La inflación de Estados Unidos se desaceleró de manera inesperada a 2.7 por ciento en noviembre, de acuerdo con un informe oficial que, según advirtieron economistas de Wall Street, tiene defectos debido a la falta de datos luego del cierre de gobierno durante un tiempo récord.
El índice anual de precios al consumidor (IPC), que publica la Oficina de Estadísticas Laborales (BLS, por su sigla en inglés), estuvo muy por debajo de las expectativas de un aumento de 3.1 por ciento entre los economistas encuestados por Bloomberg, y del aumento de 3 por ciento que se registró en septiembre.
La inflación subyacente, que excluye los precios volátiles de los alimentos y la energía, aumentó 2.6 por ciento, en comparación con las expectativas de 3 por ciento.
El informe se publica después de que el cierre de gobierno detuvo la recopilación de datos durante un periodo récord de seis semanas, lo que obligó al organismo a descartar su informe de inflación de octubre y a estimar muchos precios en lugar de utilizar datos observados de encuestas, un proceso conocido como “imputación”.
Michael Hanson, economista sénior del banco de Wall Street JP Morgan, dijo que las cifras menores a las esperadas “sugieren que la BLS posiblemente mantuvo fijo un número de precios que no pudo recopilar en octubre, algo que puede significar un sesgo material a la baja en los números actuales que va a revertirse en los próximos meses a medida que se reanude la recopilación total de precios”.
Diane Swonk, economista jefe de KPMG, dijo que “debido a que fue un mes de encuestas más corto, hay que tomarlo con cautela”.
Y añadió: “Lo que debería estar subiendo está bajando y lo que debería estar bajando está subiendo. Así que es confuso y no concuerda del todo con los precios que observamos”.
La BLS llevó a cabo fuertes imputaciones en los últimos meses, en parte debido a que se recortó su presupuesto para las operaciones de campo. En septiembre imputó hasta 40 por ciento de sus insumos del IPC, pero no informó cuál era la cifra para noviembre.
Señaló que “para algunos índices, la BLS utiliza fuentes de datos no provenientes de encuestas en lugar de datos de encuestas para realizar los cálculos del índice”.
La inflación se mantuvo persistentemente alta en los últimos meses, lo que representaba un problema político para el presidente Donald Trump, a medida que los votantes se frustraban cada vez más con el deterioro de la crisis del costo de la vida.
La Casa Blanca se apresuró a aprovechar la publicación de la BLS como prueba de que las políticas de Trump están ayudando a frenar la inflación.
“No digo que vayamos a cantar victoria todavía en el problema de los precios, pero este es simplemente un informe del IPC sorprendentemente bueno”, dijo Kevin Hassett, director del Consejo Económico Nacional y uno de los favoritos para ser el próximo presidente de la Fed.
Mercados, al alza
Las bolsas de Wall Street reaccionaron de manera positiva. El S&P 500 cerró con un alza de 0.8 por ciento, mientras que el Nasdaq Composite subió 1.4 por ciento, en un nuevo episodio de volatilidad para las acciones.
El mercado de bonos prácticamente ignoró el informe de inflación. Los rendimientos de la deuda pública a corto plazo cayeron brevemente a su mínimo en dos meses, de 3.43 por ciento, a medida que subían los precios, para luego revertir aproximadamente la mitad de ese movimiento.
“A los mercados no les importa, porque los datos no pasan la prueba del olfato”, dijo Jon Hill, director de estrategia de inflación estadunidense en Barclays.
Al tener en cuenta la falta de explicación sobre cómo la BLS tomó estas decisiones, es difícil tomarlas al pie de la letra. Debido a la gran inexactitud de la información y a la dificultad que tiene el mercado para interpretar los datos de forma literal, los inversionistas no quieren arriesgar la casa.
Los analistas afirman que el cierre del gobierno distorsionó las cifras. Es probable que la BLS haya anulado algunas lecturas de inflación durante el periodo en que no pudo recopilar datos, en particular los costos de vivienda, que son un tercio de la cifra principal.
Las ofertas de descuento del Black Friday a finales de noviembre, cuando se reanudaron las encuestas, también pudieron distorsionar las lecturas a la baja.
El informe puede impulsar nuevos llamados del presidente para que la Reserva Federal recorte las tasas de interés con mayor rapidez. En repetidas ocasiones, Trump ha criticado al actual presidente de la Fed, Jerome Powell, por el ritmo de las reducciones, llamándolo “tarado”. Sin embargo, los analistas se mostraron cautelosos respecto a cuánto afectarán los datos al enfoque de la política monetaria del banco central.
La Fed votó la semana pasada a favor de reducir los costos de endeudamiento a su mínimo en tres años, luego de una divisiva reunión en la que los responsables de la formulación de la política monetaria debatieron si deben darle prioridad a los riesgos para la inflación o los del mercado laboral.
Algunos miembros del Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC), encargado de fijar las tasas, advirtieron que realizar recortes demasiado rápido puede exacerbar la inflación, mientras que otros argumentan que las reducciones son necesarias para respaldar un mercado laboral débil.
Tres miembros del FOMC no estuvieron de acuerdo con la decisión, que redujo los costos de endeudamiento en 0.25 puntos porcentuales por tercera vez este año, manteniéndolos dentro de un rango de entre 3.5 y 3.75 por ciento.
El presidente de la Fed de Kansas City, Jeff Schmid, y de Chicago, Austan Goolsbee, advirtieron contra la complacencia con los niveles de inflación, al tiempo que instaron a mantener estables las tasas de interés.
El gobernador de la Fed, Stephen Miran, aliado de Trump, quería un recorte más sustancial de 0.5 puntos porcentuales. Esta semana afirmó que la “inflación fantasma” distorsionaba la toma de decisiones del banco central y argumentó que la tasa subyacente es mucho más baja.
En otros datos publicados por la BLS esta semana se muestra que la tasa de desempleo de Estados Unidos alcanzó su máximo en cuatro años en noviembre.