¿Empresas de EU creen en el Milagro de Texas?

Una lista de gigantes corporativos con sede en California ha sido atraída por el enfoque de no intervención que maneja el estado de la estrella solitaria

Tesla es una de las 300 empresas que se movieron a este estado. Foto: Eduardo Muñoz.
Myles McCormick
Houston /

El estado de la Estrella Solitaria atrae a cientos de empresas con su enfoque de impuestos bajos y poco estricto, pero las tensiones empiezan a notarse

El acento texano resonó en las ondas desde San Diego hasta Sacramento: “He oído que crear un negocio en California es casi imposible. Soy el gobernador de Texas, Rick Perry, y tengo un mensaje para las empresas de California: vengan a conocer Texas”.

Transmitido en febrero de 2013, el anuncio radiofónico fue la maniobra más audaz de Perry en una campaña para atraer empresas de la costa oeste a Texas. Aunque Jerry Brown, el homólogo californiano de Perry, lo descartó como “apenas un pedo”, al año siguiente el grupo automotriz Toyota anunció que iba a trasladar su sede estadunidense de Torrance, California, a Plano, Texas.

“Ese fue uno de esos momentos decisivos en los que decimos: esto ha funcionado”, le dice Perry al Financial Times. “Se trata de una entidad de renombre mundialmente conocida que se muda de California a Texas”.

Desde entonces, una lista de gigantes corporativos con sede en California siguieron su ejemplo, atraídos por el enfoque de no intervención del estado de la Estrella Solitaria en materia de impuestos y regulación, entre ellos Charles Schwab, Oracle, HP, Tesla, CBRE y Dropbox. De las aproximadamente 300 empresas que han llegado entre 2015 y abril de este año, más de la mitad provienen de California.

La semana pasada, la plataforma de redes sociales X y el explorador espacial SpaceX se convirtieron en los últimos desertores. Elon Musk, director ejecutivo de ambos grupos, dijo que las leyes de California sobre identidad de género fueron “la gota que derramó el vaso”.

Los recién llegados han ayudado a transformar a Texas en una potencia económica, hogar de más de las mayores compañías estadunidenses que cualquier otro estado. Si fuera un país, Texas tendría la octava economía más grande del mundo, por delante de Italia, Canadá y Rusia. Greg Abbott, quien sucedió a Perry como gobernador en 2015, llama al estado “el gigante económico de Estados Unidos”.

Enfrentar a los dos estados más grandes de EU, el estado demócrata de California y el estado republicano de Texas, también refleja el debate nacional sobre la política económica, un contraste que probablemente se acentuará ahora que la exsenadora de California, Kamala Harris, es la probable candidata demócrata a la presidencia.

Texas ahora lleva la lucha a otros dos estados dominados por los demócratas: Nueva York, sede del centro financiero del país, y Delaware, donde gran parte de las empresas estadunidenses están constituidas legalmente.

En junio se inauguró una bolsa de valores nacional con sede en Dallas con el objetivo de desafiar la primacía de la Bolsa de Nueva York y el Nasdaq, mientras que los tribunales comerciales especializados que se inauguraron en septiembre tienen como objetivo convencer a las empresas para que se constituyan en Texas en lugar de Delaware, como lo hizo Tesla recientemente.

3.0 por ciento El crecimiento anual promedio de la economía de Texas durante los últimos 10 años, en comparación con alrededor del 2.3 por ciento para EU en su conjunto

“El impulso económico de Texas es imparable”, dice Glenn Hamer, director de la Texas Association of Business. “Y como decimos en Texas: no es presumir si es verdad”.

Todo esto es parte de un esfuerzo por darle un nuevo impulso al llamado milagro de Texas que ha transformado el estado en los últimos años. En los últimos 10 años su economía creció en un promedio del 3 por ciento anual, en comparación con alrededor del 2.3 por ciento de EU en su conjunto.

El auge se desaceleró últimamente, pero el crecimiento sigue superando el promedio nacional. Durante el primer trimestre se ubicó en el 2.5 por ciento, en comparación con una cifra nacional del 1.4 por ciento. Pia Orrenius, economista de la Reserva Federal de Dallas, dice que el estado está “regresando a la tierra”, pero espera que siga creciendo más rápido que el país.

Pero el atractivo del Estado de la Estrella Solitaria ya no es el que era. La infraestructura de Texas empieza a crujir bajo el peso de los recién llegados, mientras que la inflación erosiona parte del atractivo de bajo costo del estado y presiona a los locales, muchos de los cuales no sienten los beneficios del aumento de los empleos de alto nivel.

Luego está la política. Los críticos dicen que el anticuado discurso republicano de menos regulaciones e impuestos ha dado paso a una postura cada vez más intolerante en los llamados temas progres, reflejando el cambio del partido a nivel nacional bajo el expresidente Donald Trump. Los ejecutivos que se pronuncian sobre estos temas a veces reciben la reprimenda de los legisladores.

“Si parte de esta ingeniería social de extrema derecha de MAGA continúa por parte del gobernador y sus compinches de MAGA en la legislatura, vamos a tener un problema”, dice Sylvia García, una congresista demócrata que representa a Houston. “Algunas de esas empresas del Fortune 500 que tienen su sede aquí en Texas se van a ir”.

Texas hace alarde de una imagen propia de independencia y libertad sin restricciones, un lugar donde la gente hace su propia suerte y el gobierno se mantiene al margen.

“La roca sólida sobre la que Texas construyó sus cimientos económicos fue: no gravar en exceso, no regular demasiado, no litigar en exceso y tener una mano de obra capacitada”, dice Perry, el exgobernador. “Esa es la base, y luego la ampliamos”.

Durante sus 14 años en el cargo, Perry bajó los impuestos, redujo la burocracia y reformó el sistema legal del estado para reducir las demandas frívolas. También estableció una serie de programas de incentivos empresariales.

“Confiaba en que si podíamos lograr que la gente viniera al estado de Texas, podrían entender que somos más que simples vaqueros y grandes espacios abiertos y bombas petroleras subiendo y bajando”.

Texas sigue siendo el mayor productor de gas y petróleo de Estados Unidos, pero ahora también es el primer estado en energía eólica y el segundo en energía solar y semiconductores. Houston, que alguna vez fue sinónimo de petróleo, se ha convertido en un floreciente centro de tecnologías limpias.

Con Abbott, el estado busca reforzar su reputación como meca empresarial que no se entromete innecesariamente en los asuntos comerciales. El año pasado, promulgó la mayor reducción de impuestos a la propiedad en la historia del estado.

“En Texas, reducimos la burocracia y protegemos a la industria de duras restricciones que destruyen empleos y regulaciones innecesarias que pueden agobiar a los innovadores en otros lugares”, dice Abbott.

La creación de tribunales comerciales especializados, supervisados por una nueva corte de apelaciones, marca otra reestructuración significativa del sistema judicial estatal. “Esto es parte de una tendencia de querer que el estado esté más orientado al crecimiento”, dice Scott Brister, ex juez de la Suprema Corte de Texas que ha sido nombrado presidente del nuevo tribunal de apelaciones.

En última instancia, los funcionarios esperan que ayude a convencer a las empresas de que el sistema judicial de Texas está tan bien equipado para manejar casos legales complejos como el tribunal de cancillería en Delaware, de bajos impuestos y lugar donde se encuentran alrededor del 70 por ciento de las empresas Fortune 500.

“Creo que los tribunales de negocios básicamente añaden un elemento que faltaba”, dice Byron Egan, socio del bufete de abogados Jackson Walker y miembro veterano del colegio de abogados de Texas. “La expectativa es que a medida que Texas sea plenamente reconocido como un mejor lugar para residir y hacer negocios, se verá cómo más personas deciden tener su domicilio aquí”.

Si los tribunales de negocios esperan atraer incorporaciones al estado, la TXSE -que se espera que comience a cotizar el próximo año- tiene el objetivo de atraer capital. Ya consiguió inversiones de BlackRock y Citadel.

Su argumento es ofrecer “más estabilidad y previsibilidad en torno a los estándares de salida a bolsa y los costos asociados” que las dominantes NYSE y Nasdaq. Su objetivo es acaparar cotizaciones entre los más de 5 mil grupos respaldados por capital de riesgo en el estado y sus alrededores que se preparan para salir a bolsa y atrapar a algunos de los 1,500 en la región que ya cotizan en bolsa.

Una menor interferencia es un argumento de venta para ambos, tanto si trata de los tribunales, que buscan sacar provecho de la ira por la percepción de extralimitación judicial en Delaware o que la bolsa busque atraer a compañías molestas por las polémicas cuotas de diversidad del Nasdaq.

Si tiene éxito, la bolsa de valores ayudará a aumentar el atractivo de Dallas, el segundo centro financiero más grande de Estados Unidos, mientras compite por atraer negocios desde Nueva York. La ciudad ya atrajo a un gran número de profesionales financieros, cuyo número ha crecido casi un 50 por ciento desde los niveles anteriores a la pandemia, de acuerdo con Ray Perryman, un destacado economista de Texas.

“La ciudad de Nueva York seguirá siendo considerada la capital del sector financiero por el momento”, dice Perryman. “Sin embargo, a menos que algo cambie significativamente, la brecha entre la ciudad de Nueva York y Dallas seguirá disminuyendo y, eventualmente, desaparecerá”.

Pero el impresionante crecimiento del número de empleos y del PIB oculta un lado más oscuro del auge de Texas, argumentan los demócratas, quienes dicen que el enfoque de no intervención y bajos impuestos del estado dejó olvidados a muchos locales.

“La sede corporativa promedio en el centro de la ciudad y muchas de sus cámaras dirán que es un auge. Pero es un fracaso cuando se trata de capital humano”, dice García. “El crecimiento se produjo a costa de los trabajadores con bajos salarios”.

En marcado contraste con sus lugares en el podio corporativo, Texas se ubica entre los 10 estados con peores resultados educativos de EU, tiene la proporción más alta de personas sin seguro médico y se encuentra entre las tasas más altas de pobreza infantil, alrededor del 20 por ciento.

“Eso es uno de cada cinco niños en este estado que vive en la pobreza”, dice García. “¿Y queremos presumir de que somos un gran estado para los negocios?”.

20 por ciento la tasa de pobreza infantil en Texas, ubicándose entre las más altas de EU

Para muchos texanos, el malestar se profundizó como resultado de la llegada de empresas y empleados. Austin, la capital del estado, se transformó de ser una ciudad hippie de tamaño medio a un centro tecnológico. Pero su población creció en casi la mitad entre 2000 y 2020, su infraestructura tiene dificultades para hacer frente a la situación y los costos cada vez más altos dejaron fuera a algunos lugareños.

Algunas compañías se mudan fuera de Texas. Oracle, el gigante de tecnología, uno de los mayores premios del estado cuando se mudó de Silicon Valley en 2021, ahora planea hacer de Nashville, Tennessee, su sede global. Aunque el cofundador Larry Ellison dijo que esto es para estar más cerca de sus clientes de atención de salud, el alto perfil de su deserción plantea dudas sobre si Texas empieza a perder su ventaja competitiva.

“Ya no vale la pena exprimir el jugo”, dice Joah Spearman, un emprendedor del sector de tecnología que dejó Austin en agosto pasado para ir a Sacramento después de 14 años en la ciudad. “El jugo de Austin solía ser esa energía vibrante, creativa y culturalmente rica”.
Pero ahora, dice, una combinación de políticas estatales populistas y aumentos desenfrenados de costos “crea esta situación en la que la gente dice: ‘Hombre, muchas de las cosas que me gustan de Austin se pueden encontrar en otros lugares’”.

También hay dudas sobre la sostenibilidad del crecimiento demográfico. El mes pasado, Ercot, el operador de la red eléctrica estatal, sugirió que la demanda de electricidad de Texas podría duplicarse para 2030, a medida que los centros de datos que se utilizan para inteligencia artificial aumenten el consumo.

Un senador estatal republicano se preguntó en voz alta si Texas debería considerar bloquear la llegada de nuevas empresas con alto consumo de electricidad. Por otra parte, las disputas políticas permitieron que un programa de incentivos económicos de 20 años expirara a finales de 2022, para consternación de la comunidad empresarial. Seis meses después se aprobó una legislación en sustitución.

La recepción más fría hacia las empresas ha frustrado a algunos republicanos locales, a quienes les preocupa que el estado se esté alejando del espíritu que lo convirtió en un imán para las reubicaciones.

“Los republicanos de Texas no son, en mi opinión, tan a favor de las empresas como lo han sido en las últimas décadas”, señala un antiguo agente republicano en el estado. “Aunque sigo pensando que es una opinión minoritaria, me preocupa”.

La inclinación socialmente cada vez más conservadora de Texas también ha aumentado las tensiones con las empresas, ya que los políticos moderados han sido desplazados en favor de candidatos más populistas y a favor de Trump.

El estado prohibió el aborto en casi todos los casos en 2022 y también adoptó una línea conservadora en cuestiones LGBT, intentando prohibir algunos espectáculos de drags y poniendo restricciones a los atletas transgénero. Las 141 proyectos de ley relacionados con el colectivo LGBT introducidos en el estado representan una quinta parte del total de proyectos de este tipo en Estados Unidos el año pasado, según la ONG Human Rights Campaign.

En los casos en que las empresas se han pronunciado, a menudo se han topado con duras críticas por parte de los líderes políticos del estado. “No se metan en cosas de las que no tienen ni idea”, le espetó el vicegobernador Dan Patrick a American Airlines en medio de una disputa sobre las nuevas reglas de votación en 2021. “No digan, por un lado, ‘Gracias Texas’ mientras por otro nos dan una bofetada. No lo vamos a aguantar más”.

Los críticos dicen que este enfoque más beligerante representa un alejamiento de la actitud de no intervención sobre la cual el Estado construyó su atractivo empresarial.

“Básicamente, dijeron a la comunidad empresarial que se alejara de la conversación sobre cuestiones sociales”, dice Steven Pedigo, director del Laboratorio Urbano LBJ de la Universidad de Texas en Austin y experto en desarrollo económico urbano.
“No se parece en nada a Texas, y a lo que ha sido el mensaje sobre el desarrollo económico en Texas durante mucho tiempo: hemos sido laissez faire, libertarios, vengan a iniciar su negocio, vengan a invertir, hagan lo que quieran hacer”, dijo. añade. “Y creo que ese mensaje se está bloqueando”.

Sin miedo a hacer alarde de su peso económico, el estado introdujo una serie de listas negras de inversoresprogres” con los que no hará negocios si se percibe que boicotean industrias como los combustibles fósiles o las armas de fuego.

BlackRock, el gigantesco gestor de activos, se encuentra en la mira del estado. Después que quedó incluido en una lista de gestores de activos que supuestamente habían boicoteado la industria del gas y el petróleo, un fondo estatal retiró 8 mil 500 millones de dólares en activos en marzo. El administrador del fondo negó haber discriminado a las empresas de combustibles fósiles y dijo que la medida “anteponía la política a corto plazo a las responsabilidades fiduciarias a largo plazo”.

Perry admite que hay “un poco más de fricción…con el liderazgo actual en el estado de Texas y la comunidad empresarial”.

“Creo que esto se debe a que la comunidad empresarial llegó y ha tratado de imponer algunas cosas en Texas”, añade. “Pero no se confunda, señor director ejecutivo. Esto no es Nueva York, esto no es California, esto es Texas…y si quieres hacer negocios aquí, estos son nuestros parámetros”.

Abbott descarta las preocupaciones de que la fricción pueda socavar el atractivo empresarial del estado y señala que las llegadas continúan. La población de Texas alcanzó los 30.5 millones de habitantes el año pasado, alrededor de 10 millones más que en el año 2000.

“La gente y las empresas muestran su aprobación o desaprobación”, dice Abbott. “Y continuamente eligen mudarse a Texas más que a cualquier otro estado”.
Financial Times Limited. Declaimer 2021

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