Bienvenidos a Europe Express. A los líderes de la Unión Europea, que se reunirán en su Consejo de primavera el jueves y el viernes, los va a acompañar el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, en el primer día de la cumbre, junto con las reuniones de los líderes de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y del G7 en el otro lado de la ciudad.
Vamos a analizar lo que pueden aportar las reuniones sobre la invasión de Rusia a Ucrania, en especial antes de la cumbre de la Unión Europea con China del 1 de abril. También examinaremos por qué las discusiones sobre el precio de la energía pueden aportar una nota discordante en el segundo día de las conversaciones de los líderes de la eurozona.
Mientras las conversaciones diplomáticas parecen avanzar en una dirección positiva, los horrores de la guerra no hacen más que intensificarse, y los habitantes de la ciudad asediada de Mariupol ahora están tan hambrientos que matan perros callejeros para alimentarse, según Financial Times. Moscú le dio a las fuerzas ucranianas como plazo el día de ayer para ceder el control de Mariupol, al tiempo que niega cualquier responsabilidad por las víctimas civiles.
Todavía con el tema de Ucrania, ayer se celebró en Bruselas el llamado consejo “jumbo” de ministros de Relaciones Exteriores y de Defensa. Ahora les informaré de lo último que se puede esperar en cuanto a ayuda adicional para las fuerzas ucranianas, pero también para la vecina Moldavia, que está luchando por hacer frente a la afluencia de refugiados.
Joe y los combustibles
Es probable que la aparición de Joe Biden, presidente de Estados Unidos, en la cumbre de Bruselas del jueves deje de lado de forma temporal una disputa interna de la Unión Europea sobre cómo hacer frente al aumento de los precios de la energía, escribe Sam Fleming en Bruselas.
Funcionarios y diplomáticos de la Unión Europea esperan que la coordinación transatlántica en torno a la invasión en Ucrania ocupe un lugar destacado en el primer día de la cumbre. Esto incluye un debate sobre los mensajes hacia China, después de que Biden sostuvo una llamada de dos horas con Xi Jinping el viernes.
La Unión Europea está preparando su propia cumbre entre Xi y los presidentes del Consejo y la Comisión Europea para el 1 de abril. Será la primera no solo desde que comenzó la invasión, también después de un periodo en el que se enfriaron las relaciones desde que el año pasado Pekín incluyó en su lista negra a varios miembros del Parlamento Europeo tras las sanciones del bloque relacionadas con Xinjiang.
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La atención se centra ahora en cómo China aborda la ofensiva rusa. La Unión Europea no se hace ilusiones de que el país asiático se ponga de su lado, y no hará amenazas, dijo un funcionario, pero sí va a instar a Pekín a que se abstenga de apoyar a Rusia.
“Tienen que tomar una decisión”, dijo el funcionario, y añadió: “China debe pensarlo muy bien. Les conviene tomar cierta distancia de Rusia”.
El frente transatlántico unido en torno a la invasión rusa contrasta con las continuas diferencias en el seno de la Unión Europea a la hora de abordar los precios de la energía, que subieron un vertiginoso 32 por ciento interanual en febrero, lo que elevó la tasa de inflación general a 5.9 por ciento.
De acuerdo con el proyecto de conclusiones de la cumbre, los líderes de la Unión Europea estarán de acuerdo en que el aumento de los precios no hace sino subrayar la necesidad de que la Unión deje de depender del gas y el petróleo rusos lo antes posible. Pero hay mucho menos consenso sobre qué medidas conjuntas en materia de precios son más útiles y viables a corto plazo.
Hasta ahora, las medidas más importantes se han tomado a escala nacional, más que en la Unión Europea. Italia, por ejemplo, optó por un impuesto sobre las ganancias inesperadas de las compañías de servicios públicos, y Bélgica, a finales de la semana pasada decidió retrasar otros 10 años la salida de la energía nuclear, que debía completarse en 2025.
La comisión presentará antes de la cumbre opciones para más acciones sobre los precios de la energía, pero las ideas no son novedosas y tampoco fáciles para llegar a un consenso. En particular, es probable que un gran número de Estados miembros del norte de la Unión Europea se oponga a cualquier intervención significativa en el funcionamiento de los mercados de energía.
Italia y Grecia, por ejemplo, abogan por limitar los precios del gas, y el presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, lleva a cabo una frenética labor diplomática para convencer a los demás Estados miembros de que consideren la posibilidad de desvincular los precios del gas, que están subiendo, de los de la electricidad. Francia también se pronunció a favor de esto último.
Sin embargo, en recientes reuniones de embajadores de la Unión Europea, países como Alemania, Países Bajos y Austria advirtieron que no hay soluciones fáciles para el aumento de los precios de la energía, y sofocaron cualquier expectativa de solución rápida en la cumbre de la Unión Europea.
Los opositores a las reformas a gran escala redactaron una carta para la Comisión Europea en la que advierten de que si se modifica el funcionamiento de los mercados se pueden socavar los incentivos para las nuevas inversiones en energías renovables, lo que perjudicará la independencia energética de Rusia a medio y largo plazos.
Naciones como Países Bajos sostienen que la atención a corto plazo debe seguir centrándose en economizar el uso de la energía y llenar las instalaciones de almacenamiento de gas lo antes posible, aunque haya que persuadir o incitar a las empresas de servicios públicos para que hagan esto último, dados los altos precios actuales.
Una vía que puede tener mayor potencial en la Unión Europea es la compra conjunta de gas, ya que una estrategia de este tipo evitará que los Estados miembros traten de superar las ofertas de los demás en los mercados energéticos mundiales. Es un enfoque que el bloque considera que demostró su eficacia en la compra conjunta de vacunas durante la crisis de covid-19.
Más ayuda
En la reunión de ministros de Relaciones Exteriores y de Defensa se espera que se dé luz verde a más fondos para dotar de armamento a Ucrania y a un complemento de la ayuda macrofinanciera para la vecina Moldavia, una de las naciones más pobres del continente que se ha visto abrumada por los cientos de miles de refugiados que huyen de la invasión rusa.
Ucrania recibirá otros 500 millones de euros para fines de defensa, que completarán los 450 millones de euros de ayuda letal y los 50 millones de ayuda no letal aprobados en febrero. La semana pasada se produjeron algunas discusiones entre los embajadores de la Unión Europea después de que el jefe de la política exterior del bloque, Josep Borrell, anunció que el apoyo adicional era un hecho en la cumbre de Versalles del 11 de marzo.
Varias capitales expresaron su frustración después de que se adelantó a algo que todavía no se había acordado. No es la primera vez que Borrell se sale del guión, señalaron los diplomáticos de la Unión Europea.
Otro ejemplo reciente fue su declaración en una rueda de prensa de que la Unión Europea iba a suministrar aviones de combate a Ucrania, una posibilidad que no ha llegado a ninguna parte dada la renuencia de la OTAN y los países de la eurozona a participar en algo que Rusia puede interpretar como un acto hostil.
Según los diplomáticos, es probable que el acuerdo político de ayer sobre el suministro a Ucrania tarde unas semanas más en concretarse, a la espera de los procedimientos parlamentarios en Berlín, entre otras cosas.
Mientras tanto, el Ministro de Relaciones Exteriores de Moldavia, Nicu Popescu, se encuentra en la ciudad para presentar argumentos a favor de las ayudas adicionales para su país, y se habla de otro complemento para duplicar la apoyo de la Unión Europea a su país hasta 300 millones de euros.
Los gobiernos del bloque aprobaron un primer paquete de ayuda macrofinanciera de 150 millones de euros (120 millones de euros en préstamos a mediano plazo y 30 millones de euros en ayudas) y está previsto que el Parlamento Europeo le dé la luz verde definitiva esta misma semana, con lo que el dinero empezará a fluir poco después.
Moldavia solicitó 150 millones de euros más en subvenciones, algo que la comisión está evaluando, pero que aún están sujetas a la aprobación de los Estados miembros y el parlamento. Mientras que algunos países están a favor de la idea, otros insisten en un equilibrio entre préstamos y subvenciones.
Además de la ayuda financiera, Moldavia también recibirá apoyo de la agencia fronteriza de la Unión Europea Frontex y de varios Estados miembros para reubicar a algunos de los refugiados ucranianos.
Claves
Decisiones difíciles: alejarse de la dependencia del gas ruso será particularmente doloroso para países como Italia y Alemania, que importan una gran proporción de su combinación energética de Rusia.
Por otro lado, los precios de la leche se dispararon ante la expectativa de que un mercado restringido se vea afectado por nuevas disrupciones en el suministro de fertilizantes y alimentos después de la invasión de Rusia a Ucrania.
Abastecerse de yodo: la Comisión Europea quiere animar a los miembros del bloque a hacer acopio de pastillas de yodo, trajes de protección y otros medicamentos con el fin de mejorar la respuesta sanitaria de la región en caso de un incidente nuclear tras la invasión por parte de Moscú a Ucrania, según funcionarios de la Unión Europea.
Cabildeo del sector de tecnología: las dos próximas leyes de la Unión Europea sobre tecnología (la Ley de Servicios Digitales y la Ley de Mercados Digitales) provocaron una extraordinaria tormenta de cabildeo desde que se desvelaron los planes regulatorios en diciembre de 2020, destacando Google por la forma en que ha dirigido sus esfuerzos a los altos funcionarios.
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