Bruselas despejó el camino para una competencia de subsidios con Estados Unidos en torno a tecnologías cruciales, permitiendo a los miembros de la Unión Europea “igualar” incentivos multimillonarios en su lucha por mantener los proyectos.
La reforma publicada por la Comisión Europea justificará por primera vez el financiamiento público a gran escala de proyectos verdes si se ofrecen incentivos similares fuera de la región, algo que representa un cambio radical en la forma en que se controlan los subsidios estatales dentro del bloque.
Las medidas permitirán a los Estados inyectar miles de millones de euros en la producción de paneles solares, baterías, turbinas eólicas, electrolizadores y bombas de calor. “Se trata de dinero rápido y a toda prisa para igualar a los estadunidenses”, dijo una persona que participó en la elaboración del plan.
La Unión Europea va a toda velocidad para encontrar la manera de hacer frente a la Ley de Reducción de la Inflación de EU (IRA, por su sigla en inglés), un paquete que incluye 369 mil millones de dólares en subsidios y créditos fiscales para las tecnologías de energía limpia.
La preocupación de que las empresas abandonen Europa aumentó esta semana cuando Volkswagen, el grupo automotriz más grande de la región, puso en pausa sus planes de construir una fábrica de baterías en el continente. Está a la espera de una respuesta de la Unión Europea después de estimar 10 mil millones de euros en incentivos estadunidenses.
El plan de subsidios se dio a conocer mientras Ursula von der Leyen, presidenta de la comisión, se preparaba para reunirse en Washington con Joe Biden. Se espera que los dirigentes discutan las solicitudes de Europa para que sus empresas se beneficien de la IRA, que ofrecerá grandes subsidios a las empresas que inviertan en tecnologías verdes en EU.
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El régimen de ayudas estatales de la Unión Europea, que ha evolucionado a lo largo de 60 años, se concibió para evitar costosas competencias de subsidios en las que se enfrentaban a Estados miembros unos con otro, pero durante la crisis financiera y la pandemia se relajó de forma considerable para permitir enormes ayudas públicas a la economía.
Algunos abogados temen que las últimas medidas, que la Comisión califica de “temporales”, resulten costosas para los ciudadanos. “Esta es la carrera de subsidios que nadie quiere”, dijo un veterano asesor en solicitudes de ayudas estatales. “A corto plazo, las empresas tendrán el incentivo de ver quién les ofrece mejores condiciones, pero en última instancia es el contribuyente quien tendrá que soportar la carga”.
Las directrices sobre ayudas estatales imponen algunas condiciones. Bruselas permitirá a la Unión Europea igualar esos subsidios hasta el punto en que el proyecto sea financieramente viable en Europa, en un esfuerzo por evitar que el dinero público infle las utilidades de las compañías.
Cualquier solicitud para “igualar” los incentivos de EU debe provenir de un Estado miembro de una región menos rica o de un grupo de tres países, donde al menos dos estén en una zona menos desarrollada.
Esta condición es consecuencia de las críticas de los miembros del Sur y del Este, según las cuales, al relajar las reglas sobre ayudas estatales, la comisión permitirá a los países más ricos, sobre todo Alemania y Francia, subsidiar sus industrias en detrimento de otras.
El nuevo régimen de subsidios, que pueden ser en efectivo o en forma de exenciones fiscales, estará abierto hasta 2025, pero los subsidios a proyectos aprobados pueden prolongarse más.
Una segunda parte de las reformas suavizará las reglas para los proyectos de menor envergadura, que ahora se revisarán en cuestión de semanas para ajustarse a la velocidad a la que EU reparte el dinero, según los funcionarios.
Estos proyectos tendrán un límite máximo de subsidio de hasta 350 millones de euros para proyectos en regiones menos ricas, y éstas podrán recibir subsidios de hasta 150 millones.