos clínicos, acelerar esta exploración y encontrar otros factores que influyan en el envejecimiento.
1,000 millones
de dólares al año invertirá la familia real saudita en Hevolution Foundation, con la condición de que los proyectos sean democratizables
Financiando ‘motores de descubrimiento’
Cuando Rick Klausner empezó a recaudar fondos para Altos Labs, en lugar de presentar a los accionistas potenciales una lista de proyectos y un calendario de hitos, el ex director del Instituto Nacional del Cáncer de EU tenía la esperanza de que invirtieran en lo que él denominaba un “motor de descubrimiento”.
Su argumento de ventas fue que Altos contrataría a los mejores cerebros del sector —incluido Hal Barron, antiguo director científico de GSK— y los dejaría en libertad. Trabajando de una forma más colaborativa que la académica, abordarían los grandes problemas en torno al rejuvenecimiento celular con la ambición de revertir enfermedades.
Y resultó: la compañía levantó 3,000 millones de dólares, un récord en el sector de las ciencias de la vida, en una ronda encabezada por Arch Venture Partners y que, al parecer, incluía fondos de Bezos y Milner, cofundador de Mail.Ru y fundador de la empresa de inversiones en tecnología DST Global.
Barron dice que el dinero les permitirá fracasar varias veces en la consecución de su objetivo: una “forma de pensar increíblemente novedosa” para revertir enfermedades. “Si tuviéramos una inversión típica de 60 o 100 millones de dólares, no sería realmente sensato tratar de abordar este problema”, explica.
3,500 millones...
de dólares se comprometieron Alphabet y AbbVie a invertir en la biotecnológica Calico
Lanzado a principios de 2022, Altos es solo el más conocido de los experimentos bien financiados que tratan de turbocargar la ciencia antienvejecimiento. El primero fue Calico Life Sciences, una compañía de Alphabet, fundada en 2013, donde Barron solía dirigir la investigación.
Robert Nelsen, cofundador de Arch Venture Partners, dice que la empresa solamente quería inversores a muy largo plazo. Su grupo puede mantener acciones de Altos de 10 a 15 años en caso de ser necesario, aunque cree que otros inversores verán el valor mucho antes de que aterrice en un “Santo Grial”.
Jonathan Lewis, director de negocios de Calico, dice que un “pedazo de financiamiento” de Alphabet, entonces conocido como Google, permitió a la compañía centrarse en la biología temprana cuando se lanzó en 2013.
Desde entonces, atrajo financiamiento de la compañía farmacéutica AbbVie. La asociación se renovó dos veces, y ahora tanto Alphabet como AbbVie se comprometieron a invertir 3,500 millones de dólares.
Hoy, Calico cuenta con tres posibles fármacos en fase inicial de ensayos clínicos.
La ética de la investigación privada
Las nuevas empresas, bien financiadas, ya provocaron debates sobre si los gobiernos toman en cuenta sus prioridades científicas y las consecuencias de transferir más ciencia a instituciones privadas.
El financiamiento del gobierno está creciendo, pero todavía está lejos de igualar la inversión de organizaciones como Altos. Los Institutos Nacionales de Salud de EU tienen una división dedicada al envejecimiento, pero el aumento de su presupuesto en la última década se dedicó sobre todo al Alzheimer.
Wareham, el especialista en bioética, dice que debemos alejarnos de la “imagen perturbadora de estos multimillonarios que parecen vampiros, cocinando pociones y experimentando consigo mismos”, y darnos cuenta de que, aunque tengan intereses propios, pueden “darse el lujo de cometer muchos errores”, cosa que los gobiernos no pueden.
Los gobiernos también contribuyen de formas menos obvias. Lewis califica al Reino Unido de “profético” al crear el UK Biobank (Biobanco del Reino Unido), una base de datos de información genética y de salud con medio millón de participantes. Demostró ser tan útil que Calico ayuda a financiar más exploraciones para comprender mejor la evolución de las enfermedades en los adultos mayores.
A algunos les preocupa que las compañías privadas puedan restringir el acceso a las innovaciones, como hacen las farmacéuticas con los altos precios de los medicamentos. A medida que la ciencia antienvejecimiento se acerque al mercado, se van a plantear grandes cuestiones éticas sobre la equidad en la distribución de los nuevos tratamientos.
Mehmood Khan, director ejecutivo de Hevolution Foundation, una organización sin fines de lucro dedicada a la investigación de la longevidad y respaldada por la familia real saudita, que se comprometió a invertir 1,000 millones de dólares al año, dice que su visión es “prolongar la vida sana en beneficio de toda la humanidad”. Para no agravar la diferencia de esperanza de vida entre ricos y pobres, Hevolution solamente financia proyectos que puedan “democratizarse”.
Altos dice que está comprometido a trabajar con el ecosistema de atención médica en el acceso y la equidad.
Ronald Kohanski, del Instituto Nacional sobre el Envejecimiento de EU, dice que mientras en el Renacimiento los científicos dependían del bolsillo de los ricos, hoy los gobiernos occidentales apoyan la ciencia abierta, para acelerar la innovación y fomentar un acceso más amplio.
“No todos los que recibieron las grandes ofertas salariales de Altos Labs se fueron. Algunos prefieren quedarse en el mundo académico”, dice y añade que las personas con financiamiento privado no están sujetas a la misma “obligación” que las que tienen dinero público: garantizar que sus descubrimientos sean accesibles y que cualquier consecuencia positiva esté al alcance de todos.
“Si haces algo para ganar dinero, optimizas tus ganancias. Eso es el capitalismo”, dice.
SGS