Los mercados financieros ruedan y ruedan. El número de analistas aumenta inexorablemente, a pesar de los despidos en el sector bancario. El número de personas que presentó los exámenes para Analistas Financiero Certificado (CFA, por Chartered Financial Analyst) aumentó 11 por ciento este año en todo el mundo. Los solicitantes chinos, cuyo número subió casi 18 por ciento, impulsan la demanda. La liberación financiera de la economía comunista de China está dando paso a la tiranía de las hojas de cálculo. Pero, ¿qué valor aporta la certificación de CFA a los los que tienen éxito al presentar el examen o al capitalismo global?
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Para un solicitante de empleo, la certificación CFA es evidencia de una comprensión de las métricas y metodologías financieras. Es un requisito de entrada para todos, excepto para los empleos de inversión de menor nivel en una franja de empresas financieras.
La omnipresencia del CFA hace que sea difícil comparar los salarios con los analistas no certificados. Sin embargo, Mercer, los consultores de empleo, el año pasado encontró anuncios de trabajo que especificaban que los requisitos de CFA ofrecían una prima salarial de 8 por ciento en promedio. Para un asesor financiero en Estados Unidos era hasta de una cuarta parte. En un salario medio de 122 mil dólares, ese aumento pronto debería pagar el costo de 2 mil 400 para los tres niveles de exámenes, más la cuota anual de 275 dólares para utilizar las iniciales CFA.
En contraste, un MBA ofrece un posible aumento salarial mucho mayor. Pero obtenerlo puede implicar costos de más de 200 mil dólares y se cuestiona el retorno sobre la inversión. Los participantes en las pruebas previas para un MBA cayeron 3 por ciento el año pasado, de acuerdo con el Graduate Management Admission Council.
Bajo el supuesto de una tasa de aprobación de 50 y unos cuantos que lo abandonan, el número de titulares de CFA debe aumentar este año en 20 mil personas para llegar a 187 mil a escala mundial. Eso equivale a cuatro analistas CFA por cada compañía que cotiza en la bolsa.
Es más difícil evaluar qué valor aportan los CFA al sistema financiero. Una calificación común permite a las casas de inversión subcontratar la capacitación. No garantiza la competencia. Alrededor de 15 por ciento del contenido de los cursos trata sobre ética. Eso no ha evitado los conflictos de interés. Los críticos preferirían menos teoría del libre mercado y más instinto animal o las lecciones de la historia económica.
El contenido de los cursos se elabora en consulta con la industria. Pero el predominio del CFA podría fomentar el pensamiento grupal. Para sobrevivir, los profesionales del sector de inversiones deben superar el promedio. Los gerentes activos enfrentan una amenaza existencial por parte de los rivales pasivos baratos. Combatir eso requerirá de algo más que letras después de sus nombres.
MRA