Cúpula de EY da luz verde para escisión de negocios

El proyecto de separar la auditora de la consultora se someterá a la votación de 13 mil socios y supondrá multimillonarias ganancias inesperadas; le dará a los clientes “más opciones”, dice CEO de la firma

Stand de la compañía durante la Feria Internacional del Comercio de Servicios de China. Florence Lo/Reuters
Michael O’Dwyer
Londres /

Los jefes de EY aprobaron un plan para dividir la firma en negocios separados de auditoría y asesoría; la propuesta se somete ahora a la votación de 13 mil socios.

La decisión, que puede remodelar el sector de la contabilidad, se produce después de un verano de retrasos y desacuerdos internos sobre cómo debe funcionar la separación, ya que EY tiene el objetivo de que su división de asesoría cotice en bolsa a finales del próximo año.

Al igual que sus rivales de las cuatro grandes del sector —Deloitte, KPMG y PwC—, EY es una red de firmas nacionales en alrededor de 150 países. Los líderes de los 15 miembros más grandes de EY, que representan alrededor de 80 por ciento de sus ingresos anuales de 45 mil millones de dólares, fueron “unánimes” en su deseo de someter la división a la votación de los socios, dijo Carmine Di Sibio, presidente mundial y director ejecutivo de la compañía.

Los directivos de esta firma de 312 mil personas apuestan por que las divisiones de auditoría y asesoría puedan crecer más rápido como negocios separados, sin las limitaciones de los conflictos de intereses que impiden a sus consultores trabajar con clientes de auditoría. La división le dará a los clientes “más opciones”, dijo Di Sibio.

En el contexto del plan, el negocio de EY que se enfoca en la auditoría, con ingresos de alrededor de 18 mil mdd, se mantendrá en la actual estructura de asociación. El negocio de asesoría, de mayor envergadura, se convertirá en una empresa independiente, con una participación de hasta 15 por ciento que se venderá a inversionistas externos. 

El plan de EY supone un crecimiento agresivo de los ingresos en ambos negocios: hasta 7 por ciento anual en la operación de auditoría y 18 por ciento en la empresa de asesoría, de acuerdo con personas familiarizadas con el asunto.

Es probable que los socios se enfrenten a sus antiguos colegas después de la división, ya que el negocio de auditoría conservará algunas capacidades de asesoría y su crecimiento dependerá en parte del aumento de sus operaciones de consultoría.

Los socios de EY, a los que se les prometió grandes retribuciones si se produce la separación, deberán votar país por país si apoyan el acuerdo entre noviembre y enero, antes de una votación final del consejo de administración global de la firma y la ratificación de su consejo de gobierno.

Di Sibio no quiso decir si estaba confiado en que obtendrá el respaldo de los socios. “Nuestros líderes no propondrán esto a menos que pensáramos que es lo correcto”, señaló.

Las operaciones chinas de EY quedaron excluidas del acuerdo, lo que significa que los consultores del país seguirán vinculados al negocio de auditoría de la firma.

“El único país de los 15 principales en el que tendremos que trabajar más es China”, dijo Di Sibio. EY todavía no logra  idear una estructura de acuerdo considerada satisfactoria por los reguladores chinos.

Tanto los asesores como los auditores de cualquier firma miembro de EY que rechace la escisión seguirán formando parte de la firma global de auditoría.

Parte de los nuevos negocios estarán sujetos a una cláusula de no competencia. “Todavía estamos debatiendo el espacio de tiempo, probablemente tres años”, dijo Di Sibio.

El presidente de la firma agregó que el negocio de auditoría mantendrá la marca EY, mientras que el de asesoría recibirá un nuevo nombre. “Todavía no se decide del todo, pero eso es lo que suponemos”.

Si se lleva a cabo, la división supondrá ganancias inesperadas multimillonarias para los socios actuales, pero todavía hay dudas sobre cómo afectará la necesidad de ofrecer rendimientos a los accionistas externos en el negocio de asesoría a las perspectivas salariales y de promoción de las futuras generaciones.

A los socios consultores se les entregará una participación de 75 por ciento en el negocio de asesoría, con un valor potencial de entre siete y nueve veces su salario anual, dependiendo de la valoración final de la compañía.

Sin embargo, las acciones se otorgarán a lo largo de cinco años, vinculando de hecho la suerte financiera de los socios al éxito de la nueva empresa. Mientras tanto, los ingresos de los socios de la nueva compañía se reducirán sustancialmente y se pondrá en marcha un programa de reducción de costos.

Los socios de auditoría recibirán pagos en efectivo, calculados entre dos y cuatro veces sus ingresos anuales.

Los socios de la auditoría presionaron para conseguir un mejor acuerdo que tome en cuenta los cerca de 10 mil mdd en pasivos de pensiones no liquidados y los posibles pagos legales por los litigios relacionados con los escándalos de auditoría en empresas que quebraron como la alemana Wirecard y la británica NMC Health.

Los pagos de los auditores y las deudas del negocio de auditoría se cubrirán en gran parte con la venta de capital a inversionistas externos y con 17 mil mdd de préstamos de la empresa de asesoría, dijeron personas con conocimiento de los planes.

Es probable que los reguladores que tienen que aprobar el acuerdo pidan garantías de que la firma de auditoría de menor tamaño será capaz de soportar posibles demandas importantes en el futuro.

EY Global recibe la asesoría de Goldman Sachs y JP Morgan, mientras que Rothschild, Lazard y Evercore asesoran a las firmas miembros individuales sobre las implicaciones de una división para sus socios, de acuerdo con personas con conocimiento del asunto. La consultora Mercer asesoró sobre cómo deben repartirse los pagos entre los socios, dijo otra persona familiarizada con el tema.

Simpson Thacher & Bartlett y Linklaters proporcionan la asesoría jurídica, dijeron personas familiarizadas con el asunto. Slaughter and May asesora a EY UK.

Las compañías Deloitte, KPMG y PwC han rechazado hacer una división, pero pueden verse sometidos a una presión cada vez mayor por parte de sus propios socios para encontrar una estrategia que pueda igualar los pagos a corto plazo que se ofrecen en EY si su división sigue adelante.


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