Más de 30 de los bancos y procesadores de tarjetas de crédito más grandes de Europa están tratando de crear un gigante de pagos capaz de hacer trizas un “oligopolio” dominado por Estados Unidos.
Una empresa con sede en Bruselas, que en la actualidad emplea a 40 expertos de pagos, tiene hasta septiembre para elaborar un plan para un servicio de pagos paneuropeo que se pueda utilizar tanto para pagar en línea como en las tiendas para liquidar facturas entre consumidores individuales y para retirar efectivo de los cajeros automáticos.
“La idea es construir un campeón europeo de pagos que pueda competir con PayPal, Mastercard, Visa, Google y Apple”, dijo Joachim Schmalzl, presidente de la Iniciativa Europea de Pagos (EPI, por su sigla en inglés).
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Los bancos y los procesadores detrás de la iniciativa, incluidos Deutsche Bank, BNP Paribas, ING, UniCredit y Santander actualmente procesan más de la mitad de todos los pagos en Europa. El proyecto tiene el respaldo de la Comisión Europea y de los reguladores financieros de de la zona euro.
Hasta el momento, la EPI ya recibió más de 30 millones de euros de sus patrocinadores, dijo Schmalzl, quien también es miembro de la junta directiva de la Asociación Alemana de Cajas de Ahorros, el grupo más grande de banca minorista y un firme partidario de la iniciativa, que aún está en la búsqueda de un nombre de marca.
Las primeras aplicaciones en el mundo real —un sistema para pagos electrónicos en tiempo real entre consumidores— tendrá su lanzamiento a principios de 2022, mientras que una herramienta de pagos más amplia puede seguir en el segundo semestre del próximo año, dijo Schmalzl.
Burkhard Vals, un miembro del consejo del Bundesbank, indicó que el banco central de Alemania apoya la EPI, que “fortalecerá la autonomía estratégica de la Unión Europea en el mercado de pagos, mejorará la competencia y, por lo tanto, mejorará las opciones del consumidor”. El Banco Central Europeo también dio la bienvenida a la iniciativa.
La comisión describió la iniciativa como “un proyecto nuevo y ambicioso”. Agregó que “considera que los ciudadanos y empresas de la Unión Europea deben beneficiarse de una solución de pagos rápida, eficiente y confiable… la EPI será un paso crítico y decisivo en esa dirección, en particular si abarca un amplio espectro de las comunidades bancarias europeas”.
Los pagos con tarjeta en Europa los procesan de manera predominante firmas con sede en EU. Cuatro de cada cinco transacciones en Europa son manejadas por Mastercard y Visa, de acuerdo con EuroCommerce, un grupo de cabildeo de minoristas europeos.
Schmalzl advirtió que una participación de mercado tan dominante perjudica a los consumidores y a los vendedores, señalando las comisiones relativamente altas, así como las cuestiones sobre la protección de datos. “Queremos ofrecer una alternativa a este oligopolio y dar a los comerciantes y consumidores en Europa una verdadera opción”, dijo.
Los intentos paneuropeos anteriores para competir con la supremacía de EU en el sector de pagos fracasaron estrepitosamente. “El Proyecto Monnet, que en 2011 contaba con el respaldo de 24 instituciones de crédito europeas, fracasó porque carecía del respaldo político y no logró desarrollar un modelo de negocio viable.
Las barreras de entrada son altas debido a que los esquemas de pagos solo son atractivos para los comerciantes si muchos clientes los usan, y viceversa. “Superar este problema del huevo y la gallina es un obstáculo clave”, señaló Marcus Mosen, consultor de pagos y ex director ejecutivo en funciones de la firma alemana de pagos Concardis.
Un portavoz de Deutsche Bank dijo que se necesita un programa europeo de pagos para “seguir siendo independientes” y que el mayor banco de Alemania se unió a la iniciativa ”para apoyar este esfuerzo de las instituciones”.
Varios países tienen soluciones de pagos exitosas en casos específicos. Por ejemplo, “Girocard” de Alemania y “Carte Bancaire” de Francia, ofrecen acceso barato a pagos en efectivo, y los Países Bajos tienen el sistema de pagos de comercio electrónico “iDEAL”.
El equipo de la EPI con sede en Bruselas comenzó hace nueve meses. Después del verano los patrocinadores del consorcio decidirán si van a seguir adelante con la idea, que va a requerir de un importante financiamiento adicional. “Como nivel de inversión, se van a necesitar varios miles de millones de euros”, dijo Schmalzl.
Con información de: Jim Brunsden