Avi Schiffmann, jovén emprendedor quiere cambiar el mundo con startups

FT MERCADOS

Los jóvenes emprendedores quieren cambiar al mundo y privilegian el propósito sobre las utilidades.

Avi Schiffmann, la determinación de una generación más joven de usar la tecnología para el bien.
John Thornhill
Ciudad de México /

Cuando se trata de responder la pregunta: “¿Qué lograste durante el confinamiento?”, Avi Schiffmann, un estudiante de preparatoria de Washington, puede dar una respuesta más impresionante que la mayoría. 

Schiffmann, de apenas 17 años de edad, desarrolló su propio sitio de seguimiento de datos de coronavirus—nCoV2019. live—, que se ganó el elogio entusiasta de los funcionarios de atención de salud, un premio Webby (que reconoce la excelencia en internet) y cerca de 1,000 millones de visitantes en todo el mundo. Si eso no fuera suficiente, Schiffmann lanzó otro sitio acerca de las protestas de Black Lives Matter y trabaja en un proyecto para proporcionar a los votantes información más confiable antes de las elecciones de noviembre en Estados Unidos (EU). 

Schiffmann, cuya modestia iguala su precocidad, dice que aprendió todo lo que necesitaba saber de los videos en línea y los grupos de chat. “Eso es algo de lo más genial, ¿no? Puedes ver videos en YouTube y aprender qué hacer y entonces llegar a 1,000 millones de personas desde tu habitación”, me dijo. 

Su historia destaca dos características sorprendentes acerca de nuestra época. Internet proporciona acceso instantáneo a toda la información publicada en el mundo, mientras que la nube crea la capacidad para llegar a una audiencia global de un día a otro a un costo mínimo. Pero su experiencia también es un ejemplo de una tercera característica, el cambio de la actitud transformadora: la determinación de una generación más joven de usar la tecnología para el bien, no solo para ganar dinero. Los anunciantes le ofrecieron 8 millones de dólares (mdd) para promocionarse en su sitio, pero él los rechazó, dijo que todavía no se quiere retirar en las Bahamas. Para él, el propósito era más importante que las utilidades. No necesitas miles de millones de dólares para lograr un gran impacto, dice. 

Otros también aprendieron esa lección. Greta Thunberg, la activista ambiental sueca de 17 años, vigorizó el movimiento ecologista global a través del poder de su activismo y un uso inteligente de las redes sociales. 

Marcus Rashford, el futbolista británico de 22 años de edad, movilizó apoyo en línea con verano, y obligó al gobierno a dar un giro de 180 grados en su política. 

Los jóvenes emprendedores impulsan un movimiento de “tecnología para el bien”. Un estudio de miles de startups europeas que realizó Slush, los finlandeses organizadores de conferencias de tecnología, encontró que 37% se definió a sí mismo como impulsado por un propósito, con el objetivo de abordar al menos una de las metas de desarrollo sustentable de la Organización de las Naciones Unidas. La Norrsken Foundation, un grupo sueco de inversión, tiene la misión de respaldar lo que llama “unicornios de impacto social”, o empresas que tendrán un impacto positivo en la vida de 1,000 millones de personas, frente a los unicornios financieros que tienen una valoración de 1,000 mdd. 

Él dice...

“Algunas empresas de capital de riesgo opinan que las startups con un propósito atraen al mejor personal y obtienen la mayor aceptación entre los consumidores”

​“La idea de hacer algo con impacto, significado y propósito es lo más respetado y valorado en el campus”, dice Jessica De Suza, una joven de 21 años que cursa su último año en la Universidad de Stanford. 

Las generaciones más viejas podrían descartar hablar de propósito social como una función temporal de la juventud, hasta que la gravedad financiera ejerce su influencia. Eso puede ser particularmente cierto en medio de una de las crisis económicas más pronunciadas en décadas. Si, como argumentó el fallecido periodista Irving Kristol, un neoconservador es un liberal al que asaltó la realidad, entonces un conformista es un idealista con una familia y una hipoteca. 

Pero incluso los empleados privilegiados, particularmente en el sector de tecnología, hoy desafían el propósito social de sus propias organizaciones. Algunos empleados de Facebook denunciaron abiertamente a Mark Zuckerberg por no eliminar o contextualizar las publicaciones incendiarias del presidente Donald Trump, alentando una reacción negativa más amplia contra la compañía. 

La semana pasada, grupos de derechos civiles, entre ellos la Asociación Nacional para el avance de las personas de color, lanzaron una campaña #StopHateForProfit instando a los anunciantes a boicotear a Facebook. Ya lo hicieron compañías de equipo para actividades al aire libre como North Face, Patagonia y REI. 

Slush descubrió que la mayoría de las compañías de capital de riesgo tardan en detectar estos cambios sociales, y prefieren respaldar inversiones más seguras en las últimas etapas en lugar de innovadores radicales que intentan cambiar el mundo. Pero algunas empresas de capital de riesgo opinan que las startups con un propósito atraen al mejor personal y obtienen la mayor aceptación entre los consumidores, lo que las convierte en mejores apuestas de inversión. “Puedes crear valor además de tener valores”, dice Sonali De Rycker, socio de la firma de capital de riesgo Accel. 

El último recrudecimiento de la protesta social parece más un cambio radical que una tormenta pasajera. Hablar de propósito social ya no es del dominio exclusivo de los que ondean las manos para señalar su virtud. Los inversionistas inteligentes se beneficiarán de estas nuevas corrientes.

srgs

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