Elon Musk cerró su acuerdo de 44 mil millones de dólares para adquirir Twitter, según tres personas familiarizadas con el asunto, con lo que puso fin a una de las sagas de compra más dramáticas y de alto perfil en la memoria reciente luego de meses de disputas legales entre el hombre más rico del mundo y la plataforma de redes sociales.
El director ejecutivo de Twitter, Parag Agrawal, y el director financiero, Ned Segal, ya no están en la compañía, dijeron dos de las personas, ya que el empresario multimillonario Musk ya tomó las riendas.
Con esta operación concluye una adquisición que ha sido impredecible y sin precedente y pone a Musk, quien se ha autodenominado “absolutista de la libertad de expresión”, al frente de una plataforma popular entre los políticos globales y en la que confían millones de usuarios en todo el mundo para obtener noticias.
Musk ha prometido reducir puestos de trabajo y costos en Twitter mientras impulsa la innovación de productos en un intento por crear una “superaplicación” que incorpore pagos, comercio y mensajería.
El magnate también prometió aflojar las reglas de moderación de contenido en la plataforma, incluida la reversión de las prohibiciones permanentes, con loque se allana el camino para que el ex presidente de Estados Unidos, Donald Trump, quien fue expulsado de la red social tras el ataque del 6 de enero de 2021 en el Capitolio.
Se espera que Musk actúe como director ejecutivo hasta que elija un nuevo líder; mientras tanto, ya comenzó a aceptar su nuevo rol con la grandilocuencia que los caracteriza. El miércoles pasado visitó la oficina de Twitter en San Francisco para reunirse con el personal. En su cuenta de Twitter, Musk publicó un video donde se le ve cargando un lavabo y lo acompañó el mensaje "deja que se hunda” y cambió su perfil en la red social con el título de “jefe Twitter”.
También les dijo a algunos empleados que no tenía la intención de eliminar 75 por ciento de los puestos de trabajo, desestimando un informe anterior del Washington Post, según una persona cercana a la situación.
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En el plan original, Musk acordó en abril comprar Twitter por 54.20 dólares por acción; sin embargo, meses más tarde demandó a la empresa con sede en San Francisco para que retirarse del trato, alegando que la empresa engañó a los inversionistas y reguladores sobre el número de cuentas cuentas falsas y fallos de ciberseguridad. La plataforma respondió y contrademandó en un intento de obligar a Musk a cerrar la adquisición, lo que provocó una batalla legal tensa.
Apenas unas semanas antes de que los dos se enfrentaran en un tribunal de Delaware por el asunto, Musk anunció que estaba dispuesto a comprar la compañía al precio acordado originalmente si se desistía de la acción legal. Twitter se resistió a una resolución inmediata y el tribunal ordenó a las partes que encontraran la manera de cerrar el trato antes del 28 de octubre o enfrentar un juicio en noviembre.
En una carta publicada ayer, Musk dijo que no quiere que Twitter se convierta en un “paisaje infernal sin límites”, en un repentino intento de tranquilizar a los anunciantes después de que el multimillonario sugirió antes que quería que la plataforma de redes sociales dependiera menos del dinero de la publicidad.
“Obviamente, Twitter no puede convertirse en un paisaje infernal sin límites donde se pueda decir cualquier cosa sin consecuencias”, escribió”.
En diversas ocasiones, Musk dijo que la adquisición de la compañía se debía al deseo de restaurar la libertad de expresión en Twitter, algo que provocó la preocupación de los anunciantes por la posibilidad de que la plataforma deje de ser un lugar seguro para las marcas si se convierte en el hogar de la toxicidad y el maltrato.
En la carta buscó tranquilizar a los anunciantes, que representan la mayor parte de los 5 mil millones de dólares de ingresos anuales de Twitter, escribiendo: “Además de adherirse a las leyes del país, nuestra plataforma debe ser cálida y acogedora para todos, donde puedan elegir la experiencia que deseen de acuerdo a sus preferencias, al igual que pueden elegir, por ejemplo, ver películas o jugar a videojuegos con calificación para todas las edades o para adultos”.
Dijo que Twitter “aspira a ser la plataforma publicitaria más respetada del mundo que fortalece su marca y hace crecer su empresa”.
La publicación marca un giro respecto a los comentarios anteriores de Musk sobre el negocio de mercadotecnia. En 2019, dijo en Twitter que “odiaba la publicidad”.
En una de las primeras presentaciones a los posibles inversionistas en el acuerdo, Musk dijo que quería que Twitter dejara de depender tanto de la publicidad, bajando hasta 45 por ciento de los ingresos desde más del 80 por ciento en 2021, de acuerdo con una persona familiarizada con el documento.
Musk ahora tiene que convencer a los anunciantes de que trabajen con una empresa a la que acusó en público de mentir sobre las cuentas falsas y sus prácticas de ciberseguridad.
Musk dijo que compró Twitter para “ayudar a la humanidad”, no para ganar más dinero. Pero también dijo que cree que la publicidad “cuando se hace bien, puede deleitar, entretener e informar”, y agregó que es “esencial mostrar a los usuarios de Twitter publicidad relevante para sus necesidades”.