Cae fuerza laboral femenina de EU por falta de guarderías

Madres sin estudios universitarios participan menos en trabajos fuera de casa, indica el Departamento de Comercio

Las mujeres representan 53 por ciento de los empleados en el sector de esparcimiento y hostelería. John Locher/AP
Rana Foroohar
Londres /

Como sabe cualquier persona que viaja de vacaciones de verano, muchas personas que laboran en el sector turístico parecen estar sobrecargadas de trabajo y estresadas. El segmento de esparcimiento y hostelería fue el más afectado durante la pandemia, y todavía tiene dificultades para mantener el ritmo, con alrededor de 1.4 millones de plazas sin cubrir en comparación con los niveles anteriores al covid.

No se trata de una falta de demanda, es posible que la gente reduzca sus viajes o los haga más cerca de casa, pero sigue saliendo. De hecho, el gasto en este rubro después de la pandemia alcanzó un nuevo máximo en mayo, según la Asociación de Viajes de EU, organización sin fines de lucro.

De hecho, la continua escasez de mano de obra en este sector es indicativa de una tendencia más grande y problemática: la pérdida de mujeres en la fuerza laboral, en particular las trabajadoras sin título universitario. Se trata de una inclinación que se ha ido consolidando desde la recesión de 2001; desde entonces, las mujeres con menor nivel de formación han registrado mayores caídas en la participación de la población activa y recuperaciones más lentas después de cada recesión, pero las cosas alcanzaron un nuevo punto de crisis luego de la emergencia sanitaria.

Por ejemplo, las mujeres representan 53 por ciento de la fuerza laboral en el sector de esparcimiento y hostelería, y más de uno de cada tres puestos de trabajo perdidos por mujeres en el momento álgido de la pandemia se encontraban en ese segmento.

Lo mismo ocurre en muchos otros sectores de servicios con bajos salarios, como el de las guarderías. Mientras que el empleo general de Estados Unidos en mayo de 2022 se ubicaba en 99.7 por ciento de su nivel de enero de 2020, según el Departamento de Comercio de EU, la tasa de empleo en el sector del cuidado infantil todavía está en 89.2 por ciento de su tasa de la pandemia. En otras áreas, como en el sector público y la educación, también están rezagados.

¿La conclusión? Las mujeres, sobre todo las del extremo inferior del espectro socioeconómico, no se están reincorporando a la fuerza laboral al ritmo que lo hacían antes del coronavirus. De hecho, la participación femenina en la población activa en EU era 1.4 puntos porcentuales menos a finales de 2021 que antes del año 2000.

Esto sitúa a EU muy a la zaga del resto del mundo rico. Durante ese mismo periodo, la participación de las mujeres en la población activa aumentó 5.3 puntos porcentuales en Francia, 5.4 en Canadá, 6.7 en Reino Unido y la friolera de 14.3 puntos en Japón. Ahora hay un mayor porcentaje de mujeres sin título universitario trabajando en Japón que en EU.

¿Qué está pasando? Para resumirlo en una palabra, el cuidado infantil, o más en concreto, la falta de guarderías decentes y asequibles.

Las estadísticas del Departamento de Comercio muestran que las madres con hijos menores de cinco años en casa tienen, por lo general, una menor participación en el trabajo fuera del hogar, pero eso es mucho más cierto en el caso de las mujeres con menos estudios y menor salario.

Es más, estudios locales demuestran que las madres de los estados con más cierres de guarderías y más enseñanza en línea tienen niveles de empleo más bajos, y las que tienen acceso a los cuidados (ya sean estatales, privados o familiares) tienen tasas de participación laboral más altas.

Este es un tema que Gina Raimondo, secretaria de Comercio de EU empezó a abordar con los líderes empresariales. “Necesitamos desesperadamente que las mujeres sin estudios universitarios regresen a la fuerza laboral”, me dijo durante una reciente conversación en Washington, “pero a menos que abordemos el tema del cuidado infantil, no van a volver”. Señaló, por ejemplo, que a los empresarios de ciertos mercados laborales muy restringidos, como el de la construcción, con trabajos muy bien remunerados, les encantaría contratar a más mujeres, pero dado que el trabajo por turnos puede empezar a las 7 de la mañana o terminar después de la cena, las madres con hijos y sin acceso a un cuidado asequible no pueden acceder, por ejemplo, a los programas de capacitación de los sindicatos para esas industrias. “La gente sencillamente no le hace frente a la economía de esto”.

De hecho, la economía es bastante sencilla, más mujeres trabajando significa más crecimiento económico. Un nuevo estudio del Comité para el Desarrollo Económico (CED, por su sigla en inglés) del Conference Board, que se publicó a finales de junio, estima que incluso un aumento de un punto porcentual en la participación de la fuerza laboral entre las mujeres de 18 a 54 años producirá “múltiples beneficios económicos, entre ellos ingresos adicionales de 73 mil millones de dólares”. Eso es algo que tendrá un efecto significativo sobre el consumo y la creación de empleo en un momento en que la economía estadunidense puede desacelerarse.

Aunque muchas empresas informadas de sectores como el de tecnología o finanzas ofrecen acceso a una buena guardería in situ, hay argumentos de peso para afirmar que el cuidado público, y no la privado, es el camino a seguir en este caso. Para empezar, cubrirá a todos los trabajadores, incluidos los de los sectores con menor remuneración y los cada vez más numerosos trabajadores de la economía de chambas de EU, que se ganan la vida con trabajos de manera independiente. De acuerdo con el estudio del CED, los ingresos promedio de las familias que utilizaban el cuidado infantil de paga en EU en 2020 eran de 149 mil 926 dólares. Mientras tanto, el promedio de los ingresos familiares era de 67 mil 521 dólares.

También aliviará a las empresas de la carga que soportan en EU al proporcionar prestaciones de cosas que es mejor que haga el Estado. La atención de salud es, por supuesto, la primera de la lista. Como dejó claro la semana pasada la anulación del caso Roe vs. Wade, las empresas no solo tienen que hacer frente a los crecientes costos de la atención de salud (de los que se encarga el Estado en muchos otros países), sino también a la política de esa atención. En esto, como en la necesidad de un cuidado infantil decente, los intereses de las mujeres y de las empresas son en realidad los mismos.


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