Brasil, próximo a un miniacuerdo comercial con EU

FINANCIAL TIMES

Debate con demócratas. Aunque Trump puede hacer tratos “políticamente oportunos”, todos deben pasar por el Congreso.

Aunque discretas e informales, ambos mandatarios ya han tenido conversaciones al respecto. (Chris Kleponis/EFE)
Aime Williams
Londres /

Hola desde Washington, donde las protestas provocadas por el asesinato de George Floyd en Minneapolis continuaron esta semana, aunque la Policía de Parques de EU dijo que la valla alrededor de la Plaza Lafayette, frente a la Casa Blanca, pronto se va a quitar.

Mientras tanto, los legisladores en el Capitolio están en discusiones sobre el último estímulo económico, y los republicanos argumentan que el informe de empleos, que fue mejor de lo esperado, indica que la economía estadunidense ya está en vías de recuperación.

Nuestro artículo principal es sobre el coqueteo comercial entre Estados Unidos y Brasil (con poca cobertura) que causó que los demócratas del Congreso se pusieran furiosos la semana pasada.

Nuestra persona en las noticias es Ngozi Okonjo-Iweala, la ex ministra de finanzas nigeriana y uno de los tres candidatos oficialmente nominados para el cargo de director general de la Organización Mundial del Comercio (OMC), mientras que Charted Waters (aguas conocidas) analiza la caída de las importaciones estadunidenses.

SURGIMIENTO DEL TRATO

Donald Trump admira a los líderes autócratas, pero pocos líderes autócratas admiran a Trump tanto como el brasileño Jair Bolsonaro, también conocido como el Trump de los trópicos. Bolsonaro, de una nueva ola de líderes conservadores que barrieron a los presidentes de izquierda de América Latina, no ha sido tímido en elogiar a Trump ni de imitar su estilo y retórica. El año pasado, su hijo Eduardo fue visto usando un sombrero Make Brazil Great Again, en homenaje a las gorras rojas y brillantes de Maga de Trump.

Entonces, no es una sorpresa que como pretendiente en busca de un acuerdo comercial, Bolsonaro haya hecho lo suficiente para hacer que Trump y sus aliados se llenen de emoción. Pero tampoco sorprende que los demócratas de la Cámara, que no son aficionados de Trump, no estén interesados ​​en tratar con el gobierno de Bolsonaro. A finales de la semana pasada, influyentes demócratas con mentalidad comercial en el Capitol Hill advirtieron que no aceptarán ningún tipo de acuerdo comercial completo con Brasil, y escribieron al representante comercial estadunidense, Robert Lighthizer, para catalogar la letanía de cosas malas que Bolsonaro ha hecho.

Los legisladores, todos los demócratas en el Comité de Medios y Arbitrios de la Cámara de Representantes —que debe aprobar cualquier acuerdo comercial más completo— citaron la “retórica y acciones reprensibles” del gobierno de Bolsonaro, incluido “su total desprecio por los derechos humanos básicos, la necesidad de proteger a la selva tropical de la Amazonia, los derechos y la dignidad de los trabajadores y un historial de prácticas económicas anticompetitivas”. Agregan que no creen que Bolsonaro acepte un tratado similar al que obtuvieron los demócratas en el acuerdo entre Estados Unidos, México y Canadá (T-MEC), donde Washington exigió mayores derechos laborales y protecciones ambientales.

Lo interesante de esta carta es el límite que plantea: hay algunos gobiernos con los que los demócratas no negociarán. Pero también destaca otra tendencia, el ascenso de los miniacuerdos. Río de Janeiro y Washington, de hecho, ya llevan a cabo conversaciones comerciales, aunque discretas e informales. En un evento reciente en Washington, un diplomático brasileño dijo que las dos partes trabajan en un pacto limitado para incluir el comercio digital y las prácticas regulatorias, que se completará a finales de año. Por fortuna, dijo Nestor Forster, encargado de negocios en la embajada brasileña en Washington, se puede hacer un “acuerdo más significativo en algún momento en el futuro cercano”.

Hay muchas cosas que la administración Trump puede hacer sin tener que pasar por el Congreso, especialmente si el propósito es asestar un golpe a los egos que hacen un gran alboroto por acuerdos pequeños y de bajo impacto que no hacen nada para cambiar los aranceles o las cuotas. El acuerdo entre Estados Unidos y China fue un miniacuerdo, al igual que el de EU y Japón, y el trato con la Unión Europea, si alguna vez se concreta, también lo será.

Al Congreso le disgusta más estos miniacuerdos, ya que los considera como un forma más en que la administración Trump pasa por alto a los legisladores para tomar decisiones unilaterales. Se supone que el Congreso ejerce poder sobre el comercio con naciones extranjeras y sobre los proyectos de ley para recaudar ingresos. Cualquier acuerdo que requiera que se redacte una nueva legislación —y esto incluye alterar los aranceles— debe pasar por el Congreso. Pero de lo contrario, Trump es libre de hacer tratos comerciales políticamente oportunos con quien quiera, de la misma manera como ha encontrado formas de vender armas a quien elija (evitó el desacuerdo del Congreso para vender armas a Arabia Saudita el año pasado).

La pregunta es si tratar con Bolsonaro es un miniacuerdo demasiado lejos. Se corre el riesgo de enfurecer a los demócratas del Congreso y hacer que sea más difícil para la administración lograr acuerdos comerciales completos en el futuro. El comercio bilateral entre EU y Brasil tiene un valor de solo 100 mil millones de dólares al año, una sexta parte del comercio entre EU y México a pesar de que la economía de Brasil es mucho más grande. Trump no puede evitar ir al Congreso por siempre, la Cámara controlada por los demócratas tiene una capacidad considerable para retrasar legislaciones que quiere que se aprueben, sobre todo en cualquier acuerdo comercial importante que requiera un cambio legislativo. Y cuando los necesite, puede haber un ajuste de cuentas. Estaremos atentos

AGUAS CONOCIDAS

La caída de las importaciones estadunidenses gracias a los cierres mundiales provocados por el coronavirus no mostró ninguna señal de disminución en mayo, con las importaciones por transporte marino de bienes de consumo que recibieron un golpe particularmente fuerte, al caer a un ritmo anual más rápido que en abril.

NGOZI OKONJO-IWEALA, EN LAS NOTICIAS

BUSCA NIGERIA DIRECCIÓN DE LA OMC

La veterana del Banco Mundial Ngozi Okonjo-Iweala se encuentra en el ojo público gracias a su candidatura para dirigir a la Organización Mundial de Comercio (OMC). ¿Por qué es relevante? Porque con su postulación, la ex ministra de Finanzas de Nigeria se convierte en la primera aspirante africana para el principal puesto del organismo, además ser uno de los tres primeros candidatos a ser nominado formalmente. A ella se le unen Hamid Mamdouh, un abogado egipcio y ex funcionario de la OMC y el mexicano Jesús Seade, un experimentado negociador comercial.

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