El fin de semana, los científicos se sorprendieron cuando las temperaturas se dispararon en los polos norte y sur hasta niveles que los científicos describieron como asombrosos y sin precedente. El lunes, cuando los organismos reguladores de Estados Unidos presentaron propuestas radicales que obligan a las compañías públicas a revelar su exposición y contribución a los riesgos climáticos, los críticos republicanos tacharon la medida de onerosa, cara y antidemocrática. Estas objeciones son cortas de miras y exageradas.
Como mínimo, las reglas propuestas por la Comisión de Bolsa y Valores de EU (SEC, por su sigla en inglés) ayudarán a resolver la confusión a la que se enfrenta un número cada vez mayor de inversionistas que buscan determinar las credenciales ecológicas de una empresa. La falta de normas para informar sobre las emisiones de gases de efecto invernadero dificultan desde hace mucho tiempo la comparación de los esfuerzos en materia del clima de la empresa A con los de la empresa B. Los planes de la SEC resolverán este problema exigiendo a las compañías que informen de sus propias emisiones y, en algunos casos, de las de sus cadenas de suministro.
Si una empresa fijó un objetivo de cero emisiones netas, tendrá que demostrar cómo piensa cumplirlo. Si quisiera recurrir a compensaciones de carbono, debe detallar la cantidad de carbono que puede reducirse. La propuesta de la comisión de exigir más detalles sobre cómo los riesgos relacionados con el clima pueden afectar a una empresa, dará más protección.
Es cierto que esto agregará un gasto adicional y una mayor complejidad. Las compañías pueden gastar de forma colectiva hasta 6 mil 700 millones de dólares en consultores, abogados y otros expertos durante los próximos tres años, de acuerdo con Verdantix.
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El escrutinio adicional puede animar a algunas compañías estadunidenses que cotizan en bolsa a volverse privadas. Pero las reglas propuestas no son únicas. Si se aprueban, pondrán a EU consonancia con países como Reino Unido, donde más de mil 300 grandes empresas e instituciones financieras se enfrentan a nuevas normas de divulgación en materia del clima a partir del próximo mes. La Unión Europea, Nueva Zelanda y otros países reconocieron la necesidad de este tipo de medidas.
Los críticos deben dejar de lado la pretensión de que los planes vayan a causar problemas inmediatos. Consciente de las amenazas legales que pesan sobre sus planes desde hace tiempo, las propuestas de la comisión se van a introducir poco a poco a lo largo de un periodo de años. Se incluyeron las disposiciones de responsabilidad de “puerto seguro” para proteger a los directores de, por ejemplo, un proveedor que exagera en cuanto a su uso de electricidad verde.
Los que buscan la acción climática en EU están acostumbrados a las decepciones. Los planes de la SEC son una política cada vez más solitaria en una administración Biden cuyos esfuerzos por avanzar en la acción contra el cambio climático han sido zarandeados repetidamente por sus oponentes políticos.
La semana pasada, Sarah Bloom Raskin, la candidata del presidente Joe Biden para dirigir la regulación financiera en la Reserva Federal, retiró su nominación después de que el senador demócrata Joe Manchin se unió a los republicanos para oponerse a su confirmación. Los críticos se opusieron a su opinión de que los reguladores estadunidenses deben hacer más por abordar las posibles consecuencias financieras del cambio climático.
Ella tenía razón y la SEC también. Las pruebas de los extremos climáticos aumentan cada semana, cuando el mundo apenas se ha calentado alrededor de 1.1 grados centígrados. Como las emisiones siguen aumentando, los inversionistas, al igual que el planeta, necesitan toda la ayuda posible.