Estados Unidos está decidido a rehacer el mundo que creó

Opinión. Algunos retos a enfrentar son la aceleración de la crisis climática y el impacto que tiene la desigualdad en la democracia

Janet Yellen, secretaria del Tesoro, y Jake Sullivan, asesor de Seguridad de EU. Kevin Dietsch/AFP y Alex Brandon/AP
Martin Wolf
Londres /

Cuando Estados Unidos habla, el mundo escucha. Al fin y al cabo, es la potencia más influyente. Esto no solo se debe a su tamaño y riqueza, también a la fuerza de sus alianzas y a su papel central en la creación de las instituciones y principios del orden actual. Desempeñó un papel decisivo en la creación de las instituciones de Bretton Woods, el Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio y la Organización Mundial del Comercio. Promovió ocho rondas sucesivas de negociaciones comerciales multilaterales. Ganó la Guerra Fría contra la Unión Soviética. Y desde principios de la década de 1980 impulsó una profunda apertura de la economía mundial, dando la bienvenida a China a la OMC en 2001. Nos guste o no, todos vivimos en el mundo que EU construyó.

Ahora, sufriendo el remordimiento del comprador, EU decidió rehacerlo. Janet Yellen, secretaria del Tesoro, esbozó los aspectos económicos de la nueva visión nacional el 20 de abril. Siete días después, Jake Sullivan, asesor de seguridad de Joe Biden, pronunció un discurso aún más amplio, aunque complementario, sobre la “renovación del liderazgo económico estadunidense”. Representó un repudio a la política anterior. Se puede considerar como un regreso al intervencionismo de Alexander Hamilton; sin embargo, esta vez, la agenda no es para un país en formación, sino para la potencia dominante del mundo.

¿Qué dijo Sullivan? ¿Y qué significa para EU y el mundo?

El punto de partida es interno. Así, una “economía global cambiante abandonó a muchos trabajadores estadunidenses y a sus comunidades. Una crisis financiera sacudió a la clase media. Una pandemia expuso la fragilidad de nuestras cadenas de suministro. Un clima cambiante amenazó vidas y medios de subsistencia. La invasión de Rusia a Ucrania subrayó el riesgo del exceso de dependencia”. En términos más concretos, la administración se enfrenta a cuatro grandes retos: que se vacíe la base industrial, el ascenso de un competidor geopolítico y de seguridad, la aceleración de la crisis climática y el impacto de la creciente desigualdad en la propia democracia.

En una frase clave, la respuesta debe ser “una política exterior para la clase media”. Entonces, ¿qué significa esto?

En primer lugar, una “estrategia industrial estadunidense moderna”, que apoye sectores “fundamentales para el crecimiento económico” y “estratégicos desde el punto de vista de la seguridad nacional”. Segundo, la cooperación “con nuestros socios para asegurarnos de que ellos también desarrollan sus capacidades, su resiliencia y su carácter inclusivo”. Tercero, “ir más allá de los acuerdos comerciales tradicionales hacia nuevas asociaciones económicas internacionales innovadoras enfocadas en los principales desafíos de nuestro tiempo”.

Cuarto, “movilizar billones (de dólares) de inversión hacia las economías emergentes”. Quinto, un plan para proteger “las tecnologías fundacionales con un patio pequeño y una cerca alta”. Se trata, insiste Sullivan, de “medidas a la medida”, no de un “bloqueo tecnológico”.

Se trata de un cambio fundamental en los objetivos y los medios de la política económica de Estados Unidos, pero tanto la profundidad como la durabilidad de estos cambios dependen de hasta qué punto reflejen un nuevo consenso estadunidense. En concreto, será difícil distinguir las tecnologías comerciales de las que tienen implicaciones para la seguridad. También distinguir entre amigos y enemigos de EU, como demuestran las reacciones mundiales a la invasión a Ucrania. Y no menos importante, convencer a China de que esto no es el comienzo de una guerra económica contra ella.

El nuevo enfoque solo funcionará si conduce a un mundo más próspero, pacífico y estable. Si lleva a un mundo fracturado, a un fallo ambiental o a un conflicto abierto, fracasará en sus propios términos. Sus autores deben tener cuidado al calibrar la ejecución de su nueva estrategia. Puede tener un efecto contraproducente.

Financial Times Limited. Declaimer 2021


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