La crisis financiera, pandemia y la guerra empujan un cambio en la globalización

FT MERCADOS

El cambio ya duró 40 años.

Comercio internacional. (Reuters)
Consejo Editorial
Ciudad de México /

Cuando el director ejecutivo de la compañía de gestión de activos más grande del mundo proclama el fin de la globalización, es hora de tomar nota. Larry Fink, el CEO de BlackRock, escribió recientemente en su carta a los accionistas que la guerra en Ucrania, que se suma a los cambios en la cadena de suministro relacionados con la pandemia, puso fin a las últimas tres décadas de globalización. Él espera que más empresas y gobiernos fabriquen y se surtan a nivel nacional y regional en lugar de mundial. La guerra, escribió, marca “un punto de inflexión en el orden mundial de la geopolítica, las tendencias macroeconómicas y los mercados de capitales”. 

Se trata de un cambio que, de hecho, se viene produciendo desde hace una década o más. En cierto sentido, el desacoplamiento entre las economías más grandes del mundo, Estados Unidos (EU) y China, comenzó realmente el día después de la caída de Lehman Brothers, cuando China puso en marcha su enorme programa de estímulo fiscal y empezó a replantearse la liberalización del mercado financiero al estilo angloestadunidense. 

Las últimas décadas de globalización crearon una prosperidad sin precedentes a nivel mundial. Pero dentro de la mayoría de los países, la desigualdad creció. 

A partir de 2000, el flujo de capital occidental hacia una nación con un mercado laboral barato de tamaño frenó los salarios industriales y el empleo en EU. Contribuyó a una dinámica de “el ganador se lo lleva todo”, en la que la mayor parte del crecimiento de los ingresos fue reclamada por las compañías multinacionales más grandes, China y otros países asiáticos de alto crecimiento. 

Los países en desarrollo más pequeños se quejan desde hace mucho tiempo de que el libre comercio sin restricciones los perjudica. Ahora, muchos países ricos también se quejan de lo mismo. La solución no son las guerras comerciales para vencer al vecino, sino los cambios en la política nacional y en las instituciones internacionales para ayudar a salvar lo mejor de la globalización. 

La crisis financiera, las pandemias y las guerras centraron la atención de las empresas en la vulnerabilidad de las cadenas de suministro en periodos de tensión. Los planes de China para una economía circular pueden hacer que un mundo más bipolar sea un hecho consumado. El futuro será una mayor regionalización. 

Este ciclo particular de globalización ya ha durado 40 años. La esperanza es que las cosas no se muevan demasiado en la dirección opuesta a medida que avanzamos hacia un nuevo orden mundial.


srgs

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