Coronavirus: los neoyorquinos ricos se aislan en los Hamptons

FT Mercados

A medida que el Covid-19 se propaga por Estados Unidos, los neoyorquinos más ricos buscan refugio en sus residencias de verano, pero no son inmunes.

En esta era de desigualdad, los ricos y los pobres tienen opciones muy diferentes al responder a la amenaza de una pandemia global.
Andrew Edgecliffe-Johnson y Joshua Chaffin
Ciudad de México /

En medio de un mundo en cierre de emergencia, Bernard Kruger, el cofundador de Sollis Health, que opera salas de emergencia privadas en Manhattan y ofrece consultas desde casa, para miembros dispuestos a pagar por lo menos 3,000 dólares al año, ha estado todo menos inactivo. A medida que el coronavirus se propaga por la ciudad de Nueva York, el doctor Kruger está haciendo un gran negocio. “Este último mes ha sido una locura”, dijo. “Recibo 75 llamadas al día, preguntando: ‘¿Me pongo en cuarentena en los Hamptons?’”.

Algunos están dispuestos a pagar por medidas más elaboradas. “Las personas que realmente tienen mucho dinero dicen: ‘Déjenme establecer mi propia (unidad de cuidados intensivos) en mi casa”, dijo el doctor Kruger. Al igual que con muchas otras cosas en esta era de desigualdad, los ricos y los pobres tienen opciones muy diferentes al responder a la amenaza letal de una pandemia global.

A medida que aumentaron los casos en Estados Unidos (EU), los neoyorquinos más ricos han buscado refugio en segundas residencias como los Hamptons, St Bart’s, Aspen y Palm Beach.

Muchos huyen en aviones privados, para evitar los aeropuertos abarrotados donde corren el riesgo de infección. “La demanda es ridícula. ¡Es el Super Bowl por 10!, dijo Ricky Sitomer, director ejecutivo de Star Jets International. Por solo 15,900 a 18,900 dólares, Sitomer estima que podría llevar a una familia de cuatro de Nueva York a Florida.

En contraste, los neoyorquinos menos acomodados se enfrentaron repentinamente a retos como encontrar cuidado infantil después de que el sistema de escuelas públicas cerraron durante al menos un mes, y posiblemente el resto del año.

Para los trabajadores de escasos recursos, existe la ansiedad de decidir si prestar atención a los consejos médicos y la cuarentena en casa o presentarse a trabajar para cobrar un cheque.

Igual manera, para los 30 millones de estadounidenses sin seguro médico, existe el riesgo de que el Covid-19 los llene de facturas médicas ruinosas mucho después de que haya pasado.

 “Como regla general, las personas de escasos recursos siempre sufren en las crisis”, dijo David Blumenthal, presidente del Commonwealth Fund y exprofesor de la Facultad de Medicina de Harvard.

“Sospecho que las personas que cobra por hora tendrán menos probabilidades de autoaislarse y, por lo tanto, es más probable que se expongan al virus”, dijo, señalando a los asistentes de hogares de ancianos y otros trabajadores.

“Esto va a durar meses y no escucho que los meses de licencia por enfermedad remunerada se estén discutiendo (en el Congreso)”, agregó. De alguna manera, el coronavirus también está demostrando ser un gran —y terrible— nivelador. 

Ya infectó a estrellas como Tom Hanks e Idris Elba. Afectó a grupos de ejecutivos que asistieron a conferencias de negocios en lugares como Nueva York y Boston.

La gran vulnerabilidad para los ricos, argumenta el doctor Haseltine, es que todavía dependen de los trabajadores. “Las personas ricas no solo se van a aislar y lavar su ropa y platos”, explicó. Andrew Carmellini, uno de los principales restauranteros de la ciudad de Nueva York, dijo que la gente de los Hamptons, donde muchos negocios están cerrados durante los meses de invierno, le llamaban para ver si podía hacer entregas a sus hogares desde Manhattan. “Las enfermedades epidémicas siempre han sido niveladores sociales”, dijo David Rosner, un historiador de salud pública de la Universidad de Columbia. “En cierto sentido, nadie escapa”.

Un brote de cólera de 1832 condujo al establecimiento de Greenwich Village en Nueva York, ya que las personas con medios huyeron de los puertos del centro hacia un terreno más seguro. A partir de esos días, existe una creencia obstinada de que la enfermedad no es natural en EU. Los estadounidenses más ricos pueden separarse a través de centros médicos privados como el que fundó el doctor Kruger. Pueden proporcionar acceso instantáneo a los médicos de la sala de emergencias en entornos lujosos y a una prueba de Covid-19.

Al igual que los aviones privados, también pueden permitir a los ricos evitar las salas de emergencia abarrotadas y así reducir su riesgo de infección. Pero una vez que están enfermos, no está claro que ese tipo servicios los salven de las mismas matemáticas de salud pública a las que ahora están sujetos los demás.

En ese punto, los pacientes van a requerir de hospitalización en una unidad de cuidados intensivos, y posiblemente un ventilador para que les ayude a respirar. Con la más rara de las excepciones en EU, eso todavía se determina por la necesidad médica. “Una vez que estés enfermo y en el hospital”, dijo el doctor Blumenthal, “si tienes medicamentos de conserjería o no, no es relevante”.

Dada la escasez de camas de hospital y equipos médicos que pronostican las autoridades, el dinero puede no importar mucho. Mientras tanto, los ricos están siendo guiados por su propio ingenio y agitada intuición, como descubrió recientemente un gestor de fondos después de que él y su familia huyeron a su granja de Nueva Inglaterra. Así, también, como lo descubrieron un montón de neoyorquinos más. Pronto se formó una comunidad de exiliados.

SRGS/YVR

LAS MÁS VISTAS