Una plaza digital

FT MERCADOS

Elon Musk quiere hacer de Twitter un lugar para debatir nuestros desacuerdos.

Elon Musk, el hombre más rico del mundo y fundador de Tesla y SpaceX. Foto: (AFP)
Stephen Bush
Ciudad de México /

Hay dos respuestas a la afirmación de Elon Musk de porque compró Twitter “para ayudar a la humanidad” y no para ganar dinero. La primera es el cinismo: nunca nadie se ha convertido en el hombre más rico del mundo por anteponer la búsqueda de sus ideales sobre su visión para las ventajas comerciales, y a la hora de la verdad, Musk va a dirigir Twitter como una empresa con fines de lucro en primer lugar y como un bien social después

Pero la otra respuesta, y creo que más útil, es pensar en las formas en que Elon Musk tiene razón. Sin duda tiene razón al argumentar que un pilar esencial de la civilización es la capacidad de resolver las disputas sin violencia, ya sean discusiones sobre la propiedad, los derechos laborales o cualquier otra disputa política que se quiera nombrar. Musk también tiene razón al afirmar que, con el tiempo, el número de espacios comunes en los que se pueden resolver esos desacuerdos se redujeron. Por eso es vital la creación de al menos una “plaza pública digital” en la que puedan ventilarse. 

Nunca ha sido tan fácil dividirnos en comunidades, no en función de la geografía o la cercanía, sino de los intereses. 

El mayor problema para cualquiera que quiera crear un foro común para los debates es que el libre intercambio de ideas se basa en última instancia en la capacidad de conseguir que la gente deje de hablar. No se puede mantener un debate sobre el futuro de las telecomunicaciones si la gente sigue discutiendo sobre agricultura en la misma sala. 

Y eso es lo que ocurre con las plazas públicas: sí, pueden albergar discusiones y debates políticos, pero también son lugares en los que la gente quiere celebrar que el Arsenal ganó la FA Cup o chismear sobre el último episodio de The Young and the Restless. 

A pesar del relato nunca ha habido un derecho de acceso sin restricciones a las “plazas públicas”: a menudo han sido el lugar de una represión y un control excesivos. Pero un cierto grado de administración siempre ha sido vital para su funcionamiento. Lo que no está claro es si se puede encontrar alguna alquimia que permita el funcionamiento efectivo de las plazas púbicas digitales sin destruir la capacidad de las sociedades para resolver pacíficamente las disputas. Esperemos que si Musk no ha encontrado la manera de hacerlo, alguien lo haga pronto.


srgs

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