De Australia para el mundo, el programa de televisión Bluey conquistó al mundo

FT MERCADOS

El programa de televisión acerca de una familia animada de perros pastores conquistó el mundo del entretenimiento infantil.

El acenso de Bluey, el programa acerca de una familia animada de perros pastores conquistó el mundo del entretenimiento infantil. Foto: Cortesía
Nic Fildes
Ciudad de México /

El equipo masculino de críquet de Australia ganó la final del Campeonato Mundial de Críquet contra India en The Oval en junio. Pero ese éxito se vio eclipsado por un partido en animación en el que jugaron unos perros con bates de plástico y una pelota de tenis.

La prueba final coincidió con el lanzamiento del episodio de Bluey, Cricket, en el que un cachorro de kelpie llamado Rusty eclipsa a los cada vez más desconcertados personajes de perros adultos con su destreza de bateo.

El Cricket internacional atrae de manera constante a una enorme cantidad de espectadores que lo ven por televisión en Australia desde hace décadas. Pero el partido de Bluey atrajo a 563 mil espectadores, en comparación con la audiencia máxima de 524 mil para un partido real que estaba ganando Australia.

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563 mil espectadores australianos

Atrajó el episodio de Cricket de Bluey

El meteórico ascenso de Bluey -una alegre e idiosincrásica serie de animación en 2D sobre una familia suburbana de blue heelers, o perros pastores, en Brisbane, sorprendió a muchos en la industria de la animación. Se ha convertido en un éxito mundial en un género muy competido que en gran medida dominan franquicias de cómics e imágenes generadas por computadora de calidad superior.

Las travesuras de la familia Heeler- que van desde episodios psicodélicos sobre sueños hasta dramas estilo de historias en la corte sobre acusaciones de flatulencia- se transmitieron por primera vez en Australia en 2018. Desde entonces, el programa ya se exporta a 60 países, entre ellos el Reino Unido y China.

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Cinco por ciento de los encargos de televisión

Representa el mercado del entretenimiento infantil a nivel mundial.

Pronto se convirtió en el programa número uno del canal infantil CBeebies de la BBC. En Estados Unidos (EU), donde se transmite en Disney+, fue el programa más reproducido de cualquier género a principios de diciembre, con 918 millones de minutos de visualización en una semana, según Nielsen.

Series más vistas en Disney+ en diciembre en México. Fuente: Disney+

El símbolo de Australia

Para un país más conocido por sus telenovelas de baja calidad, que depende de las exportaciones de materias primas como mineral de hierro, carne roja y carbón para su resiliencia económica, el éxito global de la caricatura es una “fuente de orgullo nacional”, dice Jim Chalmers, Tesorero de Australia.

“Para generaciones de personas en todo el mundo, Bluey será lo primero que aprenderán sobre Australia y eso es increíblemente impactante", dice Chalmers, de Brisbane. “La brillantez de Bluey no es solo una exportación sino un símbolo de Australia. Nada representa mejor a Australia que Bluey”.

Australia tiene profundas conexiones con la industria de los medios globales debido a actores de primer nivel, incluidos Margot Robbie y Chris Hemsworth, y como lugar para producciones internacionales como The Matrix, Thor: Ragnarok y la serie Clickbait de Netflix. El director australiano Baz Luhrmann rodó su película biográfica sobre Elvis en Queensland, donde se rueda Bluey.

Pero rara vez un programa que sea tan claramente australiano ha cautivado al público mundial.

Una de las cosas sorprendentes del éxito de Bluey, dice Matthew Deaner, director ejecutivo del organismo de comercio Screen Producers Australia, es que países como EU abrazaron un programa que presenta acentos y modismos australianos, así como historias basadas en temas como el críquet.

Eso coloca a Bluey en el mismo campo que la exitosa película de la década de 1980 Cocodrilo Dundee, el personaje Dame Edna Everage de Barry Humphries y la canción Down Under de Men At Work como exportaciones culturales distintivamente australianas que se abrieron paso en el extranjero.

Bluey abrió la puerta a nuevas series australianas, dice Deaner, como las comedias Colin From Accounts y Fisk, que ya empezaron a tener impacto en el extranjero a pesar de que se desarrollaron para el mercado local.

Se siente como si hubiéramos ganado la Copa del Mundo de contenido y (el programa) es una gran armonía de éxito local e internacional. Bluey demuestra que (Australia) es un campo fértil y que aquí se pueden plantar muchas cosas”, dice.

La calidad de sus guiones

Bluey es creación de Joe Brumm, un profesional de la animación que pasó una década en el Reino Unido trabajando en programas infantiles, incluido Peppa Pig, antes de regresar a Queensland para criar a su familia.

Brumm consideró hacer el programa como una caricatura para adultos. Pero en vez de eso se decidió por historias basadas en gran medida en sus propias experiencias como padre de dos hijas.

Una historia muestra la diferencia de los perros adultos que luchan por armar muebles para montar, mientras los niños crean su propia aventura utilizando las cajas desechadas y el plástico de burbujas. Otro aborda cómo convencer a los niños de que tiren los juguetes que les sobran.

Cyrine Amor, analista sénior de la empresa de investigación de medios Ampere Analysis, dice que Bluey se destaca en el mercado infantil debido a la calidad de sus guiones. 

Las tramas son de bajo riesgo, alegres y muy atractivas tanto para los padres como para los niños, lo que contribuye a su enorme popularidad”, dice.

El episodio de Cricket, aunque aparentemente trata sobre un deporte, culmina cuando el precoz Rusty golpea deliberadamente una pelota para que la atrape su hermana menor, a quien su padre, un soldado apostado en el extranjero, le dijo que vigilara.

Momentos como ese son clave para explicar por qué Bluey funciona, según sus creadores. En el podcast Behind Bluey, presentado por Brumm, el director del episodio de Cricket, Richard Jeffrey, dijo: 

“Pequeños momentos como (atrapar la pelota), cuando los haces bien, realmente te impactan. Ahí es cuando sientes que, hombre, no solamente estamos haciendo una caricatura, estamos contando una historia”.

Chris Oliver-Taylor, director de contenidos de la emisora australiana ABC, también señala que el episodio de Cricket alcanzó un nivel de intensidad junto con su humor que eleva el programa a un lugar emocional que otras caricaturas luchan por alcanzar. “Esa es una magia especial”, dice.

El énfasis en los personajes, el guión y la capacidad de cubrir sutilmente temas más pesados -como la depresión, la infertilidad y la presión de los padres- hace que el programa se destaque entre el contenido que a menudo tiene un estilo formulaico e hipnótico.

Nimrod Avraham Ray, un desarrollador de dibujos animados, sostiene que las historias positivas y emotivas que permiten a los espectadores más jóvenes sentirse bien consigo mismos están surgiendo en una era definida por el covid-19, los conflictos y el cambio climático

“El mundo exterior es como una película de terror”, dice. El humor familiar de Bluey, parecido a una comedia de situación, y su énfasis en la bondad y la unidad lo hacen ideal para tiempos difíciles, añade Ray.

El estilo de animación de Bluey le da a la caricatura una sensación más auténtica y dibujada a mano en comparación con los programas CGI de gama alta que han llegado a dominar el entretenimiento infantil, añade Ray. 

Su programa God's Gang adopta un enfoque similar, remontándose a la animación de la década de 1970, cuando programas como Scooby Doo capturaban una sensación de diversión. “Lo fundamental es hacer que la gente se sienta bien como Bluey”, dice.

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563 mil espectadores australianos

Atrajó el episodio de Cricket de Bluey.

El pastor ganadero

La raza blue heeler surgió por primera vez en el siglo XIX, cuando los agricultores necesitaban un perro capaz de controlar los rebaños de ganado que pastaban a lo largo de grandes distancias. La genealogía de lo que comúnmente se conoce como pastor ganadero australiano, que viene en colores rojo o azul y tiene una máscara distintiva, se remonta en parte al dingo nativo.

Para Arthur y Cheryl Edwards, que desde hace 50 años crían perros pastores en la región de Waterfall al sur de Sydney, el animal es uno de los mejores inventos de Australia junto con los autos Holden y los tendederos Hills Hoist. También son una de las exportaciones más perdurables del país, con cachorros que salen a Europa y América del Norte desde la década de 1940.

Sin embargo, la caricatura Bluey tiene poco parecido con el modelo original. “Los granjeros diseñaron el perro y no te acercarías a menos de 10 pies de él. Te matarían. No son nada sumisos”, dice Arthur.

El éxito de la caricatura creó un problema dentro de la industria de la cría, dice Arthur, con vendedores sin escrúpulos que se aprovechan de propietarios no apropiados que están desesperados por comprar un Bluey a sus hijos. 

“No vendería un perro por 100 mil dólares australianos a la persona equivocada”, dice. “La gente no tiene ni idea. Son suaves con los perros y pueden perder el control. Requieren mucho trabajo”.

Más que perritos

El entusiasmo por los blue heelers ya fue mucho más allá de los propios perros. Se han fabricado más de mil productos con la imagen de la familia de perros, desde libros hasta peluches y pasta de dientes. El mes pasado se lanzó un videojuego y el personaje hará su debut en los escenarios británicos en diciembre como el viajero Bluey Big Play.

Bluey fenómeno mundial. Foto: Reuters

El programa de televisión, que se basa en la voz de Dave McCormack, el cantante de la banda australiana de música indie Custard, para gran parte de su humor, incluso logró tener un álbum número uno en el país.

La industria de casas de campo Bluey está transformando una parte del norte de Brisbane, que en agosto abrirá un “espacio inmersivo” de 4 mil metros cuadrados inspirado en la casa y el jardín de la familia Heeler. Queensland, hogar de la Gran Barrera de Coral, cuenta con un aumento de 18 millones de dólares australianos en el gasto de los visitantes una vez que se abra Bluey's World.

No es el primer programa infantil australiano que causa sensación en el extranjero. En la década de 1960, Skippy the Bush Kangaroo se transmitió en más de 150 países. Títulos modernos como Bananas in Pyjamas, Round the Twist, Hi-5 y la banda The Wiggles demostraron ser populares entre los niños fuera de Australia.

Bluey no surgió de la nada”, dice Oliver-Taylor. “Se construyó a partir de 70 a 100 programas”.

Ben Willee, director general de la empresa de medios Spinach Advertising, señaló a The Wiggles -el grupo de música infantil que es uno de los actos internacionales de mayor éxito del país junto con AC/DC- como prueba del potencial comercial del mercado de entretenimiento infantil de Australia. “No se ve como algo genial, pero hay mucho dinero ahí”, dice.

No obstante, la magnitud del éxito de Bluey estableció una nueva vara para lo que el contenido australiano puede hacer en el escenario global. “Demuestra que podemos capturar la imaginación del mundo”, añade.

La gallina de los huevos de oro

A pesar de todo el potencial de poder blando de Bluey, ABC no es actualmente la cadena que gana dinero con el éxito del programa en todo el mundo.

Bluey está realizada por la empresa independiente Ludo Studios y originalmente fue financiada por agencias cinematográficas gubernamentales antes de ser encargada conjuntamente por ABC y BBC Studios, la división comercial de la cadena ​​británica.

En 2017, la BBC obtuvo los derechos de transmisión del programa a nivel mundial, excepto Australia, y los derechos de licencia y de productos promocionales en todo el mundo, incluida Australia. Ha sido un importante motor de crecimiento. 

Se destacó a la caricatura en el informe anual de la BBC para 2023 como un factor significativo en su aumento de 28 por ciento en los ingresos a 2 mil 529 millones de dólares (mdd) para el año y un aumento de 10 por ciento en las ventas de productos de consumo.

La ABC, que transmite el programa en Australia, se defiende de las acusaciones de que no consiguió los lucrativos derechos de la gallina de los huevos de oro del país. David Anderson, director general de ABC, argumenta que Bluey es un programa “invaluable” que trajo alegría a niños de todo el mundo. “Quién hubiera pensado que iba a ser un unicornio”, dijo el mes pasado en ABC radio.

La decisión de Ludo de asociarse con emisoras del sector público, a diferencia de un gigante del streaming o un desarrollador de medios respaldado por capital privado, tal vez contribuyó al éxito del programa.

Las compañías más grandes y con orientación comercial podrían haber arrebatado el control creativo a Brumm y Ludo, dice Deaner. “Se podría haber eliminado la magia y transferido la riqueza a un negocio global. El contenido en la pantalla es una combinación de arte y comercio. Es necesario que ambos funcionen de la misma manera”.

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Cinco por ciento de los encargos de televisión

Representa el mercado del entretenimiento infantil a nivel mundial.

Grandes sumas de dinero empezaron a inundar el mercado del entretenimiento infantil -que representa alrededor de 5 por ciento de los encargos de televisión a nivel mundial, según Ampere- a medida que compañías de medios, inversionistas de capital privado y fabricantes de juguetes empezaron a dirigirse a un segmento que alguna vez se le consideró como el coto de los organismos de radiodifusión del sector público.

El propietario de Peppa Pig, Entertainment One, fue vendido a Hasbro por 4 mil 173 mdd en 2019. Blackstone respaldó a dos exejecutivos de Disney en 2021 para lanzar Candle Media, que ya gastó más de 4 mil mdd en acuerdos para adquirir contenido infantil, incluido el productor británico Moonbug, que hace CocoMelon.

La iniciativa de desarrollar películas basadas en juguetes como Transformers, muñecas Barbie y ladrillos Lego también demostró ser lucrativa para los estudios.

Sin embargo, ya comenzaron a aparecer signos de tensión. Disney y Netflix redujeron drásticamente la inversión, mientras que Moonbug comenzó a recortar puestos de trabajo y reducir la producción, según un informe de Bloomberg.

Amor dice que se registra una reducción más pronunciada en los encargos para televisión infantil en 2023 en comparación con otros géneros. La animación, que requiere mucho tiempo, es compleja y costosa de realizar, resulta especialmente afectada por los recortes presupuestarios. 

“Desde la perspectiva de los servicios de streaming, si bien los programas infantiles pueden considerarse una buena inversión para reducir la tasa de cancelación de clientes -la mayoría de los padres no se atreverían a cancelar la suscripción si sus hijos disfrutan del contenido de una plataforma- generalmente son menos un factor de suscripción que los programas de alta calidad dirigidas a los adultos”, dice.

Entre las empresas que buscan “apuestas seguras” en las que invertir, Bluey tiene una “gran ventaja”, según Amor.

Oliver-Taylor añade que existe incertidumbre sobre qué tanto contenido nuevo se necesita realmente, dado que los mejores programas son atemporales y que los niños migran a TikTok e Instagram a una edad más temprana. Eso hace que sea un panorama difícil para los productores que intentan apuntar al entretenimiento infantil con nuevas marcas.

“Si nos propusiéramos ganar 500 mdd creando un nuevo Bluey, fracasaríamos”, dice. “A pesar de todo el éxito (del programa), es algo que es extraordinariamente difícil de lograr”.

PRL







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