La Chevrolet Silverado ha sido una de las camionetas pick-up más populares de Estados Unidos (EU) desde su lanzamiento hace casi tres décadas. Pero el icónico vehículo ahora podría convertirse en una de las mayores víctimas de la guerra comercial de Donald Trump.
El modelo de alto margen de General Motors, con un precio que oscila entre 40 mil y 70 mil dólares, depende de una de las cadenas de suministro automotrices más complejas y globalizadas, lo que la hace particularmente vulnerable a la amenaza del presidente Donald Trump de imponer aranceles de 25 por ciento a los productos importados de Canadá y México.
De las 673 mil camionetas Silverado producidas el año pasado, 31 por ciento se construyeron en la fábrica de General Motors, en la ciudad de Silao, en Guanajuato, y 20 por ciento en su planta en Oshawa, Canadá.
Pero incluso para la mitad de los vehículos que se fabrica en tres plantas estadounidenses en Michigan e Indiana, es probable que la dirección asistida y los paneles de las puertas se hayan fabricado en México; la iluminación trasera en Canadá; el módulo de la bolsa de aire en Alemania; y la pantalla de la consola central en Japón, de acuerdo con los datos de S&P Global Mobility.
EL DATO31 por ciento de las camionetas Chevrolet Silverado
Se fabrica en la planta de General Motors en Silao, Guanajuato.
Un camino con baches
General Motors se ha estado preparando para los aranceles desde la elección de Donald Trump, dijo el director financiero, Paul Jacobson, en una conferencia de inversionistas el mes pasado.
El grupo automotriz trasladó parte de la producción y redujo el inventario en plantas fuera de EU en casi un tercio, “porque lo último que quieres es un montón de inventario terminado que… de repente se volvió 25 por ciento más caro solo con el paso del tiempo”.
Si los aranceles se vuelven permanentes, dijo, la empresa tendría que considerar la posibilidad de reubicar las plantas. Pero con la incertidumbre actual, General Motors no puede gastar miles de millones “moviendo el negocio de un lado a otro”.
Según datos recopilados por Export Genius muestran que los componentes clave de las camionetas Silverado dependen en gran medida de las piezas importadas de México. Las exportaciones de piezas del país para el vehículo ascendieron a casi 30 mil millones de dólares (mdd) el año pasado, y solo los sistemas de frenos representaron 4 mil 300 mdd.
Trump amenazó con imponer aranceles a México y Canadá a principios de febrero, luego otorgó una prórroga de 30 días horas antes de su implementación. Un mes después, luego de que entrara en vigor los aranceles el 4 de marzo, el presidente estadounidense volvió a otorgar una exención a sus dos principales socios comerciales.
A través de Karoline Leavitt, vocera de la Casa Blanca de Estados Unidos, anunció que retrasaría hasta el 2 de abril la imposición de aranceles de 25 por ciento sobre los automóviles que entren a EU procedentes de México y Canadá, después de que Trump hablara con los tres mayores fabricantes estadunidenses que ensamblan vehículos en los dos países vecinos.
“Hablamos con los tres grandes concesionarios de automóviles. Vamos a dar una exención de un mes a cualquier automóvil que venga a través del T-MEC”, dijo Trump en una declaración que Leavitt leyó en una rueda de prensa de la Casa Blanca. Esos concesionarios incluían a Stellantis, Ford y General Motors.
“Los aranceles recíprocos aún entrarán en efecto el 2 de abril. Pero a solicitud de las empresas asociadas con el T-MEC, el presidente les está otorgando una exención por un mes para que no estén en una desventaja económica”.
Leavitt dijo que las empresas deberían utilizar ese mes para trabajar hacia los objetivos del presidente. “Les dijo que deberían ponerse en marcha, comenzar a invertir, comenzar a moverse, trasladar la producción aquí a EU, donde no pagarán aranceles. Ese es el objetivo final”, agregó.
Los analistas esperan que la conmoción sea peor si los gravámenes se amplían a los bienes importados de la Unión Europea y el resto del mundo.
El gran temor dentro de la industria es que Trump imponga aranceles generales sin los mecanismos que suelen estar en marcha para mitigar su impacto, como los programas de devolución de derechos a través de los cuales los gravámenes eventualmente se pueden reembolsar si los bienes importados se reexportan posteriormente.
“No se trata de una medida comercial. Se trata de una negociación de seguridad fronteriza”, dijo Dan Hearsch, líder para el continente americano de la práctica automotriz e industrial de la consultora AlixPartners, en referencia al argumento de Trump de que estaba imponiendo aranceles en respuesta al flujo de inmigrantes indocumentados y drogas a través de las fronteras mexicana y canadiense. “Es un martillo grande, así que ese es el desafío”.
Más allá del asfalto
Mike Wall, director ejecutivo de análisis automotriz en S&P Global Mobility, dijo que las empresas llevan a cabo una “inmersión profunda” en la cadena de suministro para identificar los puntos de cuello de botella. “Si pueden y donde sea que puedan, intentarán cambiar parte de ese abastecimiento”, agregó.
Pero un cambio en la fabricación de México a EU tomaría tiempo y sería costoso, mientras que el mayor precio de la mano de obra aumentaría los costos de producción.
El director general de Ford, Jim Farley, advirtió que “miles de millones de dólares en utilidades de la industria automotriz” podrían desaparecer si son prolongados los aranceles que se apliquen a las importaciones de México y Canadá.
EL DATO30 mil mdd ascendieron las exportación de autopartes
De México el año pasado.
John Elkann, presidente de Stellantis, propietaria de Chrysler, pidió a Trump que mantenga libres de aranceles los productos de México y Canadá. En cambio, instó a EU cerrar lo que describió como un “vacío legal, que actualmente permite que aproximadamente 4 millones de vehículos ingresen al país” sin ningún requisito de contenido estadounidense, como es el caso de los autos fabricados en Japón y Corea del Sur.
Willebaldo Gómez Zuppa, profesor de economía de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) e investigador del Centro de Investigación Laboral y Asesoría Sindical (CILAS) del país, dijo que los aranceles aumentarían el precio de vehículos como la Silverado, lo que perjudicaría la demanda e incluso podría exacerbar el problema de la inmigración.
Los trabajadores de la planta de General Motors en Silao, cuya remuneración es alta, ganaban 5.50 dólares por hora, dijo Gómez Zuppa. Pero la compañía citó la amenaza de los aranceles el mes pasado cuando rechazó una propuesta del Sindicato Independiente Nacional de Trabajadores y Trabajadoras de la Industria Automotriz (SINTTIA) de la planta para aumentar los salarios.
Los aranceles “cambiarán el curso de la integración que los tres países han seguido desde 1994”, dijo Gómez Zuppa.
General Motors, Ford y Stellantis operan sus fábricas mexicanas en regiones de donde ya hubo una migración significativa, agregó. “En caso de que estas empresas cierren y se vayan, eso impactará a todo el mercado laboral regional, por lo que hemos pronosticado que las migraciones desde esa región aumentarán”, dijo el especialista.
OMM