"Hace diez años habría considerado insoportable una llamada como esta”, me dice Eliot Higgins. No es la base más prometedora para un almuerzo relajado.
Cuando Higgins era joven, sentía que todo el mundo lo observaba. Era demasiado nervioso para dar su opinión. Incluso ahora, a los 42 años, batalla para enfatizar lo extrema que era su ansiedad.
La ironía es que Higgins ahora observa a otras personas. Durante una década, él y sus colaboradores fueron pioneros de técnicas de detective que combinan las publicaciones de redes sociales, datos satelitales y bases de datos confidenciales.
Sus hazañas son notables. Demostraron que el régimen sirio utilizó armas químicas contra sus ciudadanos. Desenmascararon a los equipos asesinos rusos que envenenaron al desertor Sergei Skripal y al líder de la oposición Alexei Navalny. Como resultado, Vladimir Putin cambió la ley para tratar de detener vergüenzas similares.
La última década llevó a muchas personas a la desolación. Para Higgins, mirar hacia los rincones oscuros de internet le permitió encontrarse a sí mismo. A medida que le da más seguimiento a la crisis nerviosa de occidente en la pantalla, menos ansioso se siente.
“Estamos sentados en el precipicio de la era de la desinformación: de la era de la información a la era de la desinformación”, dice, con una urgencia precisa.
Eliot Higgins vive en Leicester, pero nos reunimos en su hogar espiritual: internet. Habían pasado algunos días desde el asalto al Capitolio de Estados Unidos (EU). Ese acontecimiento demostró que, cuando las personas se apartan de la realidad, la realidad misma está en peligro.
Bellingcat, su grupo de investigación, analizó las publicaciones en Twitter de una mujer que la policía mató cuando trataba de entrar en un aposento de la Cámara de Representantes. Encontró que ella apoyó a Barack Obama, antes de que las teorías de conspiración se apoderaran de ella.
“En el pasado veíamos la radicalización de la gente que se unía a ISIS. Es el mismo tipo de proceso el que sucede con estos partidarios de Trump. En lugar de adorar a Alá, adoran a Donald Trump”.
John le Carré desmitificó los servicios de inteligencia; Higgins desmitificó la recopilación de la información de inteligencia: sus obras se publican en línea para que cualquiera pueda revisarlas.
Higgins llama a su organización sin fines de lucro como “una agencia de inteligencia para el pueblo”. En su nuevo libro de memorias, escribe, “esto es solo el comienzo”. ¿El comienzo de qué? ¿Del trabajo de detective en línea? Incluso en la era de Joe Biden, la desinformación con respaldo del Estado y el extremismo que no toma en cuenta los hechos pueden seguir prosperando.
El éxito de Higins se basó en dos comprensiones: la primera, el internet tiene pistas, incluso para las operaciones más secretas. En segundo lugar, las organizaciones de medios establecidas ignoran esta potencial mina de oro.
A partir de 2011, comenzó a discutir sobre la primavera árabe en línea. A pesar de nunca haber visitado Siria y de no hablar árabe, recogió detalles que otros habían pasado por alto. “Fui una de las primeras personas que se dio cuenta de que se podían ver videos y Google Earth y averiguar dónde se filmaron”.
Lo dice...“Para Higgins, mirar hacia los rincones oscuros de internet le permitió encontrarse a sí mismo”
Llega nuestra comida. Higgins lamenta que muchos de los mejores restaurantes de Leicester tuvieron que cerrar permanentemente debido a la pandemia. Pero se las arregló para conseguir un lahmacun, una envoltura de pizza turca, con carne picada, jitomate y queso. Su esposa es turca; se conocieron en una sala de chat en línea y tienen una hija de 8 años y un hijo de 6.
Mi caja de sushi es del tamaño de un juego de ajedrez grande. Supongo que las 22 piezas no son para una sola persona, pero el umami es tan adictivo como TikTok.
Se podría comparar a Eliot Higgins con Julian Assange, el fundador de WikiLeaks, pero no le gustaría. Desdeña el “culto a la personalidad” de Assange y él trabaja para apuntalar a los investigadores de Bellingcat con una estructura de organización benéfica.
Pero, ¿qué tan imparcial es Higgins? Cuando era adolescente, estaba “muy interesado en cosas de izquierda que estaban fuera de lo que para la mayoría era interesante: Noam Chomsky, Michael Moore, escuchaba música rara”. Sus tuits dejan en claro que está en contra del Brexit y está en contra de Trump.
Alguna vez la gente quedó sorprendida de que pudiera investigar cualquier cosa. Ahora algunos quieren saber por qué no investiga todo. “Si se está haciendo daño a civiles, eso hace que me enfoque”, explica Higgins. Fue difícil investigar el bombardeo en Siria, porque “no se tiene el mismo nivel de uso de las redes sociales” en las áreas controladas por ISIS.
Bellingcat batalla para investigar a China, por la falta de contactos. Mientras que Rusia es “un caso especial”, debido al mercado negro de los datos oficiales.
¿Y qué hay de impedir por completo la desinformación? “A veces parece que las fuerzas involucradas son tan enormes y tan incomprendidas que es muy difícil empezar a abordarlas”, dice.
Le pregunto si Bellingcat quiere ser el sistema de drenaje de internet. Él responde que solo señalan las aguas residuales repugnantes “y decimos que alguien realmente debería hacer algo al respecto”.
Hay un problema. Cada herramienta que utiliza puede ser utilizada por dictadores. Si Bellingcat puede identificar a los agentes secretos rusos, ¿seguramente Beijing podrá identificar a los activistas por la democracia?
Bellingcat es el lado positivo; la nube es nuestra pérdida total de privacidad. Aun así, Higgins se opone al “cibermiserabilismo” (pesimismo excesivo cibernético). La gente seguirá compartiendo en exceso. “No podemos limitar el acceso de las personas a internet. Pero necesitamos cierto grado de control”.
srgs