Si la exposición de electrónica más grande del mundo en Las Vegas demostró algo esta semana, es que cualquier artículo de consumo que puedas imaginarte puede volverse inteligente. Como el mismo cosmos, el universo del internet de las cosas se expande constantemente: ropa interior, almohadas, espejos y todo tipo de electrodomésticos se conectan a la red.
En el CES, tal vez el vistazo más emocionante de este futuro inteligente llegó con Ballie de Samsung, un robot en forma de pelota de tenis parecido al androide rodante BB-8 de las películas más recientes de Star Wars. El asistente de voz —o “acompañante de vida”— se mueve por la casa, dirige a otros dispositivos inteligentes y toma decisiones en tiempo real.
A diferencia de los asistentes actuales como Amazon Echo y Siri de Apple, que esperan de forma pasiva recibir las instrucciones, Ballie responde de manera proactiva al estado de ánimo, actividad y necesidades específicas de su propietario. Puede decidir tomar fotos cuando la iluminación lo favorece; por ejemplo, o enviar a una aspiradora inteligente a que limpie el desastre del perro sin que lo pida su propietario.
Hyun-Suk Kim, director ejecutivo de la división de electrónica de consumo de Samsung, dijo que quiere comenzar la nueva década con una visión de robots “personalizados”, que marque el final de la tecnología de “una para todos”.
“Definitivamente es la señal de hacia dónde nos dirigimos”, comentó Geoff Blaber, analista de CCS Insight.
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Lo menos claro es si Samsung —que fue vago en el CES en cuanto a las especificaciones, el precio y los planes de lanzamiento de Ballie— tiene la capacidad de socavar el dominio de los líderes actuales del mercado.
“Esto arroja luz sobre el enorme tesoro de datos que tienen Google y Amazon”, destacó Blaber. “Te imaginas que están en primera fila para hacer esa transición”. Incluso Apple, agregó, “se muestra extraordinariamente callado cuando se trata del hogar conectado”.
Independientemente de quién gane este mercado, una gran cantidad de startups está invirtiendo en el ecosistema del Internet de las Cosas más general, que se espera crezca explosivamente en los próximos años.
Se proyecta que solo los asistentes de voz van a encontrar un hogar en 8 mil millones de productos para 2023, de acuerdo con Juniper Research, mientras que el número total de dispositivos del Internet de las Cosas alcanzará los 42 mil millones para 2025, de acuerdo con IDC.
Audio Analytic, una startup con sede en Cambridge que se presentó en el CES, equipa los dispositivos inteligentes con lo que llama capacidades de reconocimiento de audio de “segunda generación”.
La compañía construyó una biblioteca, Alexandria, que contiene 15 millones de sonidos que pueden utilizar los dispositivos inteligentes para desarrollar “conciencia contextual”, lo que les permite reconocer señales como vidrios rotos que pueden estar asociados con un robo.
“El sonido es poco apreciado. Es casi como respirar, no siempre escuchas conscientemente pero eso impulsa gran parte de tus acciones”, dijo el director ejecutivo Chris Mitchell.
Sin embargo, el rápido crecimiento de los dispositivos inteligentes ya generó inquietudes sobre la privacidad, algo que sustentó una serie de debates sobre el “capitalismo de vigilancia” que se celebraron durante toda la semana.
Las grandes empresas de tecnología estaban interesadas en tranquilizar a los consumidores de que estaban comprometidas con la transparencia y el consentimiento del usuario, y los ejecutivos de Apple y Facebook enfatizaron el uso que hacen de técnicas como la desidentificación y el procesamiento en el dispositivo para minimizar la recopilación de datos personales.
Sin embargo, la versión más convincente de la privacidad provino de Incite, un conglomerado tecnológico ficticio del distópico programa de HBO Westworld. La cadena de televisión organizó una experiencia de “teatro inmersivo” con una cena que fue encabezada por actores pagados que se hicieron pasar por empleados de Incite, que estaban espeluznantemente familiarizados con detalles íntimos de la vida de los invitados, después de haber estudiado un archivo de 600 páginas, que se extrajo de años de publicaciones en redes sociales y otros datos públicos.
Steven Cardwell, un ejecutivo de mercadotecnia de HBO, aseguró que el truco publicitario fue diseñado para dar “una experiencia de primera mano de la promesa y los peligros de un futuro alimentado por datos”. Para muchos, la experiencia puso de relieve cómo las interacciones aparentemente triviales con Instagram, Twitter, Google o Amazon podrían agruparse y abusar de ellas.
En otras partes del CES, continuó una tendencia que tiene muchos años, con televisores enormes y hermosos que causaron tráfico de peatones en los pisos de las salas de exposición. Los escépticos de la tecnología 8K se quedaron callados por el brillo de The Wall (El muro), una pantalla de 292 pulgadas de Samsung, mientras que el “The Wave” de 25 metros de LG —una serie de pantallas unidas para parecerse al agua que fluye— fue lo suficientemente impresionante como para competir con un acuario vivo.
Y ADEMÁS
OPORTUNIDAD PARA HACER NEGOCIOS
Para los ejecutivos, la feria sigue siendo una importante oportunidad de negocio: una oportunidad de conocer a más compañías y socios potenciales en tres días de lo que pueden hacerlo en tres meses viajando por el mundo, incluso cuando saben que gran parte de la excéntrica tecnología en exhibición por parte de los 4 mil 500 expositores del CES nunca saldrá al mercado. “Podríamos conocer a estas empresas en otras exposiciones, pero conoces a personal de ventas y mercadotecnia”, dijo Mathias Johansson, director de Dirac.
EL 8K, SOLO EN LAS GRANDES PANTALLAS
De acuerdo con Steve Koenig, vicepresidente de la Consumer Technology Association (Asociación de Tecnología del Consumidor), el número de píxeles que se multiplicó por cuatro de la calidad 4K a 8K puede ser complicado de discernir en monitores de 45 pulgadas, pero el efecto es radicalmente notable cuando las pantallas aumentan de tamaño a 70 pulgadas o más, un tamaño que se espera represente más de 2 millones de ventas este año.
Al tener en cuenta que gran parte de la excéntrica tecnología en exhibición por parte de los 4 mil 500 expositores del CES nunca saldrá al mercado, muchos se preguntan si vale la pena asistir al evento. Pero para los ejecutivos, la feria sigue siendo una importante oportunidad de negocio: una oportunidad de conocer a más compañías y socios potenciales en tres días de lo que podrían hacerlo en tres meses viajando por el mundo.
“Gastamos casi todo nuestro presupuesto de mercadotecnia en el CES”, dijo Mathias Johansson, director ejecutivo del grupo sueco de tecnología de audio Dirac, cuya tecnología se utiliza en los smartphones y los automóviles.
“Podríamos conocer a estas empresas en otras exposiciones, pero conoces a personal de ventas y mercadotecnia”, dijo. “En el CES conoces a las personas que realmente toman las decisiones”.